R
raul28
Novat@
Sin verificar
La sociedad no valora las cosas, sino que solo se fija en el binomio precio-función. A la gente le da igual comprar tomates o cerezas de fuera de España si escatiman 20 céntimos. O les da igual que el reloj sea una obra de ingeniería si el **XX también da la hora y es más barato. Les importa nada y menos si los muebles son de marquetería o de buena madera. Les da lo mismo si el trabajo es hecho a mano o por una máquina. Todo eso da igual a los ojos de los demás.
Y por supuesto, todo lo que implique pagar más por el valor añadido de esos productos es descabellado (para ellos).
El precio del reloj, para mí, tiene 2 factores: primero la cadena de producción (diseño del reloj, patentes, fabricación de componentes o importación, ensamblaje y montaje, venta al distribuidor, márgenes del distribuidor, garantías y demás servicios) y segundo la exclusividad (está claro que hay marcas que buscan la exclusividad no a base de innovaciones técnicas sino solo a base de nuevos diseños y precios prohibitivos). A partir de ahí, yo compro el reloj si creo que tiene un precio ajustado a lo que conlleva.
Ahora bien, siempre está el factor irracional. ¿Quién puede determinar el precio de una moneda del siglo IV a.C.? El mercado. Y el mercado es completamente impredecible. Es ajeno en muchas ocasiones a la rareza y a otras causas objetivas. Hay monedas únicas vendidas por 1000 euros y otras simplemente raras por 40000.
La conclusión: que precio y valor no son equivalentes. Que hay que valorar no solo nuestra economía sino los intangibles que obtenemos y a quiénes queremos enriquecer. Y que la calidad se paga por quienes la buscan y aprecian, que somos minoría.
Y por supuesto, todo lo que implique pagar más por el valor añadido de esos productos es descabellado (para ellos).
El precio del reloj, para mí, tiene 2 factores: primero la cadena de producción (diseño del reloj, patentes, fabricación de componentes o importación, ensamblaje y montaje, venta al distribuidor, márgenes del distribuidor, garantías y demás servicios) y segundo la exclusividad (está claro que hay marcas que buscan la exclusividad no a base de innovaciones técnicas sino solo a base de nuevos diseños y precios prohibitivos). A partir de ahí, yo compro el reloj si creo que tiene un precio ajustado a lo que conlleva.
Ahora bien, siempre está el factor irracional. ¿Quién puede determinar el precio de una moneda del siglo IV a.C.? El mercado. Y el mercado es completamente impredecible. Es ajeno en muchas ocasiones a la rareza y a otras causas objetivas. Hay monedas únicas vendidas por 1000 euros y otras simplemente raras por 40000.
La conclusión: que precio y valor no son equivalentes. Que hay que valorar no solo nuestra economía sino los intangibles que obtenemos y a quiénes queremos enriquecer. Y que la calidad se paga por quienes la buscan y aprecian, que somos minoría.