vfr800
Forer@ Senior
Sin verificar
Thedrako… Hola…
Vamos a ver si con una analogía puedo explicar mejor como veo yo a lo que se suele llamar “alta relojería”.
Imagina que Mercedes Benz, BMW, Jaguar y otras empresas se hubieran ido a la quiebra y sus marcas hubieran sido adquiridas por “holdings” de lujo que tanto fabrican un bolso de cuero de cocodrilo, un reloj de alta gama o una lapicera fashion.
Imagina que esos holdings, para captar la clientela de lujo, se pusieran a fabricar autos con tecnología del pasado.
Vamos, por poner unos ejemplos…
Que en lugar de alimentar los cilindros con sistemas de inyección lo hicieran con los venerables carburadores, que emplearan una distribución por platinos en vez de la actualmente extendida distribución y encendido electrónicos, que sustituyeran los actuales frenos de disco con ABS y le pusieran frenos de tambor, que en lugar de suspensiones inteligentes le pusieran amortiguadores de fricción y así con el resto del auto.
Y que a esos carburadores, a esa distribución, a esos frenos de tambor y a esos amortiguadores de fricción los hicieran con materiales preciosos, con unos acabados de la p..a madre y que te pudieras afeitar usando como espejo los tambores de esos frenos antigualla.
Por supuesto, para venderlos llamarían a esos autos del pasado, recreados en el presente, “alto automovilismo”.
¿Tendrían clientes?
Seguro que los tendrían.
Esos clientes adinerados pagarían con gusto fortunas por las ediciones limitadas de esos autos modernos hechos con la ingeniería del pasado y los comprarían para distinguirse del resto de los pobres mortales que conduciríamos automóviles como los que hoy andan por las calles de nuestras ciudades.
Pero me parece que llamar a esas “joyas sobre ruedas” con el apelativo de “alto automovilismo” sería un despropósito porque de “automovilismo” tendrían muy poco y sólo serían unos vehículos modernos con soluciones técnicas anticuadas pero, eso sí, con unos acabados formidables.
De parecida manera, los tourbillones, las sonerías, el sol y la luna, los calendarios ultrasuperperpetuos y demás complicaciones de muchísimos productos llamados “alta relojería”, aunque sean indiscutiblemente una joya en cuando a sus materiales y sus acabados, “atrasan” indudablemente y los “holdings” que hoy los fabrican traicionan sin asco el espíritu de los fundadores de las marcas originales quienes ganaron su prestigio con una innovación constante, buscando relojes cada vez más precisos y más duraderos, en lugar de “quedarse” usando tecnología del pasado pero refinando los materiales y las terminaciones.
Volviendo a la analogía de de los autos, aclaro que tampoco me gustan los autos con demasiadas innovaciones mecánicas y refinada electrónica porque eso sólo sirve en los países industrializados y con sistemas de transporte eficaces que permitan solucionar los eventuales problemas con eficiencia.
Por poner un ejemplo, si a un auto de hoy se le quema el módulo de encendido (no hablemos de la computadora que controla todo) y estás en medio de la Patagonia, de la selva de Amazonia o de cualquier meseta del Asia Central, lo más probable es que te quedes “tirado” durante días hasta que consigas que alguien te haga llegar los repuestos necesarios y, si la cosa es compleja, un mecánico que los pueda instalar correctamente.
Y eso pasa con los relojes mecánicos superinnovadores que hoy se fabrican a los que en muchas ocasiones hay que enviarlos a la fábrica para que puedan repararlos y que, además, tienen innovaciones cuya utilidad es más que dudosa como los “mikrotimer” y “mikrogirder” de TAG-Heuer cuya trotadoras corren (de una manera completamente inútil, por cierto) mucho más rápido que la trotadora de cualquier cronógrafo, pero cuyo “talón de Aquiles” en cuanto a precisión es que no hay (hoy por hoy) ser humano que pueda apretar los pulsadores con la rapidez y precisión necesaria para aprovechar esas “trotadoras” que “vuelan” en el dial de esos relojes.
Este tipo de relojes son, en realidad, el equivalente en relojería de los “Concept Car” y deberían llamarse “Concept Watch”, ya que su utilidad es la misma que la de un Tourbillón o una Sonería en un reloj actual.
Es por todo esto que la verdadera relojería, al servicio de miles de millones de usuarios en todo el mundo, corre por caminos que tienen muy poco que ver con esa joyería llamada “alta relojería”, al alcance de unos pocos.
Un saludo
Jorge Aldao
pues yo aun pecando quizas de ignorante en estos lindes,no puedo estar mas de acuerdo con el compañero.