A mí me ocurrió algo con mi Seiko MM300. Lo compré de segunda mano en el FCV, el reloj tenía un año y estaba en muy buen estado, salvo una de las asas (la de la parte de la corona), que estaba bastante arañada en su parte pulida a espejo y tenía un rayón considerable en ese lado. Estaba encantado con el reloj, pero me chirriaban un poco esos arañazos, así que un día se lo comenté a mi relojero y me dijo que eso se podía pulir sin problema, que trabajaba con un buen pulidor y como no eran muy profundos incluso se podía hacer sin desmontarlo. Lo cual era bueno, ya que hay que abrirlo por arriba y mi relojero no se atrevía porque si se dañaba alguna pieza es complicado conseguir recambios de manera oficial, ya que es un reloj que hasta este mes no se comercializaba oficialmente en España. Así que se lo dejé.
Después de casi un mes me llama para decirme que ya lo tiene, pero no quedó del todo bien. Mi versión del reloj , la 017, lleva un recubrimiento de DiaShield, que lo hace más resistente a los arañazos y le da un color un poco mate al acero. El caso es que al pulirlo se le fue ese recubrimiento, cosa que me da un poco igual, los arañazos tambien se eliminaron, pero, al pulirlo sin desmontarlo, el pulidor no pudo llegar bien a la zona de la corona, para no dañarla, con lo que quedó un "manchurrón" más oscuro del DiaShield en ese lado de la caja. A lo que hay que añadir que con el pulido se le suavizaron un poco los cantos de las distintas superficies del acabado de la caja. Aunque tanto el manchurrón como, sobre todo, el "suavizado" de la caja, apenas se notan a simple vista, y la mancha no sale en las fotos, pero todo está ahí. Hay que decir también que ni yo pensé en decirle al relojero lo del recubrimiento, ni él tampoco lo sabía.
No os podéis imaginar el disgusto que tuve cuando me entregaron el reloj, estaba, más que cabreado, triste y decepcionado, así que pagué (45€) y me fui. Me ha costado mucho aceptar el estado de mi reloj, aunque ahora lo disfruto como el que más, ya que la mancha casi no se ve, y el suavizado de las aristas hay que observarlo muy de cerca y tocarlo para darse cuenta. Pero lo peor de todo es que, analizándolo bien, hubiese preferido dejarlo como estaba, con esos arañazos a los que, al fin y al cabo, ya me había acostumbrado, y hubiese mantenido el reloj en un estado más original.
En fin, decisiones que tomamos y apuestas que a veces salen bien y otras no.