No creo que los tiros vayan por ahí (o no sólo por ahí). Es, más bien, el reflejo de una época.
Como decía antes, para cuando Mercedes puso en el mercado el 190 ya era una marca con prestigio histórico, pero no se le ocurrió "disparatar" los precios (Rolls-Royce, por ir a lo más alto, tampoco lo hacía); lo mismo podemos decir de otras empresas que hoy se han volcado en el lujo, como Mont Blanc o Rolex. Yo creo que, más bien, es el resultado de una asimetría entre "predador y presa". Utilizaré una analogía:
Hasta el S XIX, hubo un cierto equilibrio entre los nativos americanos y la población de búfalos: los indios los cazaban con arcos, flechas y lanzas, lo que no es especialmente efectivo y, debido al carácter nómada de sus cazadores, tampoco estaban interesados en sobre-explotarlos, porque tampoco podrían cargar con el excedente. Pero llega el hombre blanco y sus armas largas: la presa, el búfalo, sigue siendo tan búfalo antes como después; tiene, a este respecto, muy poca capacidad de adaptación, pero su cazador cuenta con medios mucho más efectivos para darles caza. Resultado: búfalos que caen como moscas hasta el punto de quedar prácticamente extinguidos (más o menos la misma comparación podría haber hecho con las ballenas y la introducción del arpón explosivo).
Por lo que a nosotros respecta, esa relación "cazador-presa" es la que se da entre "publicidad-comprador". Llega un momento, que arranca, precisamente, hacia los años cincuenta, en que las armas del predador comienzan a dar un salto cualitativo en eficiencia (es la época de "Mad Men"); no sólo hablo de los "anuncios" sino del marketing en general (publicidad, sí, pero también análisis de mercados, efectos de la segmentación, psicología del comprador, etc.). En esa transición, que comenzando en los años 50, alcanza su plenitud a partir de los años 80-90, nosotros somos "los búfalos": la gente es gente, más o menos hoy como hace cien años, pero el vendedor pasa de cazar con arcos y flechas a cazar con fusiles de largo alcance y, si me apuras, hasta con ametralladoras. Por así decirlo, hoy el vendedor es mucho más "listo" que nosotros, los compradores, y ha aprendido a sacar partido de ello.
Así, por ejemplo, el grupo Richemont, o Rolex, o Swatch, hacen más o menos lo que tú dices: han aprendido a utilizar (y modelar) el prestigio de sus marcas para aumentar precios, parece que sin techo a la vista; pero no es necesario hacerlo así, sólo posiblemente más sencillo. Ya estamos viendo ejemplos, como el de Eight & Bob (una marca de perfumes de caballero a la que no le está yendo nada mal y que, si no estoy equivocado, es de origen español) que, directamente, se sacan un pasado y un prestigio de marca completamente de la chistera ¡y les funciona! o, sin llegar a tal extremo, dentro del mundo de la relojería, tenemos el ejemplo de Panerai, que ha sabido construirse una imagen de marca cuya relación con su historia real está cogida con alfileres, o ayer o anteayer, que leí en otro hilo de este foro a alguien al que Hamilton le parecía una marca de más prestigio que Longines, cuando la actual segmentación de marcas del grupo Swatch es algo que viene apenas de una década atrás...
¿Estas dinámicas han llegado para quedarse, o nosotros, como consumidores, aprenderemos a reaccionar para no ser "sobreexplotados" como los búfalos? La verdad es que no lo se, pero no soy demasiado optimista.