Yo llegué a juntar más de 60 relojes. Y a plantearme si no se me habría ido la pinza..
Lo que hizo saltar la liebre no fue el número de piezas en mi haber. Al igual que lo que cuentas, miraba mis cajas llenas de buenos relojes, pero no sentía absolutamente nada. Cómo echaba de menos aquellos primeros tiempos en los que la llegada de cada reloj - con cuenta gotas - me provocaba cosquillas en la tripa.
Cuando solo hallas satisfacción en el fugaz instante de la compra, para ver como todo el interés se desvanece a los pocos días.. ufff.. mala cosa.
Por otro lado, la gente de mi entorno cercano empezaba a mirarme con cara de "no se te habrá ido la olla?", "cómo puede ser que no estés satisfecho con la colección que tienes?"
Así que, como terapia de choque, tomé la decisión de deshacerme de la mayoría de mis relojes. Tan solo conservé los familiares y alguno más de especial recuerdo para mí.
Decidí darme unos meses de descanso, y me alejé de todo lo relacionado con esta afición.
Ahora, creo que vuelvo a disfrutar de ella.
Estoy comenzando una nueva colección. Sin prisas. Con mesura y reflexión. Y con la gran ventaja de que un buen número de "must have" ya han pasado por mis manos, lo que te hace más pragmático y escéptico con muchos "dogmas de fe".
A mí entender, ello podría denominarse "experiencia".
Ahora, como he dicho con anterioridad, soy más buscador de sensaciones y emociones, que de marcas y modelos. Y os aseguro que la satisfacción que conlleva es enorme.
Creo que en la vida en general, a veces es bueno parase, sentir los pies en el suelo, e iniciar un proceso de renovación. Proceso que comporta el liberarse de lo viejo para abrir los ojos al cambio, a la renovación. Como serpiente que cambia la muda.
Quizás sea eso que muchos llaman evolución.. crecimiento..
Quién sabe..
Un saludo.