pillabichoss
Milpostista
Sin verificar
Esta mañana, a toque de diana, salté de la litera del barracón, si es que se le puede llamar barracón a estas cuatro paredes de chapa y techo de uralita en las que nos cobijan, y corrí hacia los hangares, sabía que el día de hoy sería largo... muy largo... la misión encomendada era alto secreto, y algo me decía que había de ir muy bién preparado si quería volver a ver a mis dos hijas pequeñas, Marta y Teresa, de las que acababa de recibir un correo urgente y que me deseaban la mejor de las suertes en mis próximas misiones, mi esposa firmaba la carta, y la sellaba con lacre de lágrimas.
Tenía muchas deciciones muy importantes que tomar, de las que dependían mis próximas doce horas, y probablemente el resto de mis dias; no podía errar, solo tendría una oportunidad.
Sabía que la coordinación con mi escuadrón, esos 6 muchachos que tantas y tantas veces habían ofrecido sus vidas a cambio de la mia, debía de ser impecable, no cabían desajustes, ni por segundos, debíamos de estar compenetrados hasta en las milésimas, de ello dependía el éxito o el fracaso.
Ya sabía que reloj iba a llevar para esta misión
Empecé con un vuelo de reconocimiento, sobrevolando bajito, muy bajito, evitando ser presa de los radares, Goodyear F4U Corsair
Aterricé para enviar a comandancia los apuntes que había tomado sobre las lineas enemigas, y un pequeño detalle me hizo recapacitar sobre la correa que había puesto en esta ocasión a mi Pam, quizás era demasiado vistosa, así que me puse manos a la obra y
Segunda vuelo asignado, esta vez a una altura intermedia y con otro aparato traído para la ocasión, un P51 Mustang, rápido donde los haya, con una maniobrabilidad comparable a un avión de papel en manos de un adolescente...
Exito total, en hangares me esperaban los compañeros, impacientes de salir en la misión final, la más importante, teníamos que llegar a las líneas enemigas y bombardearlas, aquí nos lo jugábamos el todo por el todo, volví a racapacitar sobre el especto que debía de tener mi reloj si por un mal casual yaciese tendido en el campo de batalla, y pensé que la elección adecuada había sido la primera.
Para esta ocasión, me esperaba la verdadera máquina de devastación, un North American B-25 Mitchell Bomber “Yellow Rose”, una verdadera belleza con un poder aniquilador increible.
Ahora cuento estos recuerdos desde la cantina, con muchas jarras de cerveza en el cuerpo, pero con solo cuatro de mis seis amigos, mis colegas... mis hermanos... dos de ellos estarán siempre en mi corazón, para el alto mando la misión ha sido un éxito total, otra medalla adorna mi medallero, pero la soledad y el recuerdo de los que se han ido me acompaña. Sus nombres han sido grabados a fuego en mi tesoro, mi Pam
Pd: Nota del autor: Cualquier parecido de esta historia con la realidad, es pura casualidad
Un fuerte abrazo.
Tenía muchas deciciones muy importantes que tomar, de las que dependían mis próximas doce horas, y probablemente el resto de mis dias; no podía errar, solo tendría una oportunidad.
Sabía que la coordinación con mi escuadrón, esos 6 muchachos que tantas y tantas veces habían ofrecido sus vidas a cambio de la mia, debía de ser impecable, no cabían desajustes, ni por segundos, debíamos de estar compenetrados hasta en las milésimas, de ello dependía el éxito o el fracaso.
Ya sabía que reloj iba a llevar para esta misión
Empecé con un vuelo de reconocimiento, sobrevolando bajito, muy bajito, evitando ser presa de los radares, Goodyear F4U Corsair
Aterricé para enviar a comandancia los apuntes que había tomado sobre las lineas enemigas, y un pequeño detalle me hizo recapacitar sobre la correa que había puesto en esta ocasión a mi Pam, quizás era demasiado vistosa, así que me puse manos a la obra y
Segunda vuelo asignado, esta vez a una altura intermedia y con otro aparato traído para la ocasión, un P51 Mustang, rápido donde los haya, con una maniobrabilidad comparable a un avión de papel en manos de un adolescente...
Exito total, en hangares me esperaban los compañeros, impacientes de salir en la misión final, la más importante, teníamos que llegar a las líneas enemigas y bombardearlas, aquí nos lo jugábamos el todo por el todo, volví a racapacitar sobre el especto que debía de tener mi reloj si por un mal casual yaciese tendido en el campo de batalla, y pensé que la elección adecuada había sido la primera.
Para esta ocasión, me esperaba la verdadera máquina de devastación, un North American B-25 Mitchell Bomber “Yellow Rose”, una verdadera belleza con un poder aniquilador increible.
Ahora cuento estos recuerdos desde la cantina, con muchas jarras de cerveza en el cuerpo, pero con solo cuatro de mis seis amigos, mis colegas... mis hermanos... dos de ellos estarán siempre en mi corazón, para el alto mando la misión ha sido un éxito total, otra medalla adorna mi medallero, pero la soledad y el recuerdo de los que se han ido me acompaña. Sus nombres han sido grabados a fuego en mi tesoro, mi Pam
Pd: Nota del autor: Cualquier parecido de esta historia con la realidad, es pura casualidad
Un fuerte abrazo.