swiss-made
De la casa
Sin verificar
Hola, amigos.
A lo largo de estos años de afición (se cumplen ya once años desde que me enamorara de la relojería mecánica de pulsera) he vivido diferentes etapas.
En ocasiones me interesé más por las piezas de vestir. En otros momentos, orientaba mi búsqueda hacia relojes deportivos más robustos y, por supuesto, sumergibles. Hubo un época en la que sólo parecía disfrutar si el reloj que compraba era cronógrafo. Etc.
Sin embargo, mi mayor dilema siempre ha sido el eterno debate entre reloj moderno frente a reloj vintage.
Si bien siempre me gustaron muchísimo los relojes de colección históricos (piezas emblemáticas de las décadas 60's y 70's), también es cierto que hay criterios objetivos para decantarse por el reloj actual. Véase, por ejemplo, el hecho de que la relojería ha mejorado sus estándares de calidad en el proceso de fabricación... o que la relojería (en su conjunto) ha evolucionado como ocurre en todos los ámbitos del conocimiento humano.
La cosa es que algunos amigos míos me han desaconsejado en el pasado comprar piezas con cuarenta o cincuenta años de antigüedad por aquello de que son piezas usadas, con marcas de uso de sus anteriores propietarios, con el material luminiscente (cuando lo tienen) degradado por el paso de los años, etc.
Esos comentarios han pesado en mí para que en los últimos años volviera a adquirir relojes contemporáneos.
Dicho esto, he vuelto a las andadas: vuelvo a orientar mi mirada hacia el universo vintage. Y lo cierto es que encuentro en estos relojes una serie de encantos que no me ofrece el reloj moderno. Se trata de lo que unos y otros (actuales y vintages) me transmiten cuando los tengo en la muñeca.
No sé, amigos, no penséis que tengo una opinión definida al respecto. Continúo y mucho me temo que seguiré debatiéndome entre unos y otros.
Tengo, no obstante, verdadero interés en escuchar vuestras opiniones al respecto. Por eso he redactado estas líneas exponiendo el asunto.
Un saludo afectuoso a tod@s.
swiss
A lo largo de estos años de afición (se cumplen ya once años desde que me enamorara de la relojería mecánica de pulsera) he vivido diferentes etapas.
En ocasiones me interesé más por las piezas de vestir. En otros momentos, orientaba mi búsqueda hacia relojes deportivos más robustos y, por supuesto, sumergibles. Hubo un época en la que sólo parecía disfrutar si el reloj que compraba era cronógrafo. Etc.
Sin embargo, mi mayor dilema siempre ha sido el eterno debate entre reloj moderno frente a reloj vintage.
Si bien siempre me gustaron muchísimo los relojes de colección históricos (piezas emblemáticas de las décadas 60's y 70's), también es cierto que hay criterios objetivos para decantarse por el reloj actual. Véase, por ejemplo, el hecho de que la relojería ha mejorado sus estándares de calidad en el proceso de fabricación... o que la relojería (en su conjunto) ha evolucionado como ocurre en todos los ámbitos del conocimiento humano.
La cosa es que algunos amigos míos me han desaconsejado en el pasado comprar piezas con cuarenta o cincuenta años de antigüedad por aquello de que son piezas usadas, con marcas de uso de sus anteriores propietarios, con el material luminiscente (cuando lo tienen) degradado por el paso de los años, etc.
Esos comentarios han pesado en mí para que en los últimos años volviera a adquirir relojes contemporáneos.
Dicho esto, he vuelto a las andadas: vuelvo a orientar mi mirada hacia el universo vintage. Y lo cierto es que encuentro en estos relojes una serie de encantos que no me ofrece el reloj moderno. Se trata de lo que unos y otros (actuales y vintages) me transmiten cuando los tengo en la muñeca.
No sé, amigos, no penséis que tengo una opinión definida al respecto. Continúo y mucho me temo que seguiré debatiéndome entre unos y otros.
Tengo, no obstante, verdadero interés en escuchar vuestras opiniones al respecto. Por eso he redactado estas líneas exponiendo el asunto.
Un saludo afectuoso a tod@s.
swiss
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