Vaya, me resisto a que este hilo se hunda sin remisión, sobre todo si tengo algo que contar...
Esta tarde ha tenido lugar la presentación a los medios españoles de las novedaes de JLC, con la inestimable presencia de Stephane Belmont, tal vez la persona que más sepa sobre la marca ya que es el responsable del museo de la Maison. Pero también sabe de lo último, motivo por el cual la presentación ha ido a su cargo desde la Vallée du Joux. Este tipo de presentaciones se ha demostrado útil para las marcas para controlar los tempos (no lo digo por esta, que ya estaba todo en la web) y lo que para mí está claro es que -sin perjuicio de complementarlas con encuentros presenciales- han llegado para quedarse.
Para ponernos en situación, Stephane nos ha hablado brevemente de la densa historia de la casa, que daría (bueno, que ya ha dado) para varios libros. La mayoría sabrá que durante todo el siglo XIX Antoine LeCoultre y su familia se dedicaron a proveer de calibres exquisitos a otras casas relojeras, y que no fue hasta bien entrado el siglo XX que aparecieron con marca propia junto a Jaeger. Lo que pocos saben es que sus orígenes -como el de muchos relojeros del valle del Jura- está en las cajas de música, para las que LeCoultre fabricaba las láminas metálicas cortadas por donde pasarían los rodillos con clavijas para producir la melodía...
Pero esa es otra historia. Aquí veníamos a hablar de las novedades. La familia Master Control se encuadra entre Polaris -definitivamente deportiva- y Master Ultrathin, tal vez la más clásica de todas por formas y tamaños. Se origina en 1992, cuando la casa revisa sus modelos de los años 1950 y además implanta el proceso Master Control, que consiste en controlar los relojes durante 1000 (mil) horas antes de darles el visto bueno. Este sistema de control se extendió más tarde a todas las familias, lo que a día de hoy les permite ofrecer una garantía extendida de ocho años.
El modelo sólo hora (y fecha)
JLC Master Control Date cuenta con el calibre 899, que presenta como novedad una reserva de marcha de hasta 70 horas (antes eran 43) gracias a un barrilete sin tapa, lo que le permite alargar el muelle real. Incorpora una rueda de escape y un áncora de silicio (no ha dicho nada del espiral) y una nueva rueda que mejora la estabilidad del la segundera. El precio (España), que se podría considerar el de entrada a la colección, es de 7.050 €
El
JLC Master Control Calendar con calibre 866 presenta, junto a la complicación del calendario completo con fecha saltante, una fase de luna extraordinariamente precisa, y aplica una sofisticación procedente de los Master Tourbilon: para no quedar sobre la subesfera de segundos y por tanto de la fase lunar, la manecilla central que indica la fecha salta literalmente por encima, desde el día 15 al 16. El precio (España) es de 11.500 €
Recuperando el
JLC Master Geographic de 1990, ahora con calibre 939 (que admito que estéticamente no es uno de mis preferidos). Vemos que el segundo huso horario se manifiesta en tres indicaciones: la hora analógica en la subesfera de las seis, la indicación día/noche en un pequeño disco a las nueve de esa subesfera, y un disco perimetral a la esfera principal que indica la ciudad de referencia a la que está ajustado ese segundo huso. Además, presenta a las diez un indicador de reserva de marcha que, como los anteriores, alcanza las setenta horas. Vale la pena detenerse en la complejidad de esa esfera. El precio (España) es de 12.800 €
Last but not least, porque él sólo podría iluminar toda la presentación, el
JLC Master Control Calendar Chronograph, cuyo calibre 759 llega "sólo" a 60 horas de reserva de marcha (posiblemente debido a tener que alojar alguna de las complicaciones). Para mí es la pieza más equilibrada -y bonita- de las cuatro presentadas. Calendario completo con dos ventanas para el día de la semana y el mes e indicador de fecha a las seis, justo sobre la fase de luna... si no fuera por la fecha, se diría que la distribución es clavadita al 400 de Zenith, más conocido como El Primero. Para JLC es la primera vez que se combinan estas complicaciones. Tiene contador de 30 minutos a las tres y segundos continuos a las nueve. También un pulsímetro graduado para 30 pulsaciones. El calibre 759 se ve un tanto grueso, como si el sistema de carga automática estuviera sobrepuesto. Sólo hay que ver la profundidad a la que queda esa hermosa rueda de pilares... El precio (España) se queda en 15.200 €
Todos los calibres tienen en común un rotor o masa oscilante en oro de 22 kilates y tornillos de titanio para fijarlos al mecanismo, todo ello visible a través del fondo transparente de zafiro. Y todos los relojes tienen en común varios toques de calidad percibida, como es los nombres de la marca y la colección en relieve o la combinación de pulidos y cepillados. También comparten las correas de Novonappa fabricadas en Francia con -literal- la "creme de la creme" de las pieles (de becerro). Por la descripción que han hecho parecería que quieran equiparar esa piel a la de Hermés, lo que nos va a dar una idea del precio. Además de tener un sistema de cambio rápido se acompañan de un desplegable igualmente rápido de cambiar.
También hemos visto el único representante del Reverso, el Reverso One, para señora. Bueno, supongo que sería para señora porque trae dos hileras de diamantes norte y sur, aunque vaya usted a saber. No se han demorado mucho en él y sólo han dicho que trae calibre manual y que el precio de 5.600 € (España) estaba muy bien para ese conjunto... esto último lo ha dicho algún asistente a la presentación, lo que no tiene por qué coincidir con la opinión general.
Una vez más, siempre desde mi punto de vista, Jaeger LeCoultre acerca la alta relojería a los aficionados con menos presupuesto. Y digo una vez más porque ya hubo presentaciones otros años (2017, si no recuerdo mal) en los que los precios me sorprendieron por lo poco abultados. A ver, no estoy diciendo que sean baratos, porque 15.000 es una cantidad respetable en cualquier tesitura, pero sabiendo lo que sabemos y habiendo visto relojes que rozan esos precios con calibres casi genéricos creo que JLC ha hecho un esfuerzo para que el aficionado se pueda plantear seriamente el ahorro para ir a por uno de sus modelos. Y no porque sea Alta Relojería, tema discutible como todos, sino porque -y eso sí que no es discutible- uno tiene la oportunidad de acceder a una verdadera manufactura por una cantidad -en nuestro mundo siempre relativo- asumible, o por lo menos "ahorrable".
Aunque estaré encantado de leer vuestras opiniones