Cuando uno se interesa por relojes de lujo sabe que la relación calidad precio termina siendo difícilmente justificable, y mientras más pagas más variables "intangibles" se van sumando al precio final.
El calibre del Tudor es un ETASA 2824, fiable y duradero. Se ha probado durante años con mucho éxito, tanto que lo montan el 80 por ciento de los relojes mecánicos.
Del calibre 3135 poco se puede decir ya que no se haya dicho. Su fiabilidad y casi indestructibilidad son míticas ..... es manufactura, más exclusivo, más desarrollado tecnológicamente ......... pero, ¿la diferencia de precio está justificada?.
Por esa regla de tres, si buscas justificación de precio, mucho mejor comprar un buen cuarzo, pero todos sabemos que estamos aquí porque valoramos cosas que nada tienen que ver con los valores medibles y científicamente constatables.
El precio del reloj no sólo está en su interior, conocemos cuanto hay detrás en otros muchos parámetros. Hasta en la publicidad de la fórmula uno contribuyes cuando compras un Rolex, o en la copa de champán que alguien beberá descubriendo las últimas novedades de la marca. Compras un relojazo, por supuesto, pero compras también una cuota de su posición privilegiada de mercado. Sí necesitas justificar de forma racional la compra de tu próximo reloj seguramente deberías interesarte por otras marcas.
Pero Rolex también es un compañero de lujo para toda una vida, y cuando uno divide lo aportado por el número de años de inseparable servicio en tu muñeca, las cuentas ya no son tan desproporcionadas.
La pregunta es, ¿con qué reloj te gustaría verte dentro de treinta años?.