Lo más curioso de todo este debate y más concretamente de la "postura Atea", es que sin embargo sí creen en hechos no comprobados, como por ejemplo que el hombre pisó la luna, es más, ni siquiera aceptan las pruebas -en muchos casos irrefutables- en contra de tal suceso.
Me parece un buen ejemplo. Lo importante, para ese supuesto, no es que el hombre pisara o no la luna con un speedy, lo importante es que gracias a la ciencia sabemos que se puede hacer. La prueba es que, los que aportan "pruebas" que niegan la llegada del hombre a la luna, lo hacen basándose en las mismas leyes de la física (gravedad, propagación de la luz en la atmósfera lunar, etc...) que nos dicen que el hombre pudo lograr ese reto.
Para demostrar un error científico sólo podemos utilizar la propia ciencia reconociendo, irremisiblemente, todos sus predicamentos. Para verificar o negar un dogma de fe descartamos a la ciencia y recurrimos al propio ser superior que propugna ese dogma en forma de legado ancestral. Ese ser superior sería indudablemente parte de la física del universo, pero curiosamente no devuelve un 'feedback' a la física del cosmos (la NASA sí lo hace), en lugar de eso se muestra como una incógnita inalcanzable y ¿quién es especialista en crear incógnitas irresolubles?... ¡Nosotros, los humanos!. Un ser superior no generaría dudas, las resolvería. La NASA, siguiendo con la elipsis, al menos se esfuerza en fundamentar su argumentación.
Si alguien desea creer en algo, está en su derecho, a cambio yo sólo pido mayor esfuerzo en sus explicaciones. "
Algo habrá, digo yo" no es una explicación válida, "
Algo hay, seguro" es una suerte de cobardía existencial y demuestra la ambición de dilapidar las ideas de algunos hombres de 'buena fe' que se esfuerzan -con menor o mayor acierto- en la argumentación de explicaciones racionales.
Mis respetos para Blaise Pascal (matemático, filósofo y
hooligan religioso), al menos intentó fundamentar sus creencias religiosas sobre los pilares de la ciencia y la naturaleza. Lógicamente acabó en un bucle sin fin reconociendo, con argumentos contradictorios y entre líneas, que Dios era una elección (un
hobby) y no algo plausible. Su esfuerzo dialéctico en la búsqueda de Dios, mereció la pena. Para creer en Dios -o para creer en la luna- hay que empezar por negar su existencia, después ya veremos. En eso consiste la dialéctica pura, cualquier otra cosa es dialéctica erística (la dialéctica propia de la maldad humana que, paradójicamente, defienden las religiones).