Básicamente, sí (a veces, con ciertas condiciones particulares: no puedes exigir un precio de rebajas, que viste en enero, fuera de ese periodo de rebajas, por ejemplo).
Lo del derecho de admisión... ésa es otra. Contra el derecho de admisión, está el derecho de acceso (no olvidemos que se trata de establecimientos públicos), por lo que es mucho más restringido de lo que solemos pensar (no: no vale para prohibir la entrada en una discoteca por "llevar calcetines blancos"). En términos generales, se puede aplicar el derecho de admisión en circunstancias como:
* aforo completo
* requisitos de edad (por ejemplo, ser mayor de 18 años para entrar en un casino)
* actitudes peligrosas o inadecuadas
* portar símbolos racistas, violentos o xenófobos
* haber consumido sustancias prohibidas
* presentar un comportamiento inadecuado, dificultando el normal desarrollo del evento.
Pueden establecerse otras circunstancias, en función de la naturaleza del negocio o del acto, pero nunca podrán ser arbitrarias o discriminatorias.
Y, de ridículo, nada. Se nos olvida que la defensa de un negocio y, en particular, la de un establecimiento abierto al público, es un privilegio que concede la sociedad en función de los beneficios que devuelve a la misma (libertad, desarrollo social y económico, etc.) para lo que, de otro modo y en términos objetivos, podría ser considerado dejación de debida diligencia o conducta temeraria. Por ejemplo, dejas una puerta abierta y mercancías al alcance de la mano para que las coja cualquiera pero, luego, si alguien coge algo y se va, llamarás (con todo derecho) a la policía denunciando un hurto o robo (o llamarás, también con todo derecho, a los bomberos si tienes un incendio, para proteger unos bienes que acumulaste en un lugar no para tu uso y disfrute sino con el específico fin de lucrarte por su venta)... el "contrato social" te lo permite pero, a cambio, exige ciertas condiciones (que pagues ciertos impuestos específicos o que no discrimines qué o a quién vendes, por ejemplo). Tenemos tan interiorizado nuestro modelo de sociedad mercantil-capitalista que muchas veces se nos olvida que es el negocio el que se debe al beneficio de la sociedad y no al contrario.