Parece que, una vez cosechadas respuestas suficientes, y tras las explicaciones de técnicas de venta, márketing, estrategia empresarial y de mercado etc. etc.. la mayoría se pronuncia a favor de la “sobrevaloración” (no sólo respecto a relojes, sino como epítome generalizado respecto a bienes de consumo). También se ha referido la relación entre “sobrevaloración” de bienes e “infravaloración” de ingresos, lo que ofrece una disfunción a la hora de poder acceder fácilmente a determinado rango de bienes y servicios, siendo ésta una parte más de la estrategia dentro de determinados segmentos del mercado, en los que no se persigue la accesibilidad sino la exclusividad a través de la marca.
Sin embargo, me da la impresión de que la pregunta del distinguido autor del hilo es algo más “maquiavélica” (con todos los respetos, ¿eh?, hablo figuradamente).
Dice… [FONT="]¿¿Creeis que algunos relojes estan sobrevalorados??[/FONT]
Algunos….
Sin duda, nuestro contertulio tiene en mente algún reloj y alguna marca, pero no ha sido mencionado así de forma expresa.
Yo me voy a mojar un poco.
Existe una marca, no de alta relojería, que es sinónimo de exclusividad –dentro de un rango amplio de la relojería “de consumo”-, buen hacer, calidad e imagen. Por supuesto, gran parte de ella ha sido –y es- provista por unas campañas y unas técnicas que son, auténticamente, de libro de texto utilizado en Escuelas y Universidades. Realmente, lo llevan bordando hace tiempo respecto a cómo proveer de valor añadido a un producto que es, decididamente, bueno.
Es la marca que provoca interesantes reacciones entre los potenciales y reales compradores; unos apuntan directamente a ella (sin tener, realmente, mucha idea sobre el particular relojil) porque “dota de prestigio, caché y etiqueta”. Otros lo hacen porque son relojes bonitos (quizás lo eran…pero esa es otra historia) y se lo pueden permitir. Finalmente, muchos (que puede acceder a ello) lo hacen porque, a menudo, la marca ha ofrecido el equilibrio armonioso perfecto entre estética, tecnología y “glamour” (entendiéndose tal no en el sentido peyorativo, sino en relación a la reputación y buen hacer procedente de la factoría que realiza las piezas).
Pero, también, no lo olvidemos, hay casos (que personalmente conozco bastante bien por ser extremadísimamente cercanos…más imposible, diría yo) hay un segmento de clientes que, gustando de los relojes y de algunas marcas también muy reputadas, aunque no tanto como la que nos ocupa, poseen piezas de cierta calidad y que el tiempo ha revelado como de funcionamiento más que bueno. Sin ser expertos, son aficionados y, por supuesto, no podrían obviar el plantearse seriamente el acceso a un reloj de nuestra querida marca en cuestión.
Y llega un día … en el que uno de sus relojes más emblemáticos y bellos, una pieza prácticamente perfecta por la armonía de sus curvas, la idealización de su funcionamiento y lo maravillosamente bien que parece combinar y combinarse, cae en nuestras manos para que el siguiente paso –comprarlo- sea la conclusión final y feliz de nuestro anhelos.
¿Y qué ocurre entonces?
Pues que algo no muy bueno, no muy armonioso y no muy optimista pasa.
Las chapitas traen gato encerrado; uno ya es propietario de relojes que equipan un armis más que decente y, digámoslo así, se conoce de qué va el asunto.
La cosa no cuadra muy bien; no parece tener sentido. Conocemos el precio del reloj, que duplica o triplica a otros que poseemos o hemos apreciado, y algo no casa muy bien con el concepto que necesitamos tener del reloj, un concepto que nuestros ojos gritan para afirmarlo, que nuestro corazón confirma sin duda alguna, pero que nuestro cerebro no acaba de sopesar adecuadamente.
Por tanto, ante semejante dilema, realizamos una investigación más pormenorizada …pues existen formas de acceder a información que hace patente los descubrimientos de otras personas más versadas y expertas..
Por Dios, las chapitas y y algunos otros detalles respecto a materiales nos dejan asombrados, apesadumbrados. ¿Cómo es posible que un reloj de semejante precio adolezca de unos “defectos” que no se encuentran en otras piezas muchos más baratas y de marcas menos reputadas?
Y esto, que ha sido una sospecha certificada, aunque no desdice en absoluto de la pieza en sí, pues sigue siendo enormemente bella y magníficamente diseñada, un tesoro en cualquier muñeca, permite que el reloj baje de su pedestal y se codee con la realidad; la realidad de su precio y de su eventual “sobrevaloración”.
Lo cierto es que la propia marca ha venido a certificar la enfermedad, ofreciendo un remedio irrefutable. Cambiar varias cosas que mejoran, sensiblemente, los “defectos” anteriormente encontrados. Y no cabe duda de que lo han hecho; se trata ahora de una suma prácticamente perfecta de virtudes fáciles de identificar.
Pero, Dios Santo, la suma de virtudes no ofrece el conjunto armonioso anterior. Eso sí, el precio es muy “armonioso”. Pero el conjunto, el resultado final, acaba con un dilema anterior de forma radical …para ofrecernos uno nuevo, de no tan fácil solución ..pues es una pieza perfecta ..pero…pero…. algo no va bien.
Y ese “algo”, tal y como pasaba con el dilema anterior, es posible de soslayarse con un precio que no irritara tanto, pues si bien existen la virtudes, también es necesario citar los pecados.
Y, francamente, desde tal punto de vista, no cabe duda de que sí hay “sobrevaloración”, especialmente por subestimarnos a los potenciales clientes en cierta medida.