RELOJOTE
Milpostista
Sin verificar
¿Os habéis fijado que los relojes que tanto nos gustan, son seres vivos? ¿Habéis visto cómo nos miran, quietos en los escaparates cuando nos paramos a mirar precios y modelos? ¿ Os habéis fijado en su altivez cuando detectan que no podremos pagar tanto? Permanecen inmóviles.....pero están vivos, nos miran y a veces, las más, no quieren irse con nosotros.
En el mercadillo, es diferente, allí revueltos unos encima de otros, sin correa o sin corona.....no nos miran, somos nosotros los que acabamos escogiéndolos, pobrecitos, dándoles calor, moviéndolos a ver si funcionan.....alguno que quiere irse con nosotros....despierta y empieza a tiritar, a tener pulsaciones. tic, tic, tic, tac tic, tac tic y entonces empezamos a sentir afecto por él, a mirar sus asas, su cristal, su esfera, su cara y sus pantalones y somos nosotros los que regateamos con el vendedor, intentando que se venga con nosotros y al final lo conseguimos si es que antes otro no lo vio primero.
Hay algunos relojes que son muy importantes y llegan a nosotros sin que nos cuesten nada, porque los merecemos, porque tenemos derecho a ellos, son los de la primera comunión, el regalo de boda, el premio de un padre o la generosidad de un hermano o familiar cercano.
Sin embargo hay otros, que podemos contar con los dedos de una mano....si somos afortunados....que llegan a nosotros un día cualquiera, que entran por la ventana de nuestras vidas y deciden quedarse para siempre en nuestra muñeca, porque nos escogieron ellos a nosotros....viajaron cientos de kilometros, hasta posarse en nuestras manos y solo buscan que los miremos, los cuidemos y sobre todo los disfrutemos, porque marcan las horas de la amistad, del porque sí, de la casualidad, del encanto que tanto necesitamos.
Este es el Único que ha llegado así.
Un precioso 30 de los años 40, que no se irá.
Donde debe estar...en la muñeca.
Gracias por llegar hasta aquí
En el mercadillo, es diferente, allí revueltos unos encima de otros, sin correa o sin corona.....no nos miran, somos nosotros los que acabamos escogiéndolos, pobrecitos, dándoles calor, moviéndolos a ver si funcionan.....alguno que quiere irse con nosotros....despierta y empieza a tiritar, a tener pulsaciones. tic, tic, tic, tac tic, tac tic y entonces empezamos a sentir afecto por él, a mirar sus asas, su cristal, su esfera, su cara y sus pantalones y somos nosotros los que regateamos con el vendedor, intentando que se venga con nosotros y al final lo conseguimos si es que antes otro no lo vio primero.
Hay algunos relojes que son muy importantes y llegan a nosotros sin que nos cuesten nada, porque los merecemos, porque tenemos derecho a ellos, son los de la primera comunión, el regalo de boda, el premio de un padre o la generosidad de un hermano o familiar cercano.
Sin embargo hay otros, que podemos contar con los dedos de una mano....si somos afortunados....que llegan a nosotros un día cualquiera, que entran por la ventana de nuestras vidas y deciden quedarse para siempre en nuestra muñeca, porque nos escogieron ellos a nosotros....viajaron cientos de kilometros, hasta posarse en nuestras manos y solo buscan que los miremos, los cuidemos y sobre todo los disfrutemos, porque marcan las horas de la amistad, del porque sí, de la casualidad, del encanto que tanto necesitamos.
Este es el Único que ha llegado así.
Un precioso 30 de los años 40, que no se irá.
Donde debe estar...en la muñeca.
Gracias por llegar hasta aquí