Pues, ya he opinado algo así antes, y lo diré ahora para tu pregunta.
Solo siendo mi opinión, el precio de un producto o servicio, cuando se ciñe al que objetivamente tiene, se desvanece, entra en competitividad con otro similar, ambos entran en guerra de precios, y finalmente ambos se arrastran para humillar al otro.
Pero cuando el producto se vende a un precio tal que reserva:
a) al equipo que posteriormente lo revisará, al que facilitará en la venta y en su revisión pingües emolumentos
b) al equipo que fabrica, lo suficiente para que el departamento de investigación siga avanzando con perfecciones que los mortales no apreciaríamos
c) una parte importante a facilitar a las personas de referencia (famosos y tal) que usen sus productos
d) Una parte importante a publicitar en medios de élite (revistas de club de golf, de club náutico, de hípica...) que es donde se van a ver esos relojes
e) un incremento de precio que prestigia al que lo tiene porque cada vez resulta más inalcanzable (no sube el ipc, sube mucho más) para los nuevos compradores, que con más esfuerzo aun hacen más prestigiosa la marca
etc, que no es lista exhaustiva.
Y por tanto, todo ese conjunto, que incluye patrocinios de eventos y tal, se soporta así.
El usuario tiene su imagen de status en su muñeca, y compra a gusto el reloj a precio caro. El reloj, la chaqueta de piel, el bolso, o los zapatos, o el coche, que a los efectos, vale.
El resultado es:
* Una permanencia de la empresa: cuando funciona nunca cierra.
* Una atención técnica siempre a mano (no en zapatos, claro), que además es rentable para la facturación de la central y de sus delegaciones.
* Un stock de piezas necesarias que siempre (por años que pasen) los tendrás a tu disposición (Ferrari no descataloga piezas, por ejemplo)
* Que el usuario "compra" esto con el producto.
Por eso aunque "objetivamente" un BMW serie 1 y un Kia (no sé el modelo) son "igualitos" la diferencia no está en el concesionario, ni en la foto, sino luego. Y eso es lo que compras.
Pero como empecé, es mi opinión. Habrá otras, pero no serán la mía.