A mí el diseño del RL no me gusta, ni a 10.000 ni a 2.000, pero a la hora de valorar la incursión en el segmento de los relojes de 10.000 euros, habría que ver qué pretendía RL. Si quería vender relojes de 10.000 y ganar una pasta desde el principio, parece que le ha salido mal.
Ahora bien, si lo que pretendía era reforzar su imagen de marca de american way of life de prestigio orientada hacia quien quiere lo mejor de lo mejor, dentro de una estética casual, y dentro de esa cartera de productos, coloca un reloj de 10.000 euros con un movimiento impresionante, que cualquier aficionado tendrá que reconocer que es un relojazo, puede que la operación no sea tan descabellada.
Por otra parte, simplemente siguiendo la política de RL de liquidación a cuchillo de temporadas antiguas, es posible que ni siquiera haya perdido dinero con la operación, que le introduce en nuevos sectores de gasto de su clientela (que no son los fanáticos de los relojes, sino los aficionados al lujo extremo desenfadado, que quieren llevar lo mejor en su muñeca sin hacerse la picha un lío).
Y en esta línea de pensamiento, me parece más fácil que dentro de cincuenta años alguien se forre con el RL del que hablamos (que vuelvo a repetir que estéticamente a mí no me gusta) que con el JLC. Porque puede que en cincuenta años el RL forme parte de lo que los estadounidenses llaman Americana, elementos de su estilo de vida que llaman la atención por algún motivo (en este caso, la gran calidad, lo excepcional de que una marca de prestigio casual haga un reloj casi alta relojería, lo que pueda pasar de aquí en adelante con RL y su oferta relojera), mientras que JLC seguirá siendo JLC, y este reloj, uno más de su gama, que hoy por hoy se compran como grandes relojes de guarda, y que no es probable que vaya a acabar arrumbado en un cajón, con lo que difícilmente llegará a ser una pieza rara.