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Historia: El Speedmaster en la luna

  • Iniciador del hilo Audemars
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  • #26
seguidos de 30 minutos a 200 grados centígrados

¿estamos seguros de esto? no porque el reloj en sí no lo aguantes, sino porque el cristal es de plexi y no sé a qué temperatura fluidiza..... buscaré le dato y en cuanto tenga lo pongo.
 
  • #27
seguidos de 30 minutos a 200 grados centígrados

¿estamos seguros de esto? no porque el reloj en sí no lo aguante, sino porque el cristal es de plexi y no sé a qué temperatura fluidiza..... buscaré le dato y en cuanto tenga lo pongo.
 
  • #28
Es lo que leí en la fuente indicada Suso... parece complicado como bien dices por el cristal... pero... Agradecería tu información, saludos
 
  • #29
Sabes cuales eran los otros cuatro.
Saludos.
 
  • #30
No, pero intentaré documentarme. Saludos.
 
  • #31
En la NASA al principio hicieron la selección entre 17 marcas, de las que pasaron las primeras pruebas Elgin, Benrus, Hamilton, Mido, Lucien Piccard, Omega, Bulova, Rolex, Longines y Gruen. Cuando empezaron las mayores exigencias, sólo quedaron Rolex, Longines y Omega.

En cuanto al Speedmaster, más que fuera el primero en la luna, me emociona que fuese el reloj que usó Jim Lovell para cronometrar el tiempo de funcionamiento de los motores de la nave, que casi no disponían de combustible, del Apolo XIII (vaya numerito), cuando aquello de "Houston, tenemos un problemilla..."
 
  • #32
Un poquito de porfavor.

Bueno..., eso si Neil Armstrong pisó alguna vez la luna. Para los que somos bastante escépticos en esta materia no nos dice nada...

Ya. De hecho tengo la hipotesis de que Admunsen nunca pisó el polo sur, las fotos se las hizo en Baqueira. Por supuesto tampoco el Trieste llegó al fondo de la fosa de las Marianas, ni los Voyager I y II han salido del laboratorio, ni Marco Polo estuvo en China, ni los nazis mataron a unos millones de judios... . En fín.
 
  • #33
Muy buena información vicente. Gracias.
 
  • #34
Son 200º F, más o menos 93º C.

Saludos
 
  • #36
A prueba de reflexión, este trozo que he leido en esta pagina

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In 1965 NASA purchased five reputable chronographs (one of which was the Speedmaster) from several jewellery stores in Houston. NASA then proceeded to abuse the watches with tests of extreme environmental conditions. Their aim was to determine if a suitable watch was available for their Space Program. The final three contenders for the "Official" NASA chronograph were a Rolex, Longines Wittnauer and the Omega. The reasons for the Rolex's departure were that it stopped running on two occasions during the Relative Humidity Tests and subsequently failed during the High Temperature Test when the sweep hand warped and was binding against the other hands on the dial. No other tests were run with the Rolex Chronograph. As for the Longines Wittnauer: "The crystal warped and disengaged during the High Temperature Test. The same discrepancy occurred on a second Longines Wittnauer during the Decompression Test. No further tests were run...." (Japanese Speedmaster Book).

Although its opponents were clearly unsuitable, the Omega didn't come out of the tests unscathed. The Speedmaster gained 21 minutes during the Decompression Tests and lost 15 minutes during the Acceleration Test. The luminescence on the dial was destroyed during testing, but despite these setbacks, it passed satisfactorily. Furthermore, NASA was going to modify the Omega with two changes: a) replace the bezel with a rotatable 24 hr bezel and b) add additional luminous markings to the elapsed time dials, but these changes didn't take place due to time constraints.


I mi reflexión es. ¿Para que escoger un reloj que te adelanta 21 minutos como te retrasa despues 15 minutos? ¿la operación de aterrizaje del Apolo 14 no fue con otro reloj? por que si fue con un omega ....


En Texas, un día de 1965, entraron algunos técnicos en una relojería de Houston y adquirieron cronógrafos de 5 marcas distintas. Se trataba de personal de la NASA, y tenían el encargo de someter dichas piezas, a las pruebas más exasperantes para elegir el cronógrafo con mayor fiabilidad, a fin de incorporarlo a la dotación de los astronautas. Las pruebas eran 11 y todas muy rigurosas. El único de los modelos en superarlas todas fue el Omega Speedmaster. <o:p></o:p>
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No se había resentido lo más mínimo por haber estado 48 horas a 70 grados centígrados, seguidos de 30 minutos a 200 grados centígrados, con ligeras depresiones y una humedad relativa máxima del 15%. Al frío resistió durante 4 horas seguidas a 18 grados bajo cero. Después superó 6 golpes a 40 g, es decir, 40 veces la gravedad terrestre, cada uno con 11 milisegundos de duración y en 6 direcciones distintas.<o:p></o:p>
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Superados los exámenes el Speedmaster salió con las misiones Gémini. Poco tiempo después, el 21 de julio de 1969 a las 2.56 GMT, Neil Armstrong descendió sobre la Luna. En su muñeca derecha el Omega Speedmaster entraba en la historia.<o:p></o:p>
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* El fascinante mundo de los Relojes (enciclopedia del reloj de pulsera). Editorial Planeta-De Agostini), 1998.<o:p></o:p>
 
  • #37
bueno hay

estome lo habia saltado



The results of operational evaluations by the astronauts show a unanimous preference for the Omega chronograph over the other two brands because of better accuracy, reliability, readability and ease of operatio
 
  • #38
El caso es que omega tiene la distinción “Snoopy” de la NASA. Y eso no lo tienen otras marcas. Por algo será. Y yo prefiero la historia del Apolo 13.
De todas maneras en el catalogo de OMEGA 2007 presumen de ser el único reloj que supero las pruebas.
 
  • #39
Imparcial tampoco sera el catalogo de Omega :D:D
Vamos, me parece a mi.

De todas maneras en el catalogo de OMEGA 2007 presumen de ser el único reloj que supero las pruebas.
 
  • #40
...tanta tonteria para mandar un reloj al espacio,que si snoopy que si....no me extraña que se les ocurran cosas raras,normal que hagan esas pruevas,les van a dar omegas a unos borrachos:-P:D
lostimage.jpg
 
  • #41
Vayamos por orden:

Si llegaron a la luna, con cualquier gran telescopio se puede ver el Rover lunar y el modulo que quedo en la Luna, al igual que los instrumentos de telemetría, os hablo del telescopio que tenemos en la Isla de la Palma, así que en plan Santo Tomas…lo siento pero hay unos cuantos “desechos” realizados por los humanos en la superficie de la Luna y se ven :D

Mas : Fueron secretas las pruebas que se realizaron y sobre todo la compra inicial, debéis saber que NASA no era mas un organismo científico del gobierno USA, en absoluto con la relevancia y fama que mas tarde tomarían, os recomiendo ver “Elegidos para la gloria”, la NASA solo era un grupo de científicos excéntricos con muchas ideas y pocos medios, que luego el gobierno USA empezó a inyectar cuando la URSS les vence en varios momentos: El Sputnik 1 fue lanzado el 4 de octubre de 1957.
El Sputnik 2 se lanzó un mes después, el 3 de noviembre de 1957, llevando a bordo al primer pasajero vivo, la pequeña perra Laika. Los planes de la misión no proporcionaban un regreso seguro de la nave espacial o su pasajero, haciendo de Laika la primera víctima del espacio.

Mas Yuri Gagarin, primer hombre en el espacio…

De hecho realmente la NASA se crea como efecto de la enorme velocidad a la que estaban ganando en la carrera espacial, los soviéticos a los Norte Americanos.

En el espacio exterior, las condiciones son las mismas que en la Luna, ya que al no tener atmósfera, es igual de extremadamente duro estar en la Luna de paseo, que en el espacio.

Albert, el reloj es simplemente un sistema de seguridad redundante, si fallaban los ( eran varios) relojes electrónicos de la nave, podían y debían usar el reloj manual de pulsera.

Esas variaciones extremas que dieron lugar a esos adelantos y atrasos, por suerte no ocurrieron con el Apolo XIII, ya que a ellos SI les fallo toda la electrónica del modulo…para ser mas precisos tuvieron que desconectar parte del computador de vuelo, para no gastar las baterías del soporte vital, control de temperatura y oxigeno.

Y así hasta le infinito y mas allá…:D :D
 
  • #42
Hola
¿Superaría el Speedmaster actual esas pruebas?
 
  • #43
Estoy de acuerdo contigo, pero no puedo llegar a entender como dentro de los relojes que hacen la prueba, al reloj que tiene unas variaciones tan importantes. Cuando en el rolex solo tendrian que poner unas agujas de otro material y al Longines un cristal mas resistente

Albert, el reloj es simplemente un sistema de seguridad redundante, si fallaban los ( eran varios) relojes electrónicos de la nave, podían y debían usar el reloj manual de pulsera.

Esas variaciones extremas que dieron lugar a esos adelantos y atrasos, por suerte no ocurrieron con el Apolo XIII, ya que a ellos SI les fallo toda la electrónica del modulo…para ser mas precisos tuvieron que desconectar parte del computador de vuelo, para no gastar las baterías del soporte vital, control de temperatura y oxigeno.

Y así hasta le infinito y mas allá…:D :D
 
  • #44
Estoy de acuerdo contigo, pero no puedo llegar a entender como dentro de los relojes que hacen la prueba, al reloj que tiene unas variaciones tan importantes. Cuando en el rolex solo tendrian que poner unas agujas de otro material y al Longines un cristal mas resistente

El factor "suerte" existe y si encima el señor Murphy esta mirandonos fijamente...ya sabes, una mala noche en una mala posada ;-)

Sinceramente en 2007 no se que reloj pasaria las pruebas, ademas casi seguro que seria un cuarzo o algo mas sofisticado todavia...

Lo Ingenieros del foro podrian explicarlo mejor :)

Un abrazo ;-) :)
 
  • #45
Los hay que alunizan... y los hay que alucinan :D :D :D :D :-P :ok::
 
  • #46
yo naci en el 1965 que voy a decir en la luna no se si ha estado el speedy pero cuando lo llevo puesto me siento bien.

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  • #47
yo naci en el 1965 que voy a decir en la luna no se si ha estado el speedy pero cuando lo llevo puesto me siento bien.

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Miguelote, otro compañero de promoción ;-) , yo tambien soy de 1965 :) :):ok::
 
  • #48
Los hay que alunizan... y los hay que alucinan :D :D :D :D :-P :ok::

Curioso juego de palabras ;-)

LUNA | TEORÍA DE UNA CONSPIRACIÓN

¿Alunizaje o alucinaje?




El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong, ante la mirada atónita de mil millones de telespectadores de todo el planeta, plantaba su pie izquierdo en la polvorienta superficie lunar. La luz solar, sin ninguna atmósfera que la atenuase, era muy brillante dando una iluminación perfecta a la escena. Se trataba del comienzo de una nueva era pero también el inicio de una guerra entre la NASA y un grupo no precisamente escaso de lunaescépticos.

Son los que, 33 años después, piensan que todo fue un engaño, un sofisticado montaje destinado a cumplir a cualquier precio la promesa propagandística que, en su momento, realizara el malogrado presidente Kennedy: llegar a nuestro satélite antes de finalizar la década de los sesenta.

Autores polémicos como Bill Kaysing, Ralph René o el cineasta Bart Winfield Sibrel afirman que los desembarcos lunares de las misiones Apolo fueron un fraude. Para ellos -y para un 11% de los norteamericanos según las encuestas realizadas por la NASA- Armstrong pudo dar su «pequeño paso para un hombre», no a medio millón de kilómetros de la Tierra, en las polvorientas llanuras del mar de la Tranquilidad, sino en otras llanuras, no menos polvorientas, que se encuentran a apenas 150 kilómetros de los carteles luminosos de Las Vegas, concretamente en unos estudios cinematográficos construidos en secreto en el desierto de Nevada.

Esta semana salía a la luz que la agencia espacial había decidido encargar (y pagar 15.000 dólares) a James Oberg, ingeniero con gran prestigio como escritor de temática aeroespacial, la redacción de un libro que pusiera fin a la polémica. El padre de la idea, Roger Launius, antiguo director de la oficina de historia de la NASA, afirmaba que el libro no iría dirigido a los conspiranoicos, sino a los maestros, para que impidieran que se siga extendiendo la historia del fraude. Ante las críticas de quienes consideran insólito que a estas alturas la NASA necesite demostrar que el hombre llegó a la Luna, la agencia espacial ha dado marcha atrás.No así James Oberg, que piensa escribir el libro por su cuenta.

Periódicamente la NASA ha tenido que salir al paso de las suspicacias de los norteamericanos que piensan que el alunizaje fue más bien un alucinaje, una alucinación. Las últimas de estas ocasiones fueron el 15 de febrero y 19 de marzo de 2001, cuando la Fox emitió el programa Conspiracy Theory: Did We Land on the Moon? (Teoría de la conspiración: ¿Hemos aterrizado en la Luna?), presentado por Mitch Pileggi, actor de la popular Expediente X. En él se denunciaba una amplia serie de incongruencias en la versión oficial de la conquista de nuestro satélite.

Y es que no nos encontramos ante una leyenda urbana ni sus defensores son los típicos freaks de programa televisivo nocturno. Por el contrario, quienes han investigado este tema aportan argumentos de peso suficiente como para, al menos, abrir el resquicio de una duda razonable.

Ya en los 70 se empezó a especular con que los graves inconvenientes técnicos sufridos en la misión del Apolo I (se incendió en la cuenta regresiva previa al despegue matando a sus tripulantes) habrían sido imposibles de solucionar en solo dos años.

Por otro lado, la situación política y social de EEUU entonces hace perfectamente verosímil que, en caso de que limitaciones tecnológicas no hubieran permitido la llegada a la Luna en la fecha prometida, se escenificara un montaje para evitar el bochorno internacional. No hay que olvidar que la carrera espacial era uno de los más grandes escaparates propagandísticos de la Guerra Fría, un multimillonario spot publicitario de la grandeza y poderío estadounidense.

Hasta aquel momento, los soviéticos tenían una innegable superioridad frente a EEUU en materia de misiones tripuladas: los primeros en poner un satélite artificial en órbita, en llevar a cabo un vuelo tripulado o la primera maniobra de acoplamiento de dos naves espaciales. Llegar a la Luna serviría para disipar las dudas sobre la inferioridad de la tecnología estadounidense de cohetes, la misma que utilizaban los misiles que formaban la columna vertebral del arsenal nuclear de EEUU.

Además, el alunizaje de 1969 se produce en el momento más sangriento de la Guerra de Vietnam y constituía una distracción muy conveniente para los ciudadanos de un país estremecido por los más de 50.000 jóvenes muertos en una contienda cuyas razones y propósito no terminaban de entender.

Fracasar en el intento habría constituido un problema de primer orden al que habría tenido que enfrentarse el presidente Richard Nixon, alias Dick el trapacero. Apelativo que se ganó gracias al escándalo Watergate, que destapó ante la opinión pública su condición de rey indiscutible del encubrimiento, las cintas confidenciales y los trucos sucios. No cuesta demasiado trabajo imaginarse a Nixon respaldando el fraude. Si se trata de aportar pruebas concretas, los escépticos sacan de sus cajones decenas de fotografías oficialmente tomadas por los astronautas en la superficie de nuestro satélite que presentan cierto número de interesantes anomalías. David Percy, prestigioso fotógrafo británico y miembro de la Royal Photographic Society declaraba ante las cámaras de la Fox: «Las fotografías del Apolo fueron falsificadas. Muchas están llenas de inconsistencias ».

SIN ESTRELLAS
La más curiosa de ellas es la que destaca Maria Blyzinky, directora de astronomía del Observatorio de Greenwich (Londres). A falta de una atmósfera que entorpezca el paso de la luz, en la Luna las estrellas deberían ser totalmente visibles. Pues bien, en las imágenes tomadas por los astronautas no aparece una sola estrella. En todas las instantáneas el firmamento presenta un profundo e invariable color negro.

Resulta raro que, dadas las inmejorables condiciones de observación, la gran calidad de la cámara Hasselblad con la que estaban equipados y la sensibilidad de la película utilizada -una Ektachrome de 160 ASA-, a ninguno de los astronautas se le ocurriese hacer una instantánea con un tiempo de exposición suficiente como para recoger ese firmamento único. Tal vez se debiera a que, de todos los elementos susceptibles de falsificación a la hora de construir un decorado que simulase el paisaje lunar, el cielo es precisamente el único imposible de reproducir sin levantar las sospechas de un astrónomo.

Diversos analistas han señalado multitud de fallos en varias imágenes: diferencias imposibles entre fotografías y filmaciones; sombras que en en lugar de ser paralelas a los objetos, como sucedería si la fuente de iluminación fuera el Sol, trazan líneas divergentes, como si el foco de luz estuviera mucho más cercano; encuadres dignos de un fotógrafo profesional y no de un astronauta que lleva la cámara fijada a la altura del pecho de su traje espacial...

Demasiadas incógnitas como para no atreverse a preguntar a los protagonistas de la historia. El pasado 21 de septiembre, el astronauta Edwin Buzz Aldrin, segundo hombre en pisar la Luna, resultó absuelto en los tribunales de un cargo de agresión contra un teórico de la conspiración que le retó de improviso a que jurara ante una Biblia que llevaba a tal efecto que realmente estuvo en la Luna en 1969. El veterano tripulante del Apolo XI, de 72 años de edad, declaró a las autoridades que actuó en legítima defensa cuando golpeó a Bart Winfield Sibrel, de 37 años, a la salida de un hotel de Beverly Hills.

Sibrel es la figura más destacada de la segunda generación de apoloescépticos. Con un dilatado currículo como realizador, que incluye trabajos para la NBC, CNN o Discovery Channel, ha producido reportajes televisivos y un documental en los que expone diversas pruebas y testimonios que ilustrarían el truco lunar. Ahora rueda una nueva película sobre este tema y es precisamente esta producción la causa de su enfrentamiento con Aldrin, que fue filmado por un cámara.

Este incidente hay que enmarcarlo en el código de silencio que rige entre los astronautas del proyecto Apolo. Collins, calla, y Neil Armstrong, presuntamente el primero en pisar la Luna, se niega a conceder entrevistas: «No me hagan ninguna pregunta y yo no les diré ninguna mentira», dijo en una ocasión.

Y frente a ellos, reputados escépticos como Bill Kaysing. Este californiano de pelo cano trabajó como jefe de publicaciones técnicas para la sección de investigación y desarrollo de Rocketdyne, contratista de los motores del proyecto Apolo. Ya entonces empezó a sospechar que el trabajo que se desarrollaba en su empresa poco tenía que ver con la Luna. Tras años de trabajo publicó, pagado de su propio bolsillo, Nunca fuimos a la Luna, el libro donde denuncia los alunizajes falsos, las fotografías retocadas, las presuntas rocas lunares que jamás han salido de la Tierra y los astronautas programados psicológicamente para mantener una impostura tan perfecta que ellos mismos se la creen. Por no hablar de cómo ciertos medios de comunicación fueron partícipes y encubridores de todo ello, empezando por Walter Cronkite, el hombre que narró para los estadounidenses el histórico momento.

MENTIRAS DE LA URSS
Llegados a este punto ya no nos extraña comprobar que la Unión Soviética mintiera reiteradamente sobre su carrera espacial.El 12 de abril de 2001, aniversario de la fecha en que fue enviado el primer hombre al espacio, el diario ruso Pravda sorprendía al mundo con la revelación de que Yuri Gagarin no fue el primero.En 1957, 1958 y 1959 tres pilotos soviéticos murieron en varias tentativas. La guerra propagandística entre ambas superpotencias hizo inviable que los rusos confesaran los trágicos fracasos.

Durante décadas la propaganda soviética vendió la historia de la perrita Laika orbitando alrededor de nuestro planeta durante una semana y siendo fuente de valiosos datos que contribuirían a hacer más seguras las expediciones tripuladas por humanos.Hoy sabemos que Laika falleció apenas siete horas después del despegue, víctima de un ataque al corazón provocado por el pánico.Una muerte muy poco apropiada para el triunfalismo que requería la propaganda de la Guerra Fría, por lo que la verdad fue sutilmente manipulada y no se ha conocido hasta muy recientemente.

¿Recurrieron los norteamericanos a tácticas similares? Es casi seguro que sí. Puede que la NASA, al igual que los soviéticos en su día, desvirtuase la verdad en aras de ocultar las miserias de su programa espacial. Puede que dentro de unos años tengamos la respuesta definitiva a la cuestión de si el hombre fue o no a la Luna en aquella fecha. Una compañía privada, Transorbital, tiene previsto el lanzamiento de un satélite en órbita alrededor de nuestro satélite, equipado con una cámara lo suficientemente potente como para fotografiar los restos de las misiones Apolo sobre la superficie lunar. Tal vez entonces los más suspicaces acepten por fin que los humanos alcanzaron la Luna, para tranquilidad de la NASA.

Santiago Camacho es periodista y autor de Las 20 grandes conspiraciones de la Historia, que será publicado en enero por La Esfera de los Libros.


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YO LOS VI DESDE FRESNEDILLAS
EL EX DIRECTOR de la NASA en España, Luis Ruiz de Gopegui, niega que hubiera truco en la llegada del hombre a la Luna

Desde que el hombre puso sus pies en la Luna siempre ha habido incrédulos. ¡Si no lo veo no lo creo! Contra esta actitud es difícil luchar. Pero recientemente se ha reavivado la absurda polémica con motivo de que la NASA fuera a tomar cartas en el asunto. Tuve la suerte de ser testigo de aquel gran acontecimiento, y algo puedo decir. El viaje de una nave espacial es un acto público y no, como creen algunos ingenuos, un experimento secreto que se realiza en un laboratorio clandestino. Cuando una nave tripulada viaja por el espacio exterior está siempre en contacto radioeléctrico con varias estaciones de seguimiento en tierra, que la conducen hacia su destino, analizan todos sus datos de telemedida y le envían las órdenes para que realice muchas operaciones que no son efectuadas por los astronautas que la tripulan. En el caso de las Apolo, las estaciones principales de seguimiento estaban en California, Australia y España (Fresnedillas, cerca de Madrid). Cada una cubría ocho de las 24 horas del día, medían continuamente la posición de la nave, su velocidad y comprobaban que seguía la órbita correcta. Los datos no eran secretos, todo lo contrario, se daban a los medios de comunicación para que los pormenores de aquellos viajes memorables fueran de domino público. En Fresnedillas había 40 o 50 periodistas que disponían de estos datos casi al instante. Lo realmente importante es que los seguimientos de las naves se podían hacer desde cualquier radiotelescopio bien dotado aunque no perteneciera a la NASA.Los rusos, por ejemplo, seguían a las naves americanas para conocer lo mejor posible sus objetivos. También desde otros lugares, Alemania o el Reino Unido, se siguieron estos vuelos. Nadie dudó de que las Apolo llegaran a la Luna. Si todo hubiera sido una farsa, los soviéticos, enzarzados en una tremenda pugna con los americanos por ver quién llegaba primero, hubieran puesto el grito en el cielo y lo habrían denunciado. Un detalle más. El 13 de julio de 1969, tres días antes de que partiera el Apolo XI, los soviéticos enviaron la sonda no tripulada Luna 15. Pretendían, al parecer, recoger pequeñas rocas y traerlas a la Tierra antes que los astronautas del Apolo. Algunos radiotelescopios de otros países pudieron comprobar cómo esa sonda llegó al satélite y consta en todas partes que hubo conversaciones a alto nivel entre soviéticos y americanos para evitar interferencias radioeléctricas entre ambas naves o incluso un posible choque. Por un fallo técnico, la sonda soviética se estrelló contra la superficie de la Luna unas horas después de que Armstrong la pisara.

Es curioso comprobar cómo los intoxicadores profesionales consagran muchas páginas a polemizar sobre falsas anomalías en alguna de las fotografías publicadas por la NASA, indicando, por ejemplo, que en el cielo negro que aparece no se ven las estrellas, cuando es más que evidente que dada la altísima iluminación que hay en la Luna consecuencia de no tener atmósfera, las fotos deben tomarse con el diafragma muy cerrado, por lo que una estrella lejana no impresiona la película. Sin embargo estos profesionales de la desinformación no dedican ni un solo renglón a explicar si es cierto que la nave Apolo XI no fue a la Luna dónde estuvo desde que despegó de Cabo Kennedy ante muchos miles de espectadores hasta que cayó en el Océano Pacífico siete días después.

Luis Ruiz de Gopegui dirigió la estación española encargada de seguir el alunizaje del Apolo XI
 
  • #49
¿Harían las pruebas con uno como éste mío:D? Yo creo que aún las pasaría. Ya veis como está. Cualquier día de estos le cambiaré el bisel.

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