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Me temo que me has sobrestimado; creo que no me he sabido explicar. Cuando digo que trato de darle una mínima lógica racional a mis compras (totalmente emocionales) y muchas veces lo consigo me refiero a que trato de que no sean compras sin ton ni son, que tengan una mínima coherencia con el resto de piezas y con mis intereses relojeros; yo con eso ya me conformo.
Si fuera racional no tendría la mayor parte de los relojes que tengo....
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Creo que es la mejor definición posible.Creo que lo hacemos de esta forma EMHO:
1º Razionalmente nos gusta el modelo y por eso lo buscamos cada dia en el foro hasta que sale y el precio se ajusta a nuestro presupuesto (que ha crecido de forma magica hasta igualar el que piden).
2º Emocionalmente lo recibimos en casa entre vitores y aplausos y corremos para hacerle fotos y colgar el hilo que pone "por fin llego el nuevo" o algo asi y esperamos que razionalmente todos los compañeros aplaudan nuestro buen gusto y nos ponemos emocionalmente contentos de lo bien que lo hemos hecho otra vez.
Fin de la historia hasta la proxima CRI
No hay nada racional en comprar un objeto que es inexacto al dar la hora, tecnológicamente obsoleto, por el que te crujen al revisarlo, te crujen más si se te rompe, por el que los malpensados dicen que lo tienes por vanidad y los bienpensados porque te falta un tornillo, que sirven para buceo profesional cuando apenas chapoteas en el mar o piscina, o como complemento para pilotar aviones cuando lo tuyo es el coche o la moto, o para regatas cuando los nudos marineros los ves en cuadros colgados en la pared.
Pero el arte tampoco es ejemplo de racionalismo y la vida sería muy triste sin él.
Enviado desde la nave espacial Nostromo con Tapatalk HD
Si fuera racional no tendría la mayor parte de los relojes que tengo....
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Primero y antes de nada, no tienes de qué disculparte. Que sea mujer no es algo que tengas que tener en cuenta, y de hecho tu planteamiento ha sido perfectamente correcto sin tenerlo en cuenta y no creo que ese detalle tenga que afectar a nuestra conversación En realidad, casi preferiría que olvidaras mi género; sinceramente, no creo que aporta nada interesante a mi presencia en este en este foro (salvo mis problemas con el tamaño de las cajas) Por lo demás, coincido contigo en casi todo. Mi puntualización venía simplemente a que la "lógica" a la que yo me refería obedecía a mínimos de coherencia emocional, no a lógica racional puramente dicha, que ya sé que no la hay en mis compras relojeras.Querida compañerA AbderramanII,
Lo primero, permíteme disculparme por mi lapsus. No me había apercibido de que eras mujer y te ruego me excuses por ello.
Sois muy pocas por aquí y siempre es motivo de alegría que no sólo un sexo esté representado.
Por otro lado, lo bueno de esta confusión es que podrás observar que en ningún momento me había planteado un comentario "adaptado" al sexo del compañero/a; hubiese sido la misma reflexión independientemente del interlocutor.
No he pretendido sobreestimarte (y mucho menos subestimarte) y creo haber entendido correctamente el sentido que dabas a tu comentario. Simplemente lo utilicé como punto de partida para una reflexión que también me planteo para mí mismo, confiando en tener tu permiso para ello.
Creo que es innegable que el tema relojero, al menos en lo que se refiere a su aspecto de artículo de lujo, conlleva algunas connotaciones que van más allá de los simple objetos que compramos. Uno de ellos es el inevitable matiz moral o ético que supone, al que no me referiré por no ser objeto de la cuestión que ha planteado el compañero que abrió el hilo, además de ser tema delicado y posible vía de controversia, como ya ha ocurrido a veces.
Otro es el que sí se plantea aquí; el de la presunta irracionalidad con la que actuamos, llevados por la atracción hacia los relojes.
Yo sí creo que muchas de nuestas adquisiciones (la inmensa mayoría, de hecho, salvando casos muy puntuales -más enfocadas al coleccionismo como hobby o el mero interés de comprar, disfrutar y revender-) no sólo son "emocionales" sino también fundamentalmente irracionales; no responden a una conducta lógica y muy coherente cuando compramos objetos cuya supuesta función principal es dar la hora, y es precisamente la función que menos nos preocupa de ellos. No es coherente cuando en mucho casos nos planteamos la búsqueda de un Santo Grial relojero (un reloj que nos "llene" completamente o que sea compendio completo de virtudes) cuando realmente sabemos que tal cosa no existe. No es racional cuando, llegado el punto de adquirir varias piezas, nos tenemos que plantear cómo usarlas y con qué frecuencia para que no se queden arrinconados en una caja. No es un símbolo de actividad equilibrada cuando, siendo muy puntillosos en lo que invertimos o gastamos nuestro dinero en otros aspectos de la vida, parecemos ser bastante laxos y "despreocupados" ante compras de relojes que supondrán indefectiblemente más gastos en el futuro -no precisamente discretos en muchos casos- ... etc, etc...
Pero es mi creencia que nosotros, seres humanos -independientemente de nuestro sexo-, nos vemos abocados a juzgar nuestro mundo con racionalidad y ser juzgados por él con dicha racionalidad. Se demanda continuamente de nosotros que seamos lógicos, cerebrales, coherentes y equilibrados porque de muchas decisiones que tomamos dependen demasiadas cosas.
Pero no todo en nuestra naturaleza es racional. De hecho, necesitamos una parcela de irracionalidad en nuestras vidas que nos permita tener una identidad propia, por muy poco "lógica" que sea. Necesitamos sentir que no somos meras máquinas que actúan equilibradamente ante toda situación en la vida.
La gente busca esos matices irracionales en sus vidas de distinta forma. De muy distintas formas; unos se dedican a subir montañas, otros a montarse trenes eléctricos en sus casas, otros hacen yoga y otros vuelcan sus sentimientos en los relojes que tienen o que quieren.
Por tanto, yo sí creo que la afición a los relojes es emotiva, irracional, ilógica ... pero esencialmente humana. Quizás sean objetos inútiles, pero es parte de nuestra naturaleza el amar la "inutilidad" de las cosas bellas.