Yo no lo creo. En aquellos tiempos un reloj era mucho más herramienta que ahora, y cualquier avance o invención relacionada con los relojes debió ser algo más celebrado que criticado. Los automáticos solucionaron el problema de estar dando cuerda a diario al reloj, y los cuarzos el problema del desfase diario, la exactitud y la precisión.
Hoy en día, al no ser el reloj una herramienta indispensable para saber la hora a diario y con exactitud, y como somos aficionados a este mundillo, en general preferimos la parte romántica de él, la parte más "pura", la de la cuerda manual o automática, aunque ello implique un desvío diario de varios segundos en nuestro reloj. ¿Por qué? Pues porque a menudo no lo consideramos una herramienta indispensable para el día a día, ya que tenemos la tranquilidad de que si queremos saber la hora exacta podemos consultar desde el móvil hasta el salpicadero del coche.
Imagina hace décadas, cuando se dependía de los relojes mecánicos exclusivamente para saber la hora y salieron los automáticos, un reloj que se da cuerda él solo, increíble. Y más adelante con los cuarzos, un reloj más exacto que un automático y que funciona sin cuerda, lo nunca visto. La crisis del cuarzo creo que es un ejemplo de lo que ocurrió en esa época. En aquellos tiempos, en el mundo de la relojería lo que primaba era solucionar problemas, no generar afición, básicamente porque el reloj era una herramienta cotidiana, no un simple adorno como ocurre hoy en día, o una afición.
Y que conste que yo llevo reloj para ver la hora, y además me gusta este mundillo por todo lo que representa.
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