En mi caso siempre me habían gustado, desde niño. Y ya en la veintena todavía viviendo con mis padres descubrí en un cajón un cronógrafo mecánico literalmente machacado, con la caja cromada podrida, la esfera prácticamente ilegible... que había sido de mi abuelo. Se lo pedí a mi padre y me lo regaló sin darle la más mínima importancia, mi padre no es de relojes.
Busqué relojeros reparadores en las páginas amarillas -para los millenials, eran unos libracos tochos que te dejaban en la puerta de casa cada año ordenados por profesiones. como Google, pero en papel
- y el azar por cercanía con mi casa me llevó a conocer a Amadeo , de relojería Cronos, y a su hijo , entonces aprendiz y estudiante y ahora dueño de Cronoworld, Alberto, que se convirtieron en eso que llamamos en el foro mis "relojeros de confianza" y más tarde amigos.
El reloj en cuestión tenía todo hecho una penita, salvo el movimiento que sorprendentemente estaba en buen estado.
Se restauró esfera, diseñándola de cero (le pusimos Landerón por el calibre, porque su marca -alguna corriente de la época, pues ni caja, corona o calibre estaban firmados- ) .
La caja se envió tiempo después gracias a Antón a Pita , quien le hizo un molde para copiarla en plata.
En definitiva un franken en toda regla, pero mi franken.
Así que este abuelito es el culpable de esta afición, y lo gracioso es que no soy de vintages....