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De la casa
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Si Breguet tiene un lugar especial en nuestro patrimonio cultural es porque su fundador, A.-L. Breguet (1747-1823), estableció el patrón por el que la mejor relojería ha sido juzgada desde entonces. Actualmente, sus herederos en Breguet siguen convirtiendo cada reloj en un modelo de supremo arte relojero.
A.-L. Breguet nació en Neuchâtel, pero pasó la mayor parte de su vida en París. Ningún aspecto de la fabricación de relojes escapó a su estudio y sus inventos fueron tan decisivos para la relojería como variados. Su carrera se inició con una serie de importantes adelantos: la creación de los relojes automáticos perpétuelle, de gran éxito, la introducción de gongs para los relojes repetidores y la primera protección antichoque para los pivotes del eje de volante.
Luis XVI y su reina, María Antonieta, fueron tempranos entusiastas de la relojería Breguet. Cada reloj de sus talleres demostraba los últimos adelantos relojeros en un movimiento original, dotado en la mayoría de los casos con un escape de palanca o de cilindro de rubí que él había perfeccionado.
A.-L. Breguet buscó refugio en Suiza contra los excesos de la Revolución Francesa. Regresó a París desbordante de ideas, creando la espiral de volante Breguet, su primer reloj de carruaje( vendido a Bonaparte), el reloj de sobremesa simpático y su reloj de bolsillo dependiente, el reloj de tacto y finalmente el de tourbillon, patentado en 1801.
Breguet se convirtió en el relojero indispensable para las élites científicas, militares, financieras y diplomáticas de la época. Sus relojes dominaron las cortes de Europa. Para sus clientes más distinguidos, Breguet diseñó sus piezas más notables, anticipando el reloj de pulsera en dos siglos para Carolina Murat, reina de Nápoles, en 1810. Recibió muchos honores en reconocimiento de su enorme contribución a la relojería. Nombrado miembro del Comité de Longitud como fabricante de cronómetros para la Armada, ingresó en la Academia de las Ciencias y recibió la Legión de Honor de manos de Luis XVIII.
Cuando falleció en 1823, todos lloraron al arquitecto de la mayor revolución en la ciencia de la relojería.
Hoy más que nunca, la vitalidad de una marca se caracteriza por su capacidad para innovar. La creatividad y el genio de Breguet no se han agotado con el tiempo sino que se han desarrollado, puesto que, desde 1999, con el impulso de Nicolas G. Hayek, las solicitudes de patentes son más numerosas que las invenciones registradas por su fundador.
Clientes distinguidos de Breguet
Los abonados a las buenas causas de cada época han reconocido en un reloj Breguet la expresión de los grandes ideales humanos: creatividad, belleza, imparcialidad. El reloj que poseyeron las personas más prominentes del mundo ejerce igual fascinación sobre sus contemporáneos literarios.
Para los escritores más populares de cada época, es un Breguet, más que un reloj, lo que aparece en el relato.
Los legendarios archivos de la marca registran todos los Breguet vendidos desde 1787. Para su campaña publicitaria, Breguet seleccionó a algunos de sus propietarios que han traído la atención de la historia.
El general Napoleón Bonaparte
En abril de 1798, pocas semanas antes de partir para Egipto, el general Bonaparte adquirió tres importantes relojes de Breguet: un reloj repetidor, un reloj de carruaje repetidor con calendario y un reloj repetidor automático perpétuelle. La familia del futuro emperador se convirtió pronto en cliente Breguet.
María Antonieta, reina de Francia.
En octubre de 1782, A.-L. Breguet “inventó, perfeccionó y terminó” el reloj número 2 10/82 para la reina María Antonieta. Era un repetidor perpétuelle automático con indicación de la fecha. La reina reconoció la obra de un maestro y el año siguiente Breguet recibió un asombroso encargo de un oficial de la guardia de la reina: construir para la reina un reloj que incorporase todas las complicaciones e invenciones conocidas.
El tiempo y el coste eran aparentemente ilimitados. De hecho el reloj tardó mucho tiempo en ponerse a la altura del flujo de invención de A.L. Breguet, porque el reloj número 160 no fue terminado hasta después de la muerte de la reina.
Sir Winston Churchill
Sir Winston Churchill era un cliente habitual de Breguet, a veces, como en 1928, para comprar un reloj, pero con más frecuencia para revisar el reloj que llevó puesto toda su vida. El Breguet número 765, un excepcional repetidor de minutos dotado de cronógrafo con segundero parcial, fue adquirido por su abuelo, el duque de Marlborough, en 1890.
Arthur Rubinstein
El reloj que llevaba Arthur Rubinstein, el número 1682 dotado de fecha y termómetro, se distingue especialmente por su rara caja oval. Tiene un origen peculiar. Breguet construyó la caja originalmente en 1822 para un noble ruso, el conde Panin. Se diseñó para que pareciera un reloj, pero su finalidad era albergar un retrato.
El reloj actual data de 1884, cuando la caja fue devuelta a Breguet con instrucciones para adaptarle un movimiento de reloj.
Una selección de clientes distinguidos de Breguet
El duque de Orléans(1780)
La reina María Antonieta(1782)
El rey Luis XVI de Francia(1783)
Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord(1787)
El marqués de Condorcet(1792)
El general Napoleón Bonaparte(1798)
El general Leclerc(1801)
El príncipe de Gales(1803)
Selim III, Sultán del Imperio Otomano(1806)
Reina Carolina Murat de Nápoles (1807)
El príncipe Fernando de España(1812)
El príncipe Carlos de España(1812)
El barón Hottinguer(1812)
El Observatorio de Florencia(1812)
La emperatriz María Luisa(1813)
El general Ney(1813)
El general Davidoff(1814)
El barón Rothschild(1815)
El duque de Marlborough(1818)
El duque de Wellington(1818)
Y muchos más........
Gracias por llegar hasta aquí.
Saludos y feliz comienzo de semana
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