Ya escribí ayer, pero me ha apetecido compartir una pequeña anécdota.
Como alguien ha dicho... Qué extraño vacío puede dejar alguien con quien apenas has tratado en persona.
Antón decía que no era una sorpresa, pero todos convenimos en que duele igual. En este foro-familia, aunque muchos no nos hayamos visto, hay cosas que duelen igual. Igual no, pero sorprendentemente parecido.
Con Agustí hablé poco. Coincidimos muy poco en persona y me generaba respeto. Seguro que era una percepción mía absurda. No hace mucho un compañero de foro y de otras vicisitudes de la vida, me decía que le generaba respeto el título de "Antiguos moderadores". Ya ves tú el respeto que puedo generar yo...
Con lo poco que hablé, unos pocos mensajes privados fruto de coincidir como foreros, como locos amantes de los relojes y como moderadores, tuve bastante para saber que era una persona especial. No sé si me equivoco porque ya lo he dicho, no lo conocía suficiente, pero me transmitía tranquilidad, armonía y alegría.
Hoy lo he recordado varias veces... Y he tirado de mensajería...
Una vez me envió un mensaje felicitándome por un hilo abierto. Un hilo sin importancia, bastante parco. Un hilo que era una vergüenza al lado de los que él escribía. Con cuatro datos buscados en comparación a las decenas que él aportaba en sus hilos fruto de su conocimiento. Me aconsejó incluir el enlace a un hilo del subforo de esenciales. Así lo hice y le agradecí sus palabras. Unas palabras que seguro eran sinceras, porque apreciaba el esfuerzo. Pero él sabía que aquello era parco a pesar de las buenas intenciones y que con el enlace quedaba rematado para quien quisiera una lectura bien documentada.
El hilo era este:
Bulova Accutron II Alpha
Al elogiar sus hilos me dijo que iba a dejar de hacerlos semanales. Estaba apenado. Le dedicaba mucho tiempo y lo hacía a gusto, pero me decía que el último lo habían leído 114 compañer@s. No contestado, no, sinó leído. Quizás ni eso. 114 lo habían abierto y visto. Y me decía que eso era un 0.2% de l@s compañer@s.
Me dio pena recibir esa noticia. Éramos una familia pequeña y participativa y aún así ya se hacía más caso a los hilos polémicos que a los maravillosos que él nos regalaba.
Porque Agustí era un FORERO. Según atestiguan, mejor persona. Pero era un FORERO en mayúsculas. Compartía y hablaba desde la excelencia técnica y humana. Desde el respeto a pesar de saber una infinidad que nos hacía palidecer a los demás.
Allà on estiguis, gràcies Agustí.