P
PET
Habitual
Sin verificar
Hola. He pasado mis vacaciones en el lugar más maravilloso de la tierra. Han sido unos días recorriendo Franconia, Babiera, el norte de Suiza, la Selva Negra y Schaffhausen.
El viaje lo programé yo, pero a pesar de ello es imposible abarcar tanta grandeza, tanta belleza y tanta educación bien impostada. El comienzo fue estremecedor porque cayó una tromba de agua en Frankfurt, de camino a Nurnberg, que casi nos obliga a detener el tanque que nos llevaba, y que alquilamos en el Aeropuerto. En esta maravillosa ciudad de Nurnberg, capital de Franconia, histórica donde las haya, el trato fue exquisito. Nuestro dominio del aleman es de estricta supervivencia y además mal pronunciado, pero la gente se hacía entender.
La primera parada relojera fue esta:
Es el maravilloso reloj de la Iglesia de Santa María, en la MarktPlatz.
Mientras veíamos el mercado desde la cervería más concurrida, se sentó en la mesa de contigua un chico de uno 30 años con un Patek Nautilus crono. Sin palabras quedé.
En esa maravillosa ciudad existen dos relojerías de Wempe. La fotografiada es la que existe cerca del puente:
En Nurnberg hice otras cosas aparte de ver relojes, como ir al Zeppelin Halle, pero mejor no cuento lo que allí pasó porque no se puede ni se debe contar.
El viaje, despues de varias experiencias inolvdabvles prosiguió en Munich, quizá la mejor ciudad del mundo.
Se ven maravillas con automatismos como el reloj del Ayuntamiento nuevo:
Fuimos a la HofBräuhaus. Ni que decir tiene que los tres amigos que ibamos en el viaje disfrutamos en grande hasta que cerraron en histórico establecimiento.
Tras pasar un tiempo en Munich, donde vimos chicas, coches, chicas y relojes, así como gente encantadora, servicial, amable que nos sacan años luz de ventaja en muchas cosas, decidimos ir a Suiza.
Allí, en Friedrichhausen, nos esperaban bellas mozas suizas, junto al lago Constanza. De allí, y tras un helado y un rato de fraternización con las señoritas solteras (supongo) del lugar, nos fuimos a Shaffhausen.
Somos como niños -bueno, no creo que piensen eso las Friedrichhausensesas-. Nos subimos al barco, y fuimos a las Rainfall, y luego a ver relojes a la IWC.
La visita no estaba programada porque la primera visita esta prevista para el mes de octubre y en eso son muy serios, pero eso sí, bajaron de sus talleres dos relojeros excepcionales, y españoles: Amaro Abad y Miguel Hernández, quienes nos explicaron todo y más sobre su trabajo y su vida en la IWC durante más de 25 años. Nos contaron anédotas de Blumleim, a quien conocieron personalmente. Fue formidable.
Luego vimos el museo, y nos fuimos a la selva negra.
Nada del otro mundo: Titisee, y una reunión de coches antiguos. Nos quedamos en una casa de muñecas gigante llena de flores, despues el lago Mammel, Friburgo, las tartas de chocolate al horno, los desayunos brutales,
y por fin Baden Baden.
Nunca he visto tanta clase, tanto dinero y tan bien escondico como en aquel lugar. Es el lujo extremo. Coches, señoras, Pateks, rusos con diamantes, todos los taxistas trajeados sin excepcion, los moviles Vertu de a casi 10.000 euros la unidad, y el casino imponente al que entramos. Cenamos enfrente del mismo. Y tras una noche sorprendente, no fuimos a Heidelberg.
De esta ciudad no se debe decir nada, hay que verla. Es excpcional.
El anteúltimo dia fuimos a la Sinn en Frankfurt. Sí, allí nos atenddieron con mucho gusto, pero no se admiten vistas guiadas sin concertarlas previamente. Entramos a la exposición y nos encantó charlar con el empleado que estaba al frente de la misma.
La ciudad tiene Lujo y edificios impresionantes.
En definitiva, no se pa que he vuelto.
Las fotos que siguen son: la entrada a la IWC, el hotel de titisee en que nos quedamos, un edidicio de Baden, y una vista general de Heidelberg desde el jardin del castillo. Las fotos con caretos las he suprimido por razones estéticas. Si alguna chica, (o chico si es adinerado), tiene interes especial en ver las fotos con mi persona, que me las pida por privado.
El viaje lo programé yo, pero a pesar de ello es imposible abarcar tanta grandeza, tanta belleza y tanta educación bien impostada. El comienzo fue estremecedor porque cayó una tromba de agua en Frankfurt, de camino a Nurnberg, que casi nos obliga a detener el tanque que nos llevaba, y que alquilamos en el Aeropuerto. En esta maravillosa ciudad de Nurnberg, capital de Franconia, histórica donde las haya, el trato fue exquisito. Nuestro dominio del aleman es de estricta supervivencia y además mal pronunciado, pero la gente se hacía entender.
La primera parada relojera fue esta:
Es el maravilloso reloj de la Iglesia de Santa María, en la MarktPlatz.
Mientras veíamos el mercado desde la cervería más concurrida, se sentó en la mesa de contigua un chico de uno 30 años con un Patek Nautilus crono. Sin palabras quedé.
En esa maravillosa ciudad existen dos relojerías de Wempe. La fotografiada es la que existe cerca del puente:
En Nurnberg hice otras cosas aparte de ver relojes, como ir al Zeppelin Halle, pero mejor no cuento lo que allí pasó porque no se puede ni se debe contar.
El viaje, despues de varias experiencias inolvdabvles prosiguió en Munich, quizá la mejor ciudad del mundo.
Se ven maravillas con automatismos como el reloj del Ayuntamiento nuevo:
Fuimos a la HofBräuhaus. Ni que decir tiene que los tres amigos que ibamos en el viaje disfrutamos en grande hasta que cerraron en histórico establecimiento.
Tras pasar un tiempo en Munich, donde vimos chicas, coches, chicas y relojes, así como gente encantadora, servicial, amable que nos sacan años luz de ventaja en muchas cosas, decidimos ir a Suiza.
Allí, en Friedrichhausen, nos esperaban bellas mozas suizas, junto al lago Constanza. De allí, y tras un helado y un rato de fraternización con las señoritas solteras (supongo) del lugar, nos fuimos a Shaffhausen.
Somos como niños -bueno, no creo que piensen eso las Friedrichhausensesas-. Nos subimos al barco, y fuimos a las Rainfall, y luego a ver relojes a la IWC.
La visita no estaba programada porque la primera visita esta prevista para el mes de octubre y en eso son muy serios, pero eso sí, bajaron de sus talleres dos relojeros excepcionales, y españoles: Amaro Abad y Miguel Hernández, quienes nos explicaron todo y más sobre su trabajo y su vida en la IWC durante más de 25 años. Nos contaron anédotas de Blumleim, a quien conocieron personalmente. Fue formidable.
Luego vimos el museo, y nos fuimos a la selva negra.
Nada del otro mundo: Titisee, y una reunión de coches antiguos. Nos quedamos en una casa de muñecas gigante llena de flores, despues el lago Mammel, Friburgo, las tartas de chocolate al horno, los desayunos brutales,
y por fin Baden Baden.
Nunca he visto tanta clase, tanto dinero y tan bien escondico como en aquel lugar. Es el lujo extremo. Coches, señoras, Pateks, rusos con diamantes, todos los taxistas trajeados sin excepcion, los moviles Vertu de a casi 10.000 euros la unidad, y el casino imponente al que entramos. Cenamos enfrente del mismo. Y tras una noche sorprendente, no fuimos a Heidelberg.
De esta ciudad no se debe decir nada, hay que verla. Es excpcional.
El anteúltimo dia fuimos a la Sinn en Frankfurt. Sí, allí nos atenddieron con mucho gusto, pero no se admiten vistas guiadas sin concertarlas previamente. Entramos a la exposición y nos encantó charlar con el empleado que estaba al frente de la misma.
La ciudad tiene Lujo y edificios impresionantes.
En definitiva, no se pa que he vuelto.
Las fotos que siguen son: la entrada a la IWC, el hotel de titisee en que nos quedamos, un edidicio de Baden, y una vista general de Heidelberg desde el jardin del castillo. Las fotos con caretos las he suprimido por razones estéticas. Si alguna chica, (o chico si es adinerado), tiene interes especial en ver las fotos con mi persona, que me las pida por privado.
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