D
Daniel1955
Novat@
Sin verificar
Estimados compañeros de afición,
con el permiso del señor administrador (Antón-Goldoff) y de los señores moderadores, voy a contaros lo que me he sucedido, pues creo que puede ser del máximo interés general.
Hace unos ocho años que estoy en el foro, y aunque no participo demasiado por motivos familiares y laborales, sí que lo sigo cuanto puedo y he participado en varias quedadas multitudinarias. Pero he decidido abrir esta nueva cuenta para explicaros la penosa situación, por pura vergüenza. Lamentaría incumplir alguna norma de nuestro querido foro, pero me apena que se pueda conocer mi identidad, pues en estos años he hecho amigos que conocen mi nick habitual.
La historia es la siguiente. Como muchos de vosotros, desde hace bastantes años fui adquiriendo una bastante extensa colección de relojes, de distintos precios y calidades, comprados tanto en establecimientos como en rastros y a otros aficionados. Incluso alguno compré a través del foro.
En su momento, viví momentos de bonanza económica, con un puesto de trabajo muy bien pagado, y pude permitirme algún que otro reloj de lujo (para que os hagáis una idea, mi nivel máximo era un Rolex Daytona).
Como consecuencia de la crisis, mi categoría laboral y el sueldo asociado se vieron notablemente reducidos. Por si fuera poco, el caos se desató en mi entorno familiar, con la practica totalidad de familiares directos desempleados, a lo que se sumaba -los momentos malos nunca viene solos- los padres ingresados en una residencia.
Todo ello me impulsó, con un terrible dolor de corazón que seguramente comprenderéis muy bien, a tener que vender mi colección de relojes, que sin duda era el bien material que más amaba. Cierto es que no son más que objetos, pero acumulados a lo largo de muchos años de esfuerzo e ilusión. Sé que lo entendéis.
Esto fue hace tres años. Los vendí por diversos procedimientos. Unos, muy pocos, en el foro, con pago por transferencia. Un lote importante se lo vendí a un compraventa de Madrid (he de decir que su trato fue muy honrado, y a pesar de ver mi obvia necesidad perentoria, no se aprovechó de ello), también con pago por transferencia. Y el resto, en EBay, con pago a través de PayPal, que a su vez trasladaba a mi cuenta corriente. En total, unos 50.000 euros (casi el doble de mi sueldo anual bruto en esos momentos). No quise vender directamente a los amigos y compañeros, por la vergüenza de que supieran de mi necesidad. Además, como me urgía la venta, en la gran mayoría de los casos me vi obligado a vender por debajo del valor de mercado.
El caso es que hace unos meses recibí una notificación de Hacienda en la que me instaba a justificar la procedencia de ese dinero. Lo cual me pareció totalmente lógico, pues podía proceder de actividades ilícitas. Preparé un exhaustivo dossier, con todo lujo de detalles, pues nada más lejos de mi intención que ocultar nada a Hacienda, pues soy plenamente consciente de que todos debemos aportar según nuestras posibilidades al bien común.
Demostrado que todo el dinero procedía de la venta lícita de los relojes de mi colección, empezó el calvario. Hacienda considera que ha habido una ganancia patrimonial neta. Me explico. Como no había guardado las facturas de compra (en la mayoría de los casos inexistentes, pues lo cierto es que en nunca me había planteado ni pedirlas en los establecimientos ni guardarlas; considerando además que algunos relojes no se habían siquiera adquirido en tiendas oficiales, como puede ser el caso cuando nos compramos y vendemos entre particulares), Hacienda entiende que los relojes me los podían haber regalado o los podía haber encontrado (respuesta literal de los funcionarios que me han atendido en persona), por lo que, según la normativa vigente, se puede aplicar como un plena ganancia patrimonial todo el importe obtenido por la venta.
En definitiva, Hacienda me ha hecho una nueva declaración de la renta de ese año (las conocidas como "paralelas"), incorporando los 50.000 euros como ganancia patrimonial, y el resultado es que tengo que pagar unos 23.000 euros, más intereses de demora, más una multa (por no haberlo tenido en cuenta en su día) de importe todavía por determinar. Y menos mal que mis ingresos brutos eran en ese momento muy bajos, como he señalado.
A pesar de mis alegaciones, totalmente transparentes, no ha habido manera de hacer entender a los funcionarios de Hacienda que nadie se encuentra en la calle una treintena de relojes por ese valor, y que tampoco es muy probable que sean todos fruto de donaciones. Tampoco Hacienda hace ninguna minoración, sino que todo lo incluye como ganancia.
En caso de haber podido aportar las facturas de compra, Hacienda dice que lo hubieran cotejado con el importe de venta, para el cálculo pertinente. Pero me pregunto cuántos de nosotros hemos pedido facturas o las hemos guardado a lo largo de los años.
La conclusión es que ahora, a mis 61 años, no sólo he tenido que desprenderme de mi querida colección (sueño con ella muchos días) por una necesidad económica imperiosa fruto de la crisis que nos asola, sino que ahora, con un sueldo muy justo y sin fondos en el banco, tengo que pedir un préstamo para poder pagar a Hacienda. Lo que significa la ruina absoluta durante unos cuantos años.
Os pido disculpas por la extensión, pero creo que es importante que todos lo conozcáis, pues os puede pasar a cualquiera. Al parecer, Hacienda está revisando todas las transacciones de los últimos años para detectar ingresos que no se corresponden con el salario, y muy especialmente las compraventas por internet, no excluyendo los importes más pequeños.
Esto mismo es extensivo a cualquier artículo, pues afecta a todo, desde electrónica, mobiliario, artículos deportivos,... Vamos, que si un día estás en bancarrota -como puede suceder en una separación- y tienes que vender los objetos que tengas en tu casa, hay que pensar que encima vas a tener que pagar a Hacienda por transmitir tus propias cosas.
La moraleja es que siempre que se pueda hay que pedir y guardar las facturas, y si la venta es entre particulares, hacer un contrato privado escrito (ojo, que luego hay que tratar adecuadamente los datos de la otra parte). No voy a decir que mejor hacer tratos en mano en metálico, que sin duda escaparían al control fiscal, aunque lo cierto es que intentar hacer las cosas legalmente y con transparencia ya vemos que tiene un alto coste.
Finalmente, si alguien -sea abogado especializado en fiscal o inspector de Hacienda- puede darme alguna indicación que me ayude con este tema, estaré infinitamente agradecido.
Un cordial saludo para todos y mil gracias al foro por brindarnos estos espacios y hacernos disfrutar de nuestra afición, aunque nada más sea visualmente.
Daniel.
con el permiso del señor administrador (Antón-Goldoff) y de los señores moderadores, voy a contaros lo que me he sucedido, pues creo que puede ser del máximo interés general.
Hace unos ocho años que estoy en el foro, y aunque no participo demasiado por motivos familiares y laborales, sí que lo sigo cuanto puedo y he participado en varias quedadas multitudinarias. Pero he decidido abrir esta nueva cuenta para explicaros la penosa situación, por pura vergüenza. Lamentaría incumplir alguna norma de nuestro querido foro, pero me apena que se pueda conocer mi identidad, pues en estos años he hecho amigos que conocen mi nick habitual.
La historia es la siguiente. Como muchos de vosotros, desde hace bastantes años fui adquiriendo una bastante extensa colección de relojes, de distintos precios y calidades, comprados tanto en establecimientos como en rastros y a otros aficionados. Incluso alguno compré a través del foro.
En su momento, viví momentos de bonanza económica, con un puesto de trabajo muy bien pagado, y pude permitirme algún que otro reloj de lujo (para que os hagáis una idea, mi nivel máximo era un Rolex Daytona).
Como consecuencia de la crisis, mi categoría laboral y el sueldo asociado se vieron notablemente reducidos. Por si fuera poco, el caos se desató en mi entorno familiar, con la practica totalidad de familiares directos desempleados, a lo que se sumaba -los momentos malos nunca viene solos- los padres ingresados en una residencia.
Todo ello me impulsó, con un terrible dolor de corazón que seguramente comprenderéis muy bien, a tener que vender mi colección de relojes, que sin duda era el bien material que más amaba. Cierto es que no son más que objetos, pero acumulados a lo largo de muchos años de esfuerzo e ilusión. Sé que lo entendéis.
Esto fue hace tres años. Los vendí por diversos procedimientos. Unos, muy pocos, en el foro, con pago por transferencia. Un lote importante se lo vendí a un compraventa de Madrid (he de decir que su trato fue muy honrado, y a pesar de ver mi obvia necesidad perentoria, no se aprovechó de ello), también con pago por transferencia. Y el resto, en EBay, con pago a través de PayPal, que a su vez trasladaba a mi cuenta corriente. En total, unos 50.000 euros (casi el doble de mi sueldo anual bruto en esos momentos). No quise vender directamente a los amigos y compañeros, por la vergüenza de que supieran de mi necesidad. Además, como me urgía la venta, en la gran mayoría de los casos me vi obligado a vender por debajo del valor de mercado.
El caso es que hace unos meses recibí una notificación de Hacienda en la que me instaba a justificar la procedencia de ese dinero. Lo cual me pareció totalmente lógico, pues podía proceder de actividades ilícitas. Preparé un exhaustivo dossier, con todo lujo de detalles, pues nada más lejos de mi intención que ocultar nada a Hacienda, pues soy plenamente consciente de que todos debemos aportar según nuestras posibilidades al bien común.
Demostrado que todo el dinero procedía de la venta lícita de los relojes de mi colección, empezó el calvario. Hacienda considera que ha habido una ganancia patrimonial neta. Me explico. Como no había guardado las facturas de compra (en la mayoría de los casos inexistentes, pues lo cierto es que en nunca me había planteado ni pedirlas en los establecimientos ni guardarlas; considerando además que algunos relojes no se habían siquiera adquirido en tiendas oficiales, como puede ser el caso cuando nos compramos y vendemos entre particulares), Hacienda entiende que los relojes me los podían haber regalado o los podía haber encontrado (respuesta literal de los funcionarios que me han atendido en persona), por lo que, según la normativa vigente, se puede aplicar como un plena ganancia patrimonial todo el importe obtenido por la venta.
En definitiva, Hacienda me ha hecho una nueva declaración de la renta de ese año (las conocidas como "paralelas"), incorporando los 50.000 euros como ganancia patrimonial, y el resultado es que tengo que pagar unos 23.000 euros, más intereses de demora, más una multa (por no haberlo tenido en cuenta en su día) de importe todavía por determinar. Y menos mal que mis ingresos brutos eran en ese momento muy bajos, como he señalado.
A pesar de mis alegaciones, totalmente transparentes, no ha habido manera de hacer entender a los funcionarios de Hacienda que nadie se encuentra en la calle una treintena de relojes por ese valor, y que tampoco es muy probable que sean todos fruto de donaciones. Tampoco Hacienda hace ninguna minoración, sino que todo lo incluye como ganancia.
En caso de haber podido aportar las facturas de compra, Hacienda dice que lo hubieran cotejado con el importe de venta, para el cálculo pertinente. Pero me pregunto cuántos de nosotros hemos pedido facturas o las hemos guardado a lo largo de los años.
La conclusión es que ahora, a mis 61 años, no sólo he tenido que desprenderme de mi querida colección (sueño con ella muchos días) por una necesidad económica imperiosa fruto de la crisis que nos asola, sino que ahora, con un sueldo muy justo y sin fondos en el banco, tengo que pedir un préstamo para poder pagar a Hacienda. Lo que significa la ruina absoluta durante unos cuantos años.
Os pido disculpas por la extensión, pero creo que es importante que todos lo conozcáis, pues os puede pasar a cualquiera. Al parecer, Hacienda está revisando todas las transacciones de los últimos años para detectar ingresos que no se corresponden con el salario, y muy especialmente las compraventas por internet, no excluyendo los importes más pequeños.
Esto mismo es extensivo a cualquier artículo, pues afecta a todo, desde electrónica, mobiliario, artículos deportivos,... Vamos, que si un día estás en bancarrota -como puede suceder en una separación- y tienes que vender los objetos que tengas en tu casa, hay que pensar que encima vas a tener que pagar a Hacienda por transmitir tus propias cosas.
La moraleja es que siempre que se pueda hay que pedir y guardar las facturas, y si la venta es entre particulares, hacer un contrato privado escrito (ojo, que luego hay que tratar adecuadamente los datos de la otra parte). No voy a decir que mejor hacer tratos en mano en metálico, que sin duda escaparían al control fiscal, aunque lo cierto es que intentar hacer las cosas legalmente y con transparencia ya vemos que tiene un alto coste.
Finalmente, si alguien -sea abogado especializado en fiscal o inspector de Hacienda- puede darme alguna indicación que me ayude con este tema, estaré infinitamente agradecido.
Un cordial saludo para todos y mil gracias al foro por brindarnos estos espacios y hacernos disfrutar de nuestra afición, aunque nada más sea visualmente.
Daniel.