El caso de Hanhart sí me ha parecido significativo. En resumen, para quien quiera leerse su historia es la del intento de crear una gran marca a la que nunca la han dejado ser por diferentes avatares de la vida, pero tienen una gran historia en el mundo de los cronos, de los que fueron referencia con sus propias manufacturas, cuyos planos fueron expoliados por los franceses tras la II Guerra Mundial. Hoy sobreviven a base de Valjoux.
Aún así, a pesar del pequeñísimo tamaño de la empresa, siguen innovando con el acero ultrarresistente a los arañazos, o por ser la única o de las muy pocas que sí se han preocupado por la ergonomía del reloj en la muñeca, con unas asas muy curiosas, flexibles y amortiguadas para que el reloj se fije siempre a la muñeca, evitando esos huecos incómodos, o que sobresalgan en exceso en muñecas delgadas. Es decir que se curvan y cierran más en ese caso o se quedan más abiertas en muñecas amplias.
Estas innovaciones ya podrían haberlas adoptado muchas marcas de renombre.