Castellanizado y todo, no deja de ser Nobel, aguda. Sí es cierto que el deseo de evitar la misma acentuación que novel ha dado lugar a la forma llana. Don Manuel Seco apunta que puede aceptarse como palabra llana, aunque lo desaconseja, pero en ningún caso con tilde, siguiendo la doctrina académica de respetar los nombres propios, especialmente antropónimos, no completamente asimilados por el español, con su grafía original. Sí tildaríamos París, pero no Wagner, que algún desalmado podría escribir Bágner, esta vez sí, con tilde.
Lo de puntuar a capricho es una forma caprichosa de puntuar, de eso no hay duda. Las consecuencias que pueda tener una puntuación arbitraria en un texto ya es otro cantar. En un texto científico puede ser aterrador, y en un texto legal puede dar lugar a todo tipo de chanchullos (fruta del país, para qué nos vamos a engañar). Don Jacinto Benavente, maricón y premio Nobel como él mismo gustaba decir, aportaba un ejemplo muy bonito y vistoso en Los intereses creados: "resultando que no debe condenársele" frente a "resultando que no, debe condenársele". Buenos jueces tenemos por ahí como para ponérnoslo más difícil.
Lo de don Jacinto es absolutamente cierto.