Una vez en el metro se me acercó un chico marroquí alto y en chandal. Yo iba con auriculares y el tío me enseñaba un papel y dí por supuesto que estaba pidiendo o que me quería dar palique para liármela.
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Quizá me puedo permitir que un día me roben la cartera, o me den el coñazo. Podría vivir pensando que soy un imprudente o un pringao, pero no que soy un tipo prejucioso que cree que todos quiere robarle su reloj de 150€, eso no me vuelve a pasar.
Solo por aclararlo, es una realidad que la delincuencia y los ladrones van a más, pero no dejemos que nos hagan peores personas como me pasó a mí. Seamos prudentes y discretos, pero no perdamos los valores que nos han transmitido nuestros mayores.
Saludos
Esta es una aportación meritoria llena de buenas intenciones con la que estoy de acuerdo en parte. Pero cuidado, esta forma de pensar tiene una trampa. Ante una situación dudosa debemos evaluar el riesgo y nunca debemos aceptar un riesgo alto para nuestra integridad y/o patrimonio por ninguna servidumbre ni complejo a ser tal o cual. Una cosa son los valores y otra son los complejos de autoculpa o la debilidad mental ante argumentaciones supuestamente morales, el buenismo indiscriminado. El primer deber moral es protegernos y también nuestro derecho hacerlo.
Estar atentos y una buena percepción de la realidad es esencial. Cuando se va con malas intenciones se nota, se intentan enmascarar y eso se nota también. En realidad somos animales y gran parte de nuestro comportamiento tiene muchas similitudes (la etología lo estudia) por ello los primeros momentos de contacto con estos
depredadores es esencial: tienen que darse cuenta de que no somos
su comida.
En el verano del año pasado paré en Quimper, bretaña francesa. Salimos del hotel sobre las 21 horas, que eso es muy tarde en Francia aún en verano, a dar una vuelta; todavía había luz pero no había nadie por la calle. Mi amiga iba con el iphone en la mano todo el rato, que si wasap, que si foto, en fin... Pasamos por delante de un tipo friki-rastas lleno de piercings y cadenas apoyado en un portal que no dejó de ponerle el ojo encima. Yo me separé hacia el centro de la calzada, esperando que ella me siguiera, para no darle la espalda y vigilar y en ésto que sale directo detrás de ella. La llamo y nos cambiamos de acera acelerando el paso y él detrás. Afortunadamente había un pequeño local pizzería en la otra acera, nos cambiamos de nuevo bien ligeros, él detrás, y entramos.
Se quedó en la puerta un poco y nosotros al fondo del local de pie simulando que consultábamos entre nosotros. En ésto entra y se nos queda mirando y dudando. Yo, de costado a él, agarré una silla con las dos manos y me puse tenso; finalmente se puso a hablar con el camarero, nos miraron alguna vez, y terminaron sacándole una bolsa, con una pizza supongo.
¿Nos quiso arrebatar el móvil o tal vez sólo pedir dinero? con esa persecución y con una mujer yo evité el riesgo.
Otro día en Angers aparcamos el coche junto a un
homeless que se nos quedó mirando todo el rato. Me dejó intranquilo por el coche y mientras me alejaba le iba vigilando por si se le acercaba. En absoluto, se levantó y subió por la acera entrando en un super a pedir. Ví de lejos que no le dieron nada y me acerqué a él, me excusé y le pregunté si tenía necesidad de dinero. No se lo esperaba y le repetí la pregunta.
Bien sûr me respondió, le di 20 €. Luego me reproché de no haberle dado algo más.
Entonces no nos confundamos, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Con los niveles de asistencia social que tenemos, que se tira la comida de la Cruz Roja a la basura, la gente que se dedica a asaltar no tiene perdón.
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