¡Hombre, no seas tan pesimista (quiero decir realista)! Siempre nos quedará decir que Einstein suspendió una vez las matemáticas, de donde deduciremos que todo el que suspende las matemáticas es un Einstein en miniatura. Como si Einstein hubiera llegado a ser una estrella del folk, o físico, no recuerdo ahora, por el hecho de suspender las matemáticas, lo que - dicho sea de paso - igual es mentira y todo.
Y volviendo al solar patrio (con perdón) podemos echar mano de don Santiago Ramón y Cajal, infante y adolescente gamberro y desconsiderado, malandrín y un poco hijo de puta y ahí lo tienes: premio Nobel (pronúnciese aguda. SÍ, aguda), como si el ser gamberro, desconsiderado malandrín y un poco hijo de puta hubiera sido el mérito que lo hizo merecedor del premio.
O el famoso, en pequeños círculos, eso sí, Braulio Buribuses, gran hipócrita y zoquete redomado, que aprobaba todos los exámenes copiando del libro de texto, hasta que un día se equivocó de libro y llenó el examen de literatura de sinclinales y anticlinales, volcanes peleanos y plataformas marinas y algo de la reproducción de la estrella de mar (que él pensaba que era la Virgen del Carmen). Pues este anda por el mundo con fama de urólogo, y no hay personaje o personajillo que no le haya plantado delante lo que habitualmente va detrás sólo por presumir. Y es que el más tonto te puede meter el dedo en el ojo, no importa cuál sea este.
Y es que, como decía otro prócer tan idiota como chulo, fruta del país, en España todo el monte es orgasmo. Cuando alguien triunfa por sus méritos, insisto: por sus méritos, se busca en su biografía cualquier sandez que hiciera para convencernos de que su triunfo no se debe a su trabajo, sino a que era tonto. Y pensamos que de un tierno infante vago y maleante surgirá, por una imposible metamorfosis, un adulto brillante, buen ciudadano, respetuoso con el medio ambiente, que santifique las fiestas, honre padre y madre y no diga palabrotas como cabrón, político, hijo de pnte ( de puta, por si hay alguna duda) como el loro que me encasquetaron a mí hace unos meses. He dicho.