Hoy he leído en el muro de Facebook de un amigo una información curiosa sobre la reparabilidad de los dispositivos electrónicos de hoy. Ni tan siquiera voy a resumirla, pero sí quiero contar la reflexión a la que me ha llevado: Si un reloj solar muere, por ejemplo, a los 20 años, y luego hay que tirarlo por no poder reponer el acumulador, ¿hasta que punto es un reloj no contaminante? ¿Qué pasa con su goma, caucho, resina, plástico o lo que lleve? Y el material del acumulador, aunque no sea tóxico, ¿acaso se disuelve o es biodegradable? (He puesto por ejemplo los 20 años porque, a día de hoy, parece una estimación bastante realista).
Admito que 20 años no son dos días, pero recuerdo que tengo un Festina de más de 23 años que, obviamente, ha consumido pilas, pero que ahí sigue. El módulo del crono está roto, pero el de la hora continúa con una precisión espectacular y el segundero se para exactamente enfrente de cada dial. Vamos, que no tiene aspecto de irse a morir mañana. No digo que un cuarzo sea la mejor opción pero, a falta de saber exactamente lo que duran los actuales solares, tampoco parece una idea que haya que enterrar.
Suelto esto rollo porque parece que más o menos estamos de acuerdo en la influencia que tiene el factor ecológico/contaminante.