Por algo será.
Por su belleza.
Por su historia. Primer crono con bisel taquimétrico.
Por su leyenda. Casi medio siglo de misiones espaciales, ningún reloj tiene tanta historia en el espacio.
Por su legibilidad. Punto fuerte de éste reloj, punto débil de casi todos los cronógrafos.
Por su atemporalidad. Con pocos cambios desde 1957, y prácticamente inalterado desde 1971. Y supongo que así seguirá en el futuuro.
Por su corazón. Un mítico Lémania, no un aburrido 7750 más.
Mas que un reloj es un icono, e indudablemente, aunque los haya mejores, más modernos y más caros, es el cronógrafo más famoso. En mi caso, es mi reloj favorito y no me canso de mirarlo. Aunque claro está, nada gusta a todo el mundo.