Cartier es una de las más grandes casas relojeras. En su area de relojes factura más o menos lo mismo que Omega que no es poco y hasta hace 5 años facturaba más. Longines fue una de las más grandes y se podría debatir la estrategia del Grupo Swatch en cuanto al posicionamiento de la marca, pero eso es lo que tiene haber sido absorbida por un consorcio relojero.
Dicho esto aclaro varios maletendidos.
Como ya han dicho algunos compañeros, estos relojes no se vendieron en Tiffany & Co sino en la boutique de Cartier de Nueva York.
La costumbre de poner doble marca en relojes de lujo data desde principios del siglo XX, desde luego que no debería ser novedad esto para nadie. Lo ha hecho Patek Philippe (ejemplo el Cronómetro Gondolo por Gondolo y Laborieau en Río de Janeriro en los años 20s), Audemars Piguet, Vacheron y por supuesto Rolex. De hecho Longines también lo hizo como esta maravilla hecha para Camerer Cuss and Co:
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Esta moda tuvo un auge importante a partir de los años 50's, para llegar probablemente a su máximo en los 60's y 70s.
Rolex ya era una potencia relojera por aquellos años, vender Rolex era una obligación para cualquier joyería que se preciase. Recordemos que hasta los 60's Rolex había fabricado más relojes certificados cronómetro que el conjunto de la relojería suiza. Rolex era ya desde los 50's símbolo del reloj preciso, resistente y deportivo.
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A diferencia de Rolex que era una potencia en relojería, Cartier siempre ha sido más joyería siendo de hecho, la joyería más grande (Jeweler of Kings, King of Jewelers). En los 70s era evidentemente más conocida por sus joyas (igual que hoy), a pesar de tener relojes míticos como el Tank.
Definitivamente a Cartier le interesaba vender Rolex en Nueva York. Tenían ahí nada menos que la competencia de Tiffany & Co, la joyería más grande de Estados Unidos, que sí vendía Rolex.
La mecánica para obtener dichas esferas era así: El joyería solicitaba a Rolex autorización para estampar su firma en la esfera. Rolex previo análisis aceptaba la petición de ciertas joyerías, haciendo que las partidas de relojes que se enviaban a dichas joyerías pudiesen recibir ese estampado. Rolex no fabricaba sus esferas, para ello tenía varios proveedores como Singer, Beyeler (adquirida posteriormente por Rolex), Stern (La familia propietaria de Patek) y Lemerich. Las esferas salían de la fábrica de forma normal, sin estampado especial.
Los relojes es enviarían a las joyerías a falta del ensamblado final, con el lo que ocurriría una vez que las esferas eran estampadas con la segunda firma. Dicho estampado era responsabilidad de la joyería, Rolex tendría que dar el visto bueno para mantener un nivel de calidad mínimo y dictaminaba ciertas reglas como tamaño de la fuente y uso de un color neutro. Eventualmente Rolex tomó el control del estampado para dar más homogeneidad al mismo, si bien se sabe que Tiffany siguió estampando sus esferas, en contra de la voluntad de Rolex.
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La practica de la doble firma ocurría también con Hermès, que vendía Rolex con su nombre estampado en la trasera:
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Aquí ese reloj legendario, el Rolex Daytona Paul Newman Hermès:
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Los Rolex de Hermes y Cartier solían llevar además el número de inventario de la propia joyería estampado debajo de una de las asas o en la tapa trasera.
A principios de los 90s Rolex consideró que la doble firma no sólo era innecesaria sino que creaba una indeseable confusión entre sus clientes. Es entonces cuando Rolex da la orden de que ninguno de sus relojes fuese estampado nunca más con la firma de ninguna joyería. Tiffany no se lo creyó y desobedeció a Rolex, continuando la práctica por varios meses. Rolex montó en cólera y
retiró la distribución a Tiffany & Co, dejando a la joyería más grande de América y una de las principales del mundo sin los relojes más famosos. Ello sólo ha hecho aumentar el deseo por los Rolex con doble firma, por su mayor exclusividad y por haber sido vendido en establecimientos con mucha historia y caché.
La doble firma fue entonces una concesión de Rolex a sus más grandes distribuidores, algo así como la edición Bucherer de Tudor para la mítica joyería suiza. Algo que Rolex ya no está dispuesta a hacer. En el ranking de las dobles firmas, Hermès y Cartier están muy por encima de Tiffany & Co, debido a la rareza de los primeros.
Por cierto, todos estos relojes con doble firma eran exactamente iguales que los que llevan sólo a firma Rolex. No tenían nada especial quitando cosas como por ejemplo que Sérpico y Laino por ejemplo solía pedir muchos relojes en oro rosa en virtud de los gustos de la aristocracia latinoamericana de la época.
Saludos,