Buenos Aires, 23 de abril de 2007
La nafta argentina, entre las diez más baratas del mundo
Hace 4 años que el litro de súper no pasa la barrera de los $2 y el barril de crudo se vende a u$s33, mientras en el mercado internacional cotiza a u$s63,38. Sólo vale menos en Venezuela o Arabia Saudí, países que son fuertes productores. Aun con el incremento de $0,15 el país sigue en ese top ten
La paradoja está en que, mientras las principales economías del mundo ajustan los valores de sus combustibles en consonancia a la evolución del valor internacional del crudo, en los países de Néstor Kirchner y Hugo Chávez se opta por el camino del congelamiento de esos costos.
En el caso de la Argentina, hace ya cuatro años que el litro de nafta súper no pasa la barrera de los $2 y el barril de crudo se vende a u$s33 mientras en el mercado internacional cotiza a u$s63,38 (cierre del viernes).
Esta situación, sustentada en una política oficial de subsidios a los combustibles líquidos que
está acumulando una fuerte deuda entre las petroleras productoras y las refinadoras, ubicó a la Argentina entre los países donde sale más barato llenar el tanque con nafta súper.
De hecho,
los reacomodamientos anunciados por Petrobras, Repsol YPF, Esso y Shell para sus naftas premium, que llegaron a 2% de aumento y el cargo de $0,15 por servicio de playa que cobran algunas estaciones de servicio,
no logrará que el país se baje del podio.
Medido el precio en dólares,
Venezuela ocupa el primer lugar mundial de países con la nafta más barata con u$s0,03 por litro. Pero la nafta argentina también es de las más económicas.
De hecho,
se encuentra en el noveno lugar, sólo superada por las naftas de Nigeria (u$s0,11), Egipto (u$s0,19), Kuwait (u$s0,23), Arabia Saudí (u$s0,27), Puerto Rico (u$s0,52) y Rusia (u$s62), e igualada por Panamá, que tiene el mismo valor que los u$s0,65 con que se venden las naftas súper en todas las estaciones de servicio del país.
Según estos datos, surgidos de un informe de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a estas naciones las une un denominador común:
la regulación del mercado interno de los combustibles y las políticas de subsidios al precio de las naftas, entre otros factores.
Por eso también
en América latina la nafta argentina es de las más económicas en comparación con los valores de Perú, Uruguay, Chile y Brasil, por ejemplo. Es que mientras un argentino paga la nafta súper u$s0,65 por litro, a un brasileño le sale u$s0,91, a un chileno, u$s0,95, y a un uruguayo 1,30 dólar.
Para Jorge Lapeña, ex secretario de Energía de la Nación, mantener el
valor de la nafta congelado es "un gran error estratégico cometido por la actual administración porque se retrasan todos los precios relativos de la energía con todas las consecuencias negativas que ello tiene en el funcionamiento general de la economía".
Combinación
Si el precio local de la nafta siguiera la evolución del crudo a nivel internacional,
el litro debería costar más de 1 dólar. Pero las empresas productoras obtienen la diferencia entre el precio de venta y el costo medio de producción; sin embargo, el precio de venta no es en nuestro país el internacional sino un valor del orden de u$s35 por barril (las exportaciones están afectadas por retenciones variables) y la venta a las refinerías locales para abastecer el mercado interno está sometida en los hechos a un sistema de precios congelados.
Por eso Daniel Montamat, ex presidente de YPF, consideró que "por la actual combinación de precios y (des)incentivos, la evolución de la producción y el consumo y las menguantes reservas de gas y petróleo,
en dos a tres años el país podría verse forzado a importar petróleo y cantidades crecientes de gas y a chocar bruscamente con una realidad regional y mundial de energía mucho más cara que lo que el Gobierno parece dispuesto a admitir internamente".
De hecho, la curva de producción demuestra que hace quince años se puso de manifiesto una verdadera explosión en la producción de petróleo, pero la contracara de este fenómeno es el hecho de que
desde hace ocho años la producción cae sostenidamente.
Los números del Instituto Argentino del Petróleo y el Gas indican que en
1990 se producían 76.723 m3 por día, que el pico máximo se registró en 1998 con un récord de 134.653 y desde allí hasta hoy viene decayendo a niveles cercanos a los 118.000 metros cúbicos. Lo mismo pasa con las exportaciones, que pasaron de 2.839 m3 por día en 1990, al tope de 52.956 m3 diarios en 1997 y que en el 2006 se retrajo a 36.571 metros cúbicos.
Pero ése no es el único aspecto preocupante.
Desde 1998 la producción de petróleo disminuyó 17,3% y las reservas registraron una caída de 19,3% respecto del pico de 488 M de metros cúbicos de 1999. Hacia 1989 las reservas rondaban los catorce años, cayeron abruptamente a diez años durante la década del ’90 y actualmente se mantienen en nueve años. Sólo este mes la producción creció 2% luego de años de caídas.
Para Montamat "si la economía sigue creciendo a un ritmo de 4 a 5% anual y sigue cayendo la producción de petróleo volveríamos al mercado mundial como importadores netos de crudo en tres años. Podemos seguir usando el petróleo que tenemos mientras se nos va agotando, pero hay que preguntarse cuánto tiempo se podrá seguir así" .
Es que en la
Argentina 75% del crudo que se produce se utiliza en el mercado doméstico y el resto se exporta. El problema surgirá cuando se acabe la exportación de esos excedentes y se deba comenzar a importar a precios internacionales porque seguramente esto obligará a un sinceramiento de los precios internos.
Hasta ahora,
el Gobierno ha venido frenando una mayor salida de petróleo al exterior con la aplicación de retenciones móviles a las exportaciones que estableció el ministro de Economía. Vienen funcionando como una espada de Damocles para los empresarios, porque cuanto más sube el precio internacional, más dinero recauda el Estado o las empresas se ven obligadas a volcar su excedente al mercado local abaratando los precios internos.
Según informes de organismos privados el año pasado
las exportaciones del sector aumentaron a u$s6.900 M, contra los u$s6.000 M del 2005. Pero la cantidad de barriles caerá 14 por ciento.
Mientras tanto,
el Gobierno percibirá u$s1.500 M en concepto de retenciones, contra u$s830 M del 2005, y las provincias, en concepto de regalías, otros u$s1.100 millones.
Este escenario es el que, a la hora de pensar en nuevas inversiones, limita la capacidad de decisión de las compañías, más allá de unos pocos desembolsos fuertes.
Andrés Sanguinetti
asanguinetti@infobae.com
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