Relojes y muñecas.

Hola a todos,

Cuando vemos un reloj en una muñeca, todos somos capaces de dar una opinión acerca de si ese reloj "queda bien o mal" (independientemente de que nos guste o no la pieza en cuestión). En mi caso, me guío por la estética general del conjunto, lo que en cierto modo es muy subjetivo, así que quería preguntaros si existen "estándares" u otros criterio a considerar para que la opinión sea más objetiva.

Mi pregunta, por tanto, es si creéis que, independientemente de que nos guste o no cómo le queda a alguien un reloj con un determinado grosor de muñeca, se puede determinar de forma objetiva que "le queda bien o mal". Si existiesen reglas de algún tipo, imagino que serían algo parecido a "las asas nunca deberán sobresalir de la muñeca...", "la altura máxima del reloj para ese grosor de muñeca deberá ser X como máximo...", etc.

Por hacer un símil con los vinos, siempre hay alguno que dice, "yo no sé si es bueno o malo, yo sólo digo si me gusta", pero sí que se puede ser objetivo al decir si un vino es bueno o malo. Pues eso, ¿existe algún "estandar de belleza" predefinido? ¿En qué aspectos deberíamos fijarnos para ser objetivos?

Un saludo.

Al igual que en la belleza humana no existe un estandar o reglas preestablecidas, pero sí muchos estudios que demuestran que la simetría es una de las claves fundamentales del gusto común. Ahora bien, la belleza o satisfacción por algo lo da un conjunto y siempre desde un punto de vista personal.

si hay algunas normas preestablecidas como por ejemplo que con traje un diver demasiado alto de caja no queda bien, lo mismo que un reloj de vestir con su correa de piel en la playa y en bañador pues quiza no sea lo suyo... viene a ser algo asi como no te pongas una camisa de lunares con un pantalon a cuadros...pero evidentemente la frase" sobre gustos no hay colores", esta ahi por algo...
yo he llevado alguna vez un oris titan diver 47 mm con traje y la verdad rompia un poco la seriedad del traje y no quedaba mal, igual que llevando un reloj muy de vestir con ropa informal le das un aire que para nada es desagadable...
Hay veces que la cosa canta mucho sobre todo si por trabajo o algun acontecimiento tienes que guardar un poco ¿las apariencias?... por ejemplo casarse con un proplof o un monster... y no te digo nada si el monster no es un reloj

Creo que lo de "las asas que no sean mas anchas que la muñeca" es una de las reglas objetivas fundamentales... al menos para mi...

Es como los colores.... Unas para cada gusto....

shumari dijo:

Hola a todos,

Cuando vemos un reloj en una muñeca, todos somos capaces de dar una opinión acerca de si ese reloj "queda bien o mal" (independientemente de que nos guste o no la pieza en cuestión). En mi caso, me guío por la estética general del conjunto, lo que en cierto modo es muy subjetivo, así que quería preguntaros si existen "estándares" u otros criterio a considerar para que la opinión sea más objetiva.

Mi pregunta, por tanto, es si creéis que, independientemente de que nos guste o no cómo le queda a alguien un reloj con un determinado grosor de muñeca, se puede determinar de forma objetiva que "le queda bien o mal". Si existiesen reglas de algún tipo, imagino que serían algo parecido a "las asas nunca deberán sobresalir de la muñeca...", "la altura máxima del reloj para ese grosor de muñeca deberá ser X como máximo...", etc.

Por hacer un símil con los vinos, siempre hay alguno que dice, "yo no sé si es bueno o malo, yo sólo digo si me gusta", pero sí que se puede ser objetivo al decir si un vino es bueno o malo. Pues eso, ¿existe algún "estandar de belleza" predefinido? ¿En qué aspectos deberíamos fijarnos para ser objetivos?

Un saludo.

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Una cosa serían esos "estándares" de belleza predefinidos que mencionas en tu mensaje y otra los valores de belleza. Me explico: entiendo los estándares de belleza como una serie de normas tácitas o escritas relacionadas con criterios de elegancia que, aunque a veces pueden parecer algo ininmutable, son caprichosos y sujetos al azar de las modas: las pelucas blancas eran lo más fashion para los hombres en el siglo XVIII pero hoy nadie se pondría una de esas pelucas fuera de una fiesta de carnaval. Y si eso vale para las pelucas, con los pelucos no podría ser menos, y no hace falta irse al siglo XVIII: no ha más que ver cómo se debate en éstos mismos foros día si, día también el asunto del tamaño de los relojes. Hace muy poco tiempo, un reloj de cuarentayalgo milímetros era lo más parecido a atarse el despertador a la muñeca, muy adecuado para un artista cómico de circo pero chocante y hasta ridículo para uso convencional, y sin embargo hoy todo el mundo lleva relojes de esos tamaños porque es la moda, lo bien visto, lo socialmente aceptado como moderno, estético y elegante, mientras que los relojes que hace muy poco tiempo eran el epítome de la elegancia, hoy parecen ridículamente pequeños, más semejantes a una chincheta que a una máquina del tiempo.

En cambio lo que denomino como valores de belleza son diferentes. No dependen de criterios ni opiniones arbitrarias sino que -se que parece una locura considerarlo así- son valores con un caracter absoluto, ajeno a condicionantes culturales, socliales, religiosos o comerciales. Simplemente son y están. Y no son nada extraño y misterioso, sino algo de lo más común que está por todas partes, que se repite obstinadamente en la naturaleza, en el mundo vegetal, animal y mineral: los llamamos proporción aurea, geometría fractal, estructuras geodésicas, sistemas cristalinos, progresiones, curva de la belleza de Hogarth, sólidos platónicos, clores complementarios y un etcétera no largo pero tampoco corto. Son percibidos como tales valores en cualquier cultura, en cualquier rincón del globo al margen de que se les etiquete como tales; es una especie de pauta estructural de la naturaleza, de nosotros mismos como parte del planeta y hasta del universo. Y lo mismo que esos valores que son una parte fundamental de nosotros como seres se han llevado inmemorialmente -de forma intencionada o como ciencia infusa- a todos los terrenos de las artes, los podemos aplicar también a la relojería, desde el diseño y fabricación de un reloj hasta la elección de un determinado peluco, sea grande, pequeño, blanco, negro o rojo con lunares verdes y parada del segundero. No es necesario ser arquitecto, pintor, matemático ni ingeniero para regirse por esos valores con nuestros relojes (ni con nada), ni siquiera tener conocimiento de que tales valores existen sino simplemente ser. Porque esos valores estaban ahí, están y estarán al margen de que los etiquetemos con bonitos y sonoros nombres: también somos parte de esa belleza absoluta.

El tamaño de la caja importa pero también hay que considerar el de la esfera, además la longitud y anchura de las asas. Todos esos elementos puede hacer que un reloj parezca más o menos adecuado. En todo caso me gustan los relojes más bien pequeños, no muy grandes.

chkdsk dijo:

Al igual que en la belleza humana no existe un estandar o reglas preestablecidas, pero sí muchos estudios que demuestran que la simetría es una de las claves fundamentales del gusto común. Ahora bien, la belleza o satisfacción por algo lo da un conjunto y siempre desde un punto de vista personal.

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comparto la opinión del compañero.

:d:d:d

Totalmente de acuerdo, creo que debes adaptar la pieza que vas a usar un día concreto con la estética general del atuendo. Un saludo.

Los que tenemos la muñeca pequeña (solo la muñeca) muchas veces tenemos que olvidarnos del tamaño de las asas, hoy en día muchos modelos, sobre todo diver, las sobrepasan.

¿Qué es el Arte?

Gracias a todos por vuestras respuestas.