Amigo Paso, caminaría a tu lado para rechazar la atribución de responsabilidades sobre la acaecido a la Administración de Justicia, fruto en numerosas ocasiones del profundo desconocimiento de su labor (quizás si los medios de comunicación de masas prestaran un verdadero servicio público podrían solventar en gran parte ese desconocimiento, pero parecen preferir los titulares impactantes, el sensacionalismo y la desinformación. Me limito a apuntar la idea, ya que poco más me corresponde hacer en este foro).
Asimismo, confiaría en tu prudencia a la hora de vincular el recrudecimiento de la violencia con la que se cometen determinados delitos con el fenómeno migratorio, ya que, sin negar de pleno la relación que podría existir entre ambos, temo que pudiera sacarse de contexto para utilizarse como argumento de muchos despropósitos, de los que este foro no está a salvo.
Sin embargo, existe algo en lo que no comulgamos. Y es que no sé por qué debiera yo compadecer a un delincuente. En vez de ello, me inclino a tratarlo como a un hombre libre que ha tomado la libre decisión de delinquir. Y es por ello por lo que no le pido que cambie, ni que se reinserte, ni que se resocialice, sino que se haga responsable de sus actos, y pague por ellos.
Y si alguna vez cometiera yo un delito (y tómese ello como una simple hipótesis que me ayude en la argumentación
), preferiría que así fuera tratado, porque en cuanto cuestionaran mi culpabilidad, considerándome una víctima de mis circunstancias, de la sociedad o del capricho divino, sé que lo que tratarían de negarme, antes que cualquier otra cosa, sería mi libertad. Y a ella le tengo especial afecto
Recibe un muy cordial saludo,
Jesús