En su día la viuda estanquera, de un pueblo cercano, me encargo un reloj para el nicho de su difunto marido, tras ofrecerles varias de mis obras, ninguno fue de su agrado, ya desanimado, di en un quiosco, el primer fascículo del cuerpo humano, tras reunir las piezas de la calavera, hice La última cena, donde al difunto, se le quedo grabado en las cuencas de los ojos, el reflejo, del comensal, el Dios Cronos devorándolo, pero no me atreví a ofrecérselo, llegando el día que me convocaron a participar a un concurso de Menús de Navidad, desempolve la calavera, la lleve a la peluquería, le añadieron unos bigotes, de pelo natural, una vez completado el primer plato del Menú del Dios Cronos, elabore, de segundo, sopa de gelatina de vela, con pasta, y pilas, que dan mucha, y el tercer plato, una Torradas untada de tomate, realizada con rebanada de pan de payes, untada con tempura de color rojo, y correas de piel verde, marron, roja, todo ello regado con una copa de vino de toro, que decir de este poema, quedo un capricho de Dioses, para chuparse los dedos.
Que decir, La última cena de Dalí, fue la única de mis obras ganadora de un premio.
El hijo del jardinero del CamposanTo.
Galy.
En una de las primeras entrevistas con la prensa, en 1999, me dijeron, esto, solo se le hubiera ocurrido al loco de Dalí, y en la última entrevista que concedí en el 2008, se centró en los cambios de mi seudónimo, no en mi obra, Ermitaño, Nauj, JF, 6aly, llegando a Galy, a petición de mi representante, que no paraba de pedirme nuevas obras, y un nuevo seudónimo, corto y comercial, tras participar en la restauración de varias de las obras, de Dalí en el museo Dalí de Figueras, surgió Galy, de la combinación de Gala y Dalí, - porque la y griega, y no la i latina, - para evitar, nuevas querellas, tras mis explicaciones el locutor de radio dijo –es usted como Dalí, gracias por el alago, -si está tocado por la tramontana, - (en otras palabras, quiso decir, está usted loco), y dio por terminada la entrevista.