Goldoff
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Pues al final va a ser este el hilo del reportaje. Me ha llevado un montón de tiempo ordenar las fotos -y las ideas-, y si lo pongo en la página cuatro me da a mí que muchos se lo van a perder...
Venimos de aquí
relojes-especiales.com
Y las respuestas a las preguntas quedaron aquí
relojes-especiales.com
Y ahora sí, las fotos y todo lo demás.
Como me consta que algunos disfrutan con las previas, me decido a poner algunas fotos antes de llegar a Saint Imier. Nuestra base estaba en Neuchatel, una bonita ciudad de 50.000 habitantes, capital de cantón y situada en la ribera del lago que lleva su nombre.
No, no es esta.
A poco que uno tome un avión al año, mirar por la ventana se puede parecer a la atención que le prestas a las explicaciones de cómo ponerte el chaleco salvavidas: medio ojo, pero pensando en otra cosa. En mi caso no ocurre así y, más allá de la fascinación infantil de que un pepino de varias toneladas con alas se mantenga en el aire, me encanta ver los Alpes a medida que te acercas a Suiza. Esta época es tal vez la menos espectacular por la falta de nieve, aunque en las zonas más altas se podían distinguir incluso algunos glaciares.
Por si alguien se cree que los lagos suizos son charcos, decir que Suiza acapara una de las mayores poblaciones de embarcaciones de recreo de Europa, y que el país ha producido una buena cantidad de regatistas olímpicos. Cito del diario Expansión: "La Bol d'Or es la mayor regata en aguas cerradas del mundo. Y probablemente la más prestigiosa, a la que asisten los skippers más famosos del mundo, las tripulaciones más entregadas, las embarcaciones más innovadoras llegadas desde todos los puntos cardinales."
Siempre he pensado que la felicidad la dan pequeñas cosas. Una pequeña fortuna, una pequeña mansión junto al lago...
El interminable pasillo hasta la salida una vez desembarcado del avión abarrotado de publicidad relojera. Un clásico.
Llegada a Neuchatel, mi primer destino. No sé cómo será toda la ciudad, pero el trayecto desde la estación hasta el hotel, junto al lago (bendito Maps, pero más bendito roaming) es bien bonito...
... sobre todo las fachadas que miran al lago, en el paseo que lo recorre.
Llegada al hotel. Unas vistas como esta desde la habitación predisponen a cualquiera.
6:30 de la mañana. Diana.
Llegamos al cuartel general de Longines. Una bandera Española ondea ente las habituales
Y allá vamos.
Podríamos dividir la visita a Longines en cuatro partes:
Heritage y modelos históricos nos fue presentado por el responsable de eso, Heritage, que lleva 25 años en esto de la investigación histórico-relojera. Como tuvo el detalle de adaptar la presentación a referencias en España, la cosa fue todavía más interesante.
Tres fechas (años) marcan los orígenes de Longines:
- 1832. Junto a algunos socios, Auguste Agassiz funda en Saint Imier un Comptoir para montar relojes que venderá bajo el nombre de Raiguel Jeune & Cie primero, y Agassiz más tarde.
- 1852. Ernest Francillon, sobrino de Agassiz, toma el relevo al mando de la empresa. Las ideas de este visionario economista aportan la base de lo que más tarde será Longines. Una de ellas es producir solamente relojes de carga por corona (inventada por un tal Philippe), abandonando así los de carga por llave.
- 1867. A partir de la Agassiz, Francillon funda la Compagnie des Montres Longines, o Francillon S.A. que toma el nombre del lugar donde se instala, "Prados Largos", junto a Saint Imier. En este año se produce el primer calibre propio (lo que llamaríamos in-house) de la historia de Longines, que además ganaría un premio en la Exposición Universal de París también ese año.
Longines permanece en el mismo lugar donde fue fundada. Las edificaciones crecían con rapidez y para 1911 ya contaba con más de 1000 trabajadores (toda una hazaña reclutadora teniendo en cuenta que hoy día, 150 años después, la población de Saint Imier no pasa de 4.500)
Y de la Wikipedia: Algunos años más tarde, la industria relojera estadounidense estaba avanzando a pasos agigantados en la fabricación industrializada de relojes. Francillon envió a Jacques David, su director técnico, a la Exposición Mundial de 1876 en Filadelfia para recopilar nuevas ideas y estrategias de los relojeros estadounidenses. Al regresar, David escribió un informe de 108 páginas detallando lo que había aprendido durante su viaje; El informe se considera uno de los documentos más importantes en la historia de la relojería y detalla el funcionamiento interno de las fábricas de relojes estadounidenses, incluido todo el proceso de producción, desde las materias primas hasta los relojes terminados, y la estructura interna altamente efectiva y las medidas de control de calidad implementadas en las fábricas de Estados Unidos. En su análisis, David concluyó que la industria relojera suiza necesitaba cambiar significativamente para seguir el ritmo de sus competidores estadounidenses.
Para 1880 Longines era conocida por la calidad y precisión de sus relojes. Consecuentemente, y para consternación de Francillon, la marca se convirtió en un objetivo para los falsificadores. La preocupación se entiende por dos motivos (a ver si le entra en la cabeza a alguno que lea esto): Las falsificaciones de Longines no sólo hacían perder negocio e ingresos a Francillon, sino que siendo de inferior calidad dañaban la reputación de su empresa. Francillon registró el nombre de Longines y su logotipo de reloj de arena alado en 1889, y elevó ambos a nivel global en 1893. Sigue siendo la marca registrada en uso más antigua del mundo.
Evolución del logo de Longines a través de los años
En 1878 -dos años después de la gira americana de Jacques David- se presenta el calibre cronográfico de la casa, el 20H, que en la década siguiente aparecerá en los hipódromos británicos primero y americanos después como instrumento de cronometraje (para apostar sobre tu caballo tienes que saber si tiene posibilidades de ganar...)
Hace unos años, un forero presentó el suyo:
relojes-especiales.com
En una sociedad que cada vez se desplazaba más deprisa, el cronometraje de eventos, deportivos o no, se convirtió en un nicho de mercado interesante para las casas relojeras. En 1914 Longines lanza su primer cronógrafo de alta frecuencia (36.000 alternancias/hora, 5 herzios) que podía medir la décima de segundo. Dos años después, en 1916, esa frecuencia se había multiplicado por 10, permitiendo la medida de la centésima.
Antes de eso, en 1913, ya se había presentado un cronógrafo de pulsera impulsado por un calibre creado específicamente para él (el 13.33Z)
Si alguien quiere ampliar, he encontrado esta joya:
orologi.forumfree.it
El 13.33Z evolucionaría hacia el 13.33ZN, el primer calibre cronográfico con función flyback producido en serie (en 1925 ya había salido algún prototipo con esa complicación añadida. La función flyback, conocida en francés como "retour en vol" y traducida de forma un tanto literal como "retorno al vuelo", se refiere a la capacidad de la trotadora de parar, volver a cero y reiniciar un nuevo recuento de tiempo en una sola pulsación, algo muy útil cuando uno está pilotando un avión y se guía por señales visuales-geográficas. Longines la patentó en 1935.
Hablando de aviación, Longines tiene el honor de haber hecho realidad el primer reloj concebido para la navegación aérea, siguiendo las indicaciones de Philip Van Horn Weems primero, y de Charles Lindberg más tarde, culminando en el Hour Angle presentado en 1931. Este reloj, por cierto, es de los primeros en presentar un bisel rotatorio -y "fijable"-, del que derivan todos los demás biseles incluyendo los de submarinismo (un saludo a los contendientes BP-R
).
También desarrolló instrumentos de vuelo. Desde un sofisticado Siderograph para determinar la Longitud, instrumento de cabina patentado por Longines en 1939 y que se colocaba en una caja de aluminio con una fuente de calefacción e iluminación integrada, hasta los más comunes "calottes" o relojes de tablero con una más común función de contar el tiempo. El Siderograph fue utilizado por Howard Hughes en su vuelta al mundo en 3 días y 90 horas.
Wittnauer, su distribuidor americano primero y filial después, fue la puerta de entrada de Longines al suministro militar para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos
Como culminación de este apartado "aéreo" mencionar el recuperado "Majetec", un reloj encargado a Longines por el gobierno checo de 1935 y cuyo apodo actual proviene de Majetek vojenské správy (Propiedad de la Administración Militar) grabado en su fondo. Estéticamente, destacar la apertura de las asas, que permitía usar correas más anchas, y el bisel giratorio con un marcador interno en forma de flecha, que permitía cierto cronometraje al alinearlo con la aguja minutera.
La reedición lanzada este año conserva la característica del bisel móvil pero no la de las asas, que ahora son rectas.
Volviendo al cronometraje, cabe decir que me he llevado un par de sorpresas. Yo sabía que Longines ha sido cronometrador oficial de un amplio abanico de deportes, desde el esqui al automovilismo, pasando por el atletismo, y pensaba que lo de la hípica era una especie de nicho descubierto muy recientemente y aprovechado porque nadie más lo había hecho (y porque había una referencia histórica muy al principio de la andadura de la marca, allá por 1880). Mi error. Pude ver varios ejemplos de competiciones ecuestres celebradas ¡en España! y cronometradas por Longines. Desde esta en Bilbao (1953)
Hasta las varias celebradas en Salamanca o Madrid:
La otra sorpresa es que las carreras de coches (para entonces ya bautizadas como Formula Uno) celebradas en el para mí ignoto circuito de Pedralbes de Barcelona en 1951 y 1954 también lucían a Longines como cronometrador oficial:
Más info sobre el circuito:
La prueba de la participación. En un anuncio publicado en ABC Longines explica el funcionamiento del "Chronotypogines" (¡!): el tiempo de cada participante se podía imprimir en una tira de papel, con una precisión de la centésima de segundo.
Por completar las disciplinas en las que Longines ha participado como cronometrador, tenemos carreras de atletismo, "Vueltas" ciclistas y campeonatos de esqui.
En 1966 Longines registra en Suiza la marca Ultra Chron y el signo gráfico que lo acompaña. Sus anuncios de la época pregonan su precisión, y ofrecen un reajuste en el distribuidor en caso que se salga de los parámetros establecidos por la marca.
Hice una review de la reedición aquí:
relojes-especiales.com
Aun en la parte histórica hay varias anécdotas relacionadas con España, como la relación de los primeros clientes de la marca:
1878 Caprix y Copponex, Madrid
1879 Maurer Co., Barcelona (Relojeria Maurer, fundada en 1843)
1880 J.G. Girod, S.A.E., Madrid, Barcelona, San Sebastian
O los pilotos a los que Longines vendió/cedió relojes. Ramón Franco, el hermano republicano (y un tanto tarambana) del dictador había cruzado el Atlántico Sur en el Plus Ultra un año antes del vuelo de Lindberg y era una celebridad. A la izquierda, tercer nombre de la primera columna debajo de "Longines".
Después de este barniz histórico, pasamos a la presentación de novedades 2023. Novedades entre las que por circunstancias de coincidencia (se presentaba el nuevo Mini-Dolce Vita) no estuvo el nuevo Legend Diver de 39mm -se aplaza a noviembre-, aunque tuve la oportunidad de verlo off the record. Ya contaré sobre él.
Empezando por el Majetek ya mostrado más arriba. 43 mm de diámetro se justifican en ser un reloj-herramienta, que aumenta la sensación de tal al comprobar la cantidad de acero empleado en su construcción. No es exactamente una reedición sino más bien una re-interpretación a poco que uno los ponga de lado: además de las asas (abiertas en el modelo original, rectas en este -22 mm entre ellas-) vemos que han aparecido unos hombros protectores de corona. Corona que ahora es mucho más ergonómica y, además, roscada. En la carrura han añadido una pequeña placa atornillada con el año del lanzamiento del modelo original.
A la trasera -ciega- se le ha añadido nueva literatura más allá del texto que le da nombre, y ahora se glosan sus propiedades amagnéticas (gracias a su espiral de silicio) o la cualidad de cronómetro del calibre así como su resistencia al agua de 100 metros. El precio de 4.250 € /correa de becerro) o 4.150 € (correa de tela tipo nato) se encuadra en la política de precios de Longines de mantenerse en el segmento entre 2.000 y 5.000 €... y de ir subiendo el precio medio de sus productos según me confirmó Matthias Breschan, CEO de Longines, en nuestra entrevista.
El calibre se anuncia como L893, cuya base es un ETA, con espiral de silicio y una frecuencia (poco frecuente, hay que decir) de 25.500 alternancias por hora o, lo que es lo mismo 3,5 herzios, lo que le permite alargar la reserva de marcha hasta las 72 horas (aprox).
Cabe decir aquí que ETA produce algunos calibres -o versiones de calibres- exclusivamente para Longines, lo que la pondría en una especie de nuevo nicho entre las marcas de segmento medio que usan calibres sin modificar (caso del trío Hamilton-Certina-Tissot) y Omega, que ya hace algunos años que ha entrado en el mundo de la manufactura. Ampliaré esto más adelante, cuando hable específicamente de la producción.
Con el cronógrafo Spirit Flyback Longines recupera su invento de 1935. La información proporcionada por el calibre L791 (grado cronómetro, lo dice en la esfera) muestra, además de la hora, un contador de segundos continuos en la subesfera de las nueve y un contador de 30 minutos acumulados a las tres. Con un diámetro de 42mm, ve sus proporciones lastradas por ser automático, llevando el grosor hasta los 17mm, más de un tercio de ese diámetro. Se puede elegir con brazalete de acero o correa de tela o piel. La buena noticia es que sólo hay 100 € de diferencia entre ambas versiones. La mala es que con la última subida de precios nos salimos ya del teórico marco de 2.000-5.000 € en el que Longines se auto-inscribe. El bisel estrecho y los pulsadores "a pompa" le dan un encanto especial.
El bisel, y el aspecto general, es compartido por el Spirit Zulu Time, un reloj con doble huso horario gracias a su calibre automático L844.4 que, como todos los anteriores, es el resultado de la modificación de un calibre ETA (en este caso del ya conocido 2892-A2). A poco que uno indague en la historia, sabrá que Longines ya presentó esta complicación en una fecha ahora tan lejana como 1925. Como en el caso del cronógrafo Flyback, la diferencia de precio entre la versión con correa o con brazalete es de sólo 100 €. También como en el caso anterior, el precio más alto (mixto acero-oro con brazalete) roza el supuesto precio máximo de Longines (4.800 €). 39 mm de diámetro por 13,5mm de grosor y 21 entre asas.
A pesar de que mis gustos son mucho más de sport que de vestir, o tal vez por eso, debo decir que me ha sorprendido muy gratamente la nueva colección Conquest: mientras su cronos son todo lo sport que uno pudiera desear, los tres agujas se acercan a lo que algunos han dado en llamar "sport-classic". Visto lo visto hasta ahora, diría que son los últimos que resisten en la gama de precio por debajo de ese infinito y más allá que parece haberse convertido en el objetivo de Longines: 2.200 € para un solo hora de 41 mm y que tiene que quedar genial tanto con traje como en vaqueros, y 4.150 € para un crono automático de 42. Sin fecha, por cierto. Hay una versión de 34mm del solo hora que, vistas las tendencias, no encasillaría yo en un público exclusivamente femenino.
Los Hydroconquest GMT (41mm) también han sobrepasado la línea roja imaginaria de los 3.000 € (3.100 con brazalete de acero o de caucho/desplegable, 2.950 € con nato), probablemente justificado en el calibre exclusivo que monta: ETA no se lo suministra a nadie más. Y como el público es (somos) como es (somos) ya se está preguntando por una versión en 39mm... Me gustó el caucho y el color de esfera pseudo-vintage con correa de tela, y no sé si es porque ya me estoy acostumbrando pero el rombo de la horaria ya no me parece tan horrible... No alcancé a probarme el verde, pero prometía.
Finalmente, de todos los que vimos, uno que me dejó frío cuando lo probé y que ahora, cuando reviso las fotos, pues ni tan mal... tal vez ese bisel tan "invasivo" respecto a la esfera lo haga parecer más pequeño que los 38,5mm reales que tiene. Siendo como es un reloj de aspecto clásico (en mi opinión, poco favor le hacen esos números Breguet tan característicos de... Breguet) el tamaño me parece apropiado. Se trata del Master Collection Small Second, "descendiente" del Master Collection 190th Anniversary de 40mm de diámetro. Curiosamente, siendo más pequeño y no conmemorando ningún aniversario, este Small Second cuesta 50 € más que el de 40mm: 2.700 €
Llego ahora a la parte más árida de este reportaje, la técnica. Y no porque no me guste o interese: generalmente es a la que más atención presto en este tipo de visitas. El problema está en que -como en la mayoría de fábricas- no permiten sacar fotografías, lo que personalmente me parte por la mitad porque me sirven de hilo narrativo. A ver qué tal se me da.
En la factoría de Longines, sita en les Longines de Saint Imier, trabajan alrededor de 700 personas, de las que unas 100 pertenecen a ETA. Y trabajan ahí porque así están más cerca de su cliente (y empresa hermana en el Swatch Group) para desarrollar los mecanismos que le suministrará en exclusiva. Podríamos decir que es algo así como una manufactura subcontratada. Aquí se montan y se testean todos y cada uno de los calibres mecánicos de Longines, mientras que los calibres de cuarzo se montan ("ensamblan") en Genestrerio y Stabio, localidades situadas en el Ticino, en la parte italiana de Suiza. Vi cómo se "clavaban" las agujas a mano, con un aparato que detecta la presión ejercida y avisa con luces roja y verde, cómo la operaria (casi todas son mujeres) comprobaba que la agujas no se tocan entre sí y cómo corregía lo necesario con una "herramienta" hecha con un post-it doblado, eso sí manejado con mucha pericia. Vi las pruebas de estanqueidad realizadas con agua real, cómo se calientan los relojes a 60 grados centígrados y luego se depositaba una gota de agua fría (20 grados) en el cristal para comprobar si condensaba por la parte interior, señal de que el reloj debía volver a pasar por su proceso de verificación. Los relojes que consiguen el certificado de cronómetro (no por el COSC sino por el METAS) lo hacen con el reloj completo, el calibre montado ya dentro de su caja, y uno puede solicitar -por un coste- el boletín de certificación para su reloj en concreto simplemente aportando el número de serie del mismo... porque de Longines salen todos los relojes numerados desde el primer día, y con "primer día" me estoy refiriendo a 1867, año de fundación de Longines. Empezaron con el número uno y han seguido con elmismo sistema hasta hoy, cuando están estampando ocho cifras y van ya por los alrededor de sesenta millones de unidades fabricadas. Otro tabú común a muchas marcas: nunca dicen cuántos relojes producen al año, y no creo que salgan las cifras si uno divide sesenta milones entre los 157 años de historia de la marca (aunque para el 190th anniversary de la colección Master se hayan agarrado a la fundación de la Raiguel Jeune & Cie / Agassiz primigenia).
En las otras plantas (que no vimos) se alojan tanto los departamentos de recepción de materiales como los de logística y expedición, además de la planta dedicada a los ingenieros de ETA.
Siguiente etapa, el atelier de restauración. Longines se toma muy en serio su "heritage", o sea, su legado, y se ocupa y preocupa de recuperar tantos relojes históricos como le sea posible. Obviamente, la gran mayoría de estos relojes están en manos de sus propietarios, y Longines los restaura a petición y previo presupuesto. Según nos dijo su principal responsable, casi todos los los presupuestos son aceptados. Trabajan muy compenetrados con el museo de la marca, que es quien atesora las referencias históricas -ya saben, desde el número uno- con una descripción de cada reloj. Si llega con agujas que no le corresponden, se cambian por las originales del modelo.
Y si no se dispone de la pieza, se fabrica.
Para poder llevar a cabo semejante tarea disponen de un sorprendentemente gran stock de piezas, meticulosamente ordenado por referencias y modelos. Para mayor encanto del visitante, se han conservado muchas de las cajas contenedoras de dichas piezas, que están rotuladas a mano. Como anécdota, decir que los rubíes sintéticos se vienen usando desde principios del siglo XX, pero aquí todavía se pueden encontrar rodamientos de zafiro natural. Cristales, pletinas, tornillos, esferas... Las tablas que se manejan son también de la época.
Un cuello de cisne en un mini-calibre...
Guardan incluso piezas de mercados específicos: esta corona se ponía en relojes para el mercado turco
Además del stock propio (que nunca se perdió porque no hubo mudanzas, ya que la empresa permanece sobre los cimientos de su sede original) en Longines rastrean literalmente el mundo para localizar viejos stocks de antiguos distribuidores, y muchos aquí ya sabrán que uno de ellos le fue comprado al ilustre forero @ELRELOJ , de Argentina. Me lo recordó Manuel, un español residente en Neuchatel que se ocupó de la negociación y que me dijo que estaban tras la pista de otro stock, también en Argentina.
Llegamos al final del trayecto, una jornada -porque, sí, fue todo en un día- agotadora a la par que fascinante. Y qué mejor final de fiesta que la visita al museo de la Casa. A pesar de su cuidado aspecto, se trata de un museo provisional dentro de las instalaciones de la fábrica, de manera que sólo puede visitarse durante el horario laboral. Está previsto que a medio plazo (se habla de 2028) pueda instalarse en una edificación muy cercana, de manera que pueda ser abierto durante los fines de semana y otros horarios más convenientes que los de una fábrica.
Lo que se ve al fondo es una vitrina con parte de los calibres que Longines ha desarrollado a lo largo de su historia...
... y lo que se ve por doquier es que en Longines no se tira nada: desde las primeras facturas (ver los años en los lomos) hasta el periódico que la propia Longines editaba para sus trabajadores.
En una sala aparte, como si se tratara de Hogwarts, se conserva el registro de todos los relojes producidos por Longines desde el número uno.
El reloj más antiguo localizado procedía de los Estados Unidos y ostentaba el número 183:
watchilove.com
En esta misma sala seconservan algunos ejemplares de relojes anteriores a Longines o, mejor dicho, antes de que Longines fuera Longines: Agassiz, tío de Francillon.
Entrando ya en las salas con las vitrinas, uno no sabe dónde mirar primero: todo parece tan interesante que por un momento te desorientas. A pesar de eso, voy a aplicar el consejo de la Liebre de Marzo en Alicia: "empieza por el principio, ve siguiendo, y cuando llegues al final, te paras"...
Y empecé por un viejo conocido: el Big Eye, del que hice un vídeo review cuando salió al mercado:
Pues bien, este es el original-original, que le hizo ganar a Longines el premio Revival en la edición 2017 del GPHG (Gran Premio de Relojería de Ginebra). Ahí detrás, el galardón.
Calibres de competición en sus cajas de madera para ser presentados a los concursos de cronometría (las cajas servían para poder poner el calibre en las cinco posiciones establecidas).
No estoy muy seguro, pero por fecha este bien pudiera ser flyback... lo que sí es hermoso.
Electromecánicos, se acercaba el "peligro amarillo"...
... y el por ahora aparcado VHP que, si hacemos caso al CEO Breschan, podría volver en el medio plazo.
No sólo Movado hizo Ermetos. Estos son mecheros-encendedores.
Una ecuación del tiempo de tablero...
... que desde luego tenía su propio calibre. Fijaos que sólo hay un volante.
Hazañas de vuelo, desde la travesía del Atlántico (donde no hubo ningún Longines a bordo) hasta el vuelo sobre el Polo Sur, donde fueron de crucial importancia para la navegación los dobles cronómetros de Longines. Lindberg tuvo que despegar/aterrizar sacando literalmente la cabeza por la ventana (aunque el Spirit of St. Louis disponía de una especie de periscopio).
También hay -por supuesto- una extensa área dedicada al cronometraje de eventos deportivos, y su evolución en el tiempo...
... y sus conmemoraciones en relojes de pulsera
Pero no solamente. También podremos apreciar la evolución de las modas y los gustos...
... y la frenética carrera por tener el reloj más delgado:
Bonus track. Estos dos no pertenecen al museo Longines sino a mi propia colección: dos Longines/Rado de la época en que ambas marcas convivían bajo el paraguas de ASUAG, el conglomerado creado para evitar su desaparición durante los años 70/80 del siglo pasado y que un tal Nicolas Hayek acabó reconvirtiendo en el germen de lo que ahora es el Swatch Group. Pero esa es otra historia.
Fin.
Adiós Neuchatel. Habrá que volver a visitarte con más tranquilidad.
Gracias al equipo de Longines por la oportunidad.
Going back home
.
Venimos de aquí
Relojes Especiales va a Longines ¿alguna pregunta?
Acabo de embarcar para Ginebra, para una visita a Longines, donde además de visitar todo lo que me dejen tendré la oportunidad de entrevistar a su CEO Matthias Breschan, que antes lo fue de Rado y de Hamilton. Tengo mi propia lista de preguntas, pero si algun@ tiene curiosidad por algo en...
relojes-especiales.com
Y las respuestas a las preguntas quedaron aquí
RE fue a Longines. Las respuestas
Venimos de aquí: https://relojes-especiales.com/threads/relojes-especiales-va-a-longines-%C2%BFalguna-pregunta.568174/ Antes de las fotos, voy a empezar por el principio, que son las respuestas a la gran mayoría de las preguntas que me dejasteis. Algunas me las respondió el propio CEO Matthias...
relojes-especiales.com
Y ahora sí, las fotos y todo lo demás.
Como me consta que algunos disfrutan con las previas, me decido a poner algunas fotos antes de llegar a Saint Imier. Nuestra base estaba en Neuchatel, una bonita ciudad de 50.000 habitantes, capital de cantón y situada en la ribera del lago que lleva su nombre.
No, no es esta.
A poco que uno tome un avión al año, mirar por la ventana se puede parecer a la atención que le prestas a las explicaciones de cómo ponerte el chaleco salvavidas: medio ojo, pero pensando en otra cosa. En mi caso no ocurre así y, más allá de la fascinación infantil de que un pepino de varias toneladas con alas se mantenga en el aire, me encanta ver los Alpes a medida que te acercas a Suiza. Esta época es tal vez la menos espectacular por la falta de nieve, aunque en las zonas más altas se podían distinguir incluso algunos glaciares.
Por si alguien se cree que los lagos suizos son charcos, decir que Suiza acapara una de las mayores poblaciones de embarcaciones de recreo de Europa, y que el país ha producido una buena cantidad de regatistas olímpicos. Cito del diario Expansión: "La Bol d'Or es la mayor regata en aguas cerradas del mundo. Y probablemente la más prestigiosa, a la que asisten los skippers más famosos del mundo, las tripulaciones más entregadas, las embarcaciones más innovadoras llegadas desde todos los puntos cardinales."
Siempre he pensado que la felicidad la dan pequeñas cosas. Una pequeña fortuna, una pequeña mansión junto al lago...
El interminable pasillo hasta la salida una vez desembarcado del avión abarrotado de publicidad relojera. Un clásico.
Llegada a Neuchatel, mi primer destino. No sé cómo será toda la ciudad, pero el trayecto desde la estación hasta el hotel, junto al lago (bendito Maps, pero más bendito roaming) es bien bonito...
Llegada al hotel. Unas vistas como esta desde la habitación predisponen a cualquiera.
6:30 de la mañana. Diana.
Llegamos al cuartel general de Longines. Una bandera Española ondea ente las habituales
Y allá vamos.
Podríamos dividir la visita a Longines en cuatro partes:
- Heritage (patrimonio) y modelos históricos
- Presentación de novedades
- Técnica y producción actual
- Atelier de restauración y museo (y más históricos)
Heritage y modelos históricos nos fue presentado por el responsable de eso, Heritage, que lleva 25 años en esto de la investigación histórico-relojera. Como tuvo el detalle de adaptar la presentación a referencias en España, la cosa fue todavía más interesante.
Tres fechas (años) marcan los orígenes de Longines:
- 1832. Junto a algunos socios, Auguste Agassiz funda en Saint Imier un Comptoir para montar relojes que venderá bajo el nombre de Raiguel Jeune & Cie primero, y Agassiz más tarde.
- 1852. Ernest Francillon, sobrino de Agassiz, toma el relevo al mando de la empresa. Las ideas de este visionario economista aportan la base de lo que más tarde será Longines. Una de ellas es producir solamente relojes de carga por corona (inventada por un tal Philippe), abandonando así los de carga por llave.
- 1867. A partir de la Agassiz, Francillon funda la Compagnie des Montres Longines, o Francillon S.A. que toma el nombre del lugar donde se instala, "Prados Largos", junto a Saint Imier. En este año se produce el primer calibre propio (lo que llamaríamos in-house) de la historia de Longines, que además ganaría un premio en la Exposición Universal de París también ese año.
Longines permanece en el mismo lugar donde fue fundada. Las edificaciones crecían con rapidez y para 1911 ya contaba con más de 1000 trabajadores (toda una hazaña reclutadora teniendo en cuenta que hoy día, 150 años después, la población de Saint Imier no pasa de 4.500)
Y de la Wikipedia: Algunos años más tarde, la industria relojera estadounidense estaba avanzando a pasos agigantados en la fabricación industrializada de relojes. Francillon envió a Jacques David, su director técnico, a la Exposición Mundial de 1876 en Filadelfia para recopilar nuevas ideas y estrategias de los relojeros estadounidenses. Al regresar, David escribió un informe de 108 páginas detallando lo que había aprendido durante su viaje; El informe se considera uno de los documentos más importantes en la historia de la relojería y detalla el funcionamiento interno de las fábricas de relojes estadounidenses, incluido todo el proceso de producción, desde las materias primas hasta los relojes terminados, y la estructura interna altamente efectiva y las medidas de control de calidad implementadas en las fábricas de Estados Unidos. En su análisis, David concluyó que la industria relojera suiza necesitaba cambiar significativamente para seguir el ritmo de sus competidores estadounidenses.
Para 1880 Longines era conocida por la calidad y precisión de sus relojes. Consecuentemente, y para consternación de Francillon, la marca se convirtió en un objetivo para los falsificadores. La preocupación se entiende por dos motivos (a ver si le entra en la cabeza a alguno que lea esto): Las falsificaciones de Longines no sólo hacían perder negocio e ingresos a Francillon, sino que siendo de inferior calidad dañaban la reputación de su empresa. Francillon registró el nombre de Longines y su logotipo de reloj de arena alado en 1889, y elevó ambos a nivel global en 1893. Sigue siendo la marca registrada en uso más antigua del mundo.
Evolución del logo de Longines a través de los años
En 1878 -dos años después de la gira americana de Jacques David- se presenta el calibre cronográfico de la casa, el 20H, que en la década siguiente aparecerá en los hipódromos británicos primero y americanos después como instrumento de cronometraje (para apostar sobre tu caballo tienes que saber si tiene posibilidades de ganar...)
Hace unos años, un forero presentó el suyo:
Cronógrafo Longines 20h
Buenas tardes Tengo un reloj de bolsillo cronógrafo marca Longines 20h. Sólo cronógrafo con secundera central. He oído que fue el primer cronografo montado y diseñado por la marca. El número de serie de la maquina es: 181591 El numero de serie de la caja es: 181591 Ambos datan de 1878 Alguien...
relojes-especiales.com
En una sociedad que cada vez se desplazaba más deprisa, el cronometraje de eventos, deportivos o no, se convirtió en un nicho de mercado interesante para las casas relojeras. En 1914 Longines lanza su primer cronógrafo de alta frecuencia (36.000 alternancias/hora, 5 herzios) que podía medir la décima de segundo. Dos años después, en 1916, esa frecuencia se había multiplicado por 10, permitiendo la medida de la centésima.
Antes de eso, en 1913, ya se había presentado un cronógrafo de pulsera impulsado por un calibre creado específicamente para él (el 13.33Z)
Si alguien quiere ampliar, he encontrado esta joya:
Le caratteristiche del calibro Longines 13.33Z - Enciclopedia dei Calibri
Uno sguardo agli archivi di Longines rivela i primi orologi da polso furono prodotti a partire dal 1907; ad essi seguirono, nel 1913, i primi
orologi.forumfree.it
El 13.33Z evolucionaría hacia el 13.33ZN, el primer calibre cronográfico con función flyback producido en serie (en 1925 ya había salido algún prototipo con esa complicación añadida. La función flyback, conocida en francés como "retour en vol" y traducida de forma un tanto literal como "retorno al vuelo", se refiere a la capacidad de la trotadora de parar, volver a cero y reiniciar un nuevo recuento de tiempo en una sola pulsación, algo muy útil cuando uno está pilotando un avión y se guía por señales visuales-geográficas. Longines la patentó en 1935.
Hablando de aviación, Longines tiene el honor de haber hecho realidad el primer reloj concebido para la navegación aérea, siguiendo las indicaciones de Philip Van Horn Weems primero, y de Charles Lindberg más tarde, culminando en el Hour Angle presentado en 1931. Este reloj, por cierto, es de los primeros en presentar un bisel rotatorio -y "fijable"-, del que derivan todos los demás biseles incluyendo los de submarinismo (un saludo a los contendientes BP-R
).También desarrolló instrumentos de vuelo. Desde un sofisticado Siderograph para determinar la Longitud, instrumento de cabina patentado por Longines en 1939 y que se colocaba en una caja de aluminio con una fuente de calefacción e iluminación integrada, hasta los más comunes "calottes" o relojes de tablero con una más común función de contar el tiempo. El Siderograph fue utilizado por Howard Hughes en su vuelta al mundo en 3 días y 90 horas.
Wittnauer, su distribuidor americano primero y filial después, fue la puerta de entrada de Longines al suministro militar para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos
Como culminación de este apartado "aéreo" mencionar el recuperado "Majetec", un reloj encargado a Longines por el gobierno checo de 1935 y cuyo apodo actual proviene de Majetek vojenské správy (Propiedad de la Administración Militar) grabado en su fondo. Estéticamente, destacar la apertura de las asas, que permitía usar correas más anchas, y el bisel giratorio con un marcador interno en forma de flecha, que permitía cierto cronometraje al alinearlo con la aguja minutera.
La reedición lanzada este año conserva la característica del bisel móvil pero no la de las asas, que ahora son rectas.
Volviendo al cronometraje, cabe decir que me he llevado un par de sorpresas. Yo sabía que Longines ha sido cronometrador oficial de un amplio abanico de deportes, desde el esqui al automovilismo, pasando por el atletismo, y pensaba que lo de la hípica era una especie de nicho descubierto muy recientemente y aprovechado porque nadie más lo había hecho (y porque había una referencia histórica muy al principio de la andadura de la marca, allá por 1880). Mi error. Pude ver varios ejemplos de competiciones ecuestres celebradas ¡en España! y cronometradas por Longines. Desde esta en Bilbao (1953)
Hasta las varias celebradas en Salamanca o Madrid:
La otra sorpresa es que las carreras de coches (para entonces ya bautizadas como Formula Uno) celebradas en el para mí ignoto circuito de Pedralbes de Barcelona en 1951 y 1954 también lucían a Longines como cronometrador oficial:
Más info sobre el circuito:
La Fórmula 1 en Pedralbes
Es un placer y un privilegio poder presentaros un nuevo artículo de Xavi Hernández que, en una nueva colaboración en 8000vueltas, nos cuenta sobre el histórico trazado de Pedralbes en primicia. Ya hace tiempo nos maravilló con un artículo sobre otro circuito urbano español: Circuito de Lasarte, el p
8000vueltas.com
La prueba de la participación. En un anuncio publicado en ABC Longines explica el funcionamiento del "Chronotypogines" (¡!): el tiempo de cada participante se podía imprimir en una tira de papel, con una precisión de la centésima de segundo.
Por completar las disciplinas en las que Longines ha participado como cronometrador, tenemos carreras de atletismo, "Vueltas" ciclistas y campeonatos de esqui.
En 1966 Longines registra en Suiza la marca Ultra Chron y el signo gráfico que lo acompaña. Sus anuncios de la época pregonan su precisión, y ofrecen un reajuste en el distribuidor en caso que se salga de los parámetros establecidos por la marca.
Hice una review de la reedición aquí:
Longines Ultra-Chron
Longines presenta un remake de su precioso -a mí me lo parece- Ultra-Chron Diver. Ultra-Chron tiene la connotación de "mas allá de cronómetro", y si bien su ancestro también tenía un corazón batiendo a 5 Herzios (36.000 alternancias por hora, 10 por segundo), es ahora cuando esta palabra toma...
relojes-especiales.com
Aun en la parte histórica hay varias anécdotas relacionadas con España, como la relación de los primeros clientes de la marca:
1878 Caprix y Copponex, Madrid
1879 Maurer Co., Barcelona (Relojeria Maurer, fundada en 1843)
1880 J.G. Girod, S.A.E., Madrid, Barcelona, San Sebastian
O los pilotos a los que Longines vendió/cedió relojes. Ramón Franco, el hermano republicano (y un tanto tarambana) del dictador había cruzado el Atlántico Sur en el Plus Ultra un año antes del vuelo de Lindberg y era una celebridad. A la izquierda, tercer nombre de la primera columna debajo de "Longines".
Después de este barniz histórico, pasamos a la presentación de novedades 2023. Novedades entre las que por circunstancias de coincidencia (se presentaba el nuevo Mini-Dolce Vita) no estuvo el nuevo Legend Diver de 39mm -se aplaza a noviembre-, aunque tuve la oportunidad de verlo off the record. Ya contaré sobre él.
Empezando por el Majetek ya mostrado más arriba. 43 mm de diámetro se justifican en ser un reloj-herramienta, que aumenta la sensación de tal al comprobar la cantidad de acero empleado en su construcción. No es exactamente una reedición sino más bien una re-interpretación a poco que uno los ponga de lado: además de las asas (abiertas en el modelo original, rectas en este -22 mm entre ellas-) vemos que han aparecido unos hombros protectores de corona. Corona que ahora es mucho más ergonómica y, además, roscada. En la carrura han añadido una pequeña placa atornillada con el año del lanzamiento del modelo original.
A la trasera -ciega- se le ha añadido nueva literatura más allá del texto que le da nombre, y ahora se glosan sus propiedades amagnéticas (gracias a su espiral de silicio) o la cualidad de cronómetro del calibre así como su resistencia al agua de 100 metros. El precio de 4.250 € /correa de becerro) o 4.150 € (correa de tela tipo nato) se encuadra en la política de precios de Longines de mantenerse en el segmento entre 2.000 y 5.000 €... y de ir subiendo el precio medio de sus productos según me confirmó Matthias Breschan, CEO de Longines, en nuestra entrevista.
El calibre se anuncia como L893, cuya base es un ETA, con espiral de silicio y una frecuencia (poco frecuente, hay que decir) de 25.500 alternancias por hora o, lo que es lo mismo 3,5 herzios, lo que le permite alargar la reserva de marcha hasta las 72 horas (aprox).
Cabe decir aquí que ETA produce algunos calibres -o versiones de calibres- exclusivamente para Longines, lo que la pondría en una especie de nuevo nicho entre las marcas de segmento medio que usan calibres sin modificar (caso del trío Hamilton-Certina-Tissot) y Omega, que ya hace algunos años que ha entrado en el mundo de la manufactura. Ampliaré esto más adelante, cuando hable específicamente de la producción.
Con el cronógrafo Spirit Flyback Longines recupera su invento de 1935. La información proporcionada por el calibre L791 (grado cronómetro, lo dice en la esfera) muestra, además de la hora, un contador de segundos continuos en la subesfera de las nueve y un contador de 30 minutos acumulados a las tres. Con un diámetro de 42mm, ve sus proporciones lastradas por ser automático, llevando el grosor hasta los 17mm, más de un tercio de ese diámetro. Se puede elegir con brazalete de acero o correa de tela o piel. La buena noticia es que sólo hay 100 € de diferencia entre ambas versiones. La mala es que con la última subida de precios nos salimos ya del teórico marco de 2.000-5.000 € en el que Longines se auto-inscribe. El bisel estrecho y los pulsadores "a pompa" le dan un encanto especial.
El bisel, y el aspecto general, es compartido por el Spirit Zulu Time, un reloj con doble huso horario gracias a su calibre automático L844.4 que, como todos los anteriores, es el resultado de la modificación de un calibre ETA (en este caso del ya conocido 2892-A2). A poco que uno indague en la historia, sabrá que Longines ya presentó esta complicación en una fecha ahora tan lejana como 1925. Como en el caso del cronógrafo Flyback, la diferencia de precio entre la versión con correa o con brazalete es de sólo 100 €. También como en el caso anterior, el precio más alto (mixto acero-oro con brazalete) roza el supuesto precio máximo de Longines (4.800 €). 39 mm de diámetro por 13,5mm de grosor y 21 entre asas.
A pesar de que mis gustos son mucho más de sport que de vestir, o tal vez por eso, debo decir que me ha sorprendido muy gratamente la nueva colección Conquest: mientras su cronos son todo lo sport que uno pudiera desear, los tres agujas se acercan a lo que algunos han dado en llamar "sport-classic". Visto lo visto hasta ahora, diría que son los últimos que resisten en la gama de precio por debajo de ese infinito y más allá que parece haberse convertido en el objetivo de Longines: 2.200 € para un solo hora de 41 mm y que tiene que quedar genial tanto con traje como en vaqueros, y 4.150 € para un crono automático de 42. Sin fecha, por cierto. Hay una versión de 34mm del solo hora que, vistas las tendencias, no encasillaría yo en un público exclusivamente femenino.
Los Hydroconquest GMT (41mm) también han sobrepasado la línea roja imaginaria de los 3.000 € (3.100 con brazalete de acero o de caucho/desplegable, 2.950 € con nato), probablemente justificado en el calibre exclusivo que monta: ETA no se lo suministra a nadie más. Y como el público es (somos) como es (somos) ya se está preguntando por una versión en 39mm... Me gustó el caucho y el color de esfera pseudo-vintage con correa de tela, y no sé si es porque ya me estoy acostumbrando pero el rombo de la horaria ya no me parece tan horrible... No alcancé a probarme el verde, pero prometía.
Finalmente, de todos los que vimos, uno que me dejó frío cuando lo probé y que ahora, cuando reviso las fotos, pues ni tan mal... tal vez ese bisel tan "invasivo" respecto a la esfera lo haga parecer más pequeño que los 38,5mm reales que tiene. Siendo como es un reloj de aspecto clásico (en mi opinión, poco favor le hacen esos números Breguet tan característicos de... Breguet) el tamaño me parece apropiado. Se trata del Master Collection Small Second, "descendiente" del Master Collection 190th Anniversary de 40mm de diámetro. Curiosamente, siendo más pequeño y no conmemorando ningún aniversario, este Small Second cuesta 50 € más que el de 40mm: 2.700 €
Llego ahora a la parte más árida de este reportaje, la técnica. Y no porque no me guste o interese: generalmente es a la que más atención presto en este tipo de visitas. El problema está en que -como en la mayoría de fábricas- no permiten sacar fotografías, lo que personalmente me parte por la mitad porque me sirven de hilo narrativo. A ver qué tal se me da.
En la factoría de Longines, sita en les Longines de Saint Imier, trabajan alrededor de 700 personas, de las que unas 100 pertenecen a ETA. Y trabajan ahí porque así están más cerca de su cliente (y empresa hermana en el Swatch Group) para desarrollar los mecanismos que le suministrará en exclusiva. Podríamos decir que es algo así como una manufactura subcontratada. Aquí se montan y se testean todos y cada uno de los calibres mecánicos de Longines, mientras que los calibres de cuarzo se montan ("ensamblan") en Genestrerio y Stabio, localidades situadas en el Ticino, en la parte italiana de Suiza. Vi cómo se "clavaban" las agujas a mano, con un aparato que detecta la presión ejercida y avisa con luces roja y verde, cómo la operaria (casi todas son mujeres) comprobaba que la agujas no se tocan entre sí y cómo corregía lo necesario con una "herramienta" hecha con un post-it doblado, eso sí manejado con mucha pericia. Vi las pruebas de estanqueidad realizadas con agua real, cómo se calientan los relojes a 60 grados centígrados y luego se depositaba una gota de agua fría (20 grados) en el cristal para comprobar si condensaba por la parte interior, señal de que el reloj debía volver a pasar por su proceso de verificación. Los relojes que consiguen el certificado de cronómetro (no por el COSC sino por el METAS) lo hacen con el reloj completo, el calibre montado ya dentro de su caja, y uno puede solicitar -por un coste- el boletín de certificación para su reloj en concreto simplemente aportando el número de serie del mismo... porque de Longines salen todos los relojes numerados desde el primer día, y con "primer día" me estoy refiriendo a 1867, año de fundación de Longines. Empezaron con el número uno y han seguido con elmismo sistema hasta hoy, cuando están estampando ocho cifras y van ya por los alrededor de sesenta millones de unidades fabricadas. Otro tabú común a muchas marcas: nunca dicen cuántos relojes producen al año, y no creo que salgan las cifras si uno divide sesenta milones entre los 157 años de historia de la marca (aunque para el 190th anniversary de la colección Master se hayan agarrado a la fundación de la Raiguel Jeune & Cie / Agassiz primigenia).
En las otras plantas (que no vimos) se alojan tanto los departamentos de recepción de materiales como los de logística y expedición, además de la planta dedicada a los ingenieros de ETA.
Siguiente etapa, el atelier de restauración. Longines se toma muy en serio su "heritage", o sea, su legado, y se ocupa y preocupa de recuperar tantos relojes históricos como le sea posible. Obviamente, la gran mayoría de estos relojes están en manos de sus propietarios, y Longines los restaura a petición y previo presupuesto. Según nos dijo su principal responsable, casi todos los los presupuestos son aceptados. Trabajan muy compenetrados con el museo de la marca, que es quien atesora las referencias históricas -ya saben, desde el número uno- con una descripción de cada reloj. Si llega con agujas que no le corresponden, se cambian por las originales del modelo.
Y si no se dispone de la pieza, se fabrica.
Para poder llevar a cabo semejante tarea disponen de un sorprendentemente gran stock de piezas, meticulosamente ordenado por referencias y modelos. Para mayor encanto del visitante, se han conservado muchas de las cajas contenedoras de dichas piezas, que están rotuladas a mano. Como anécdota, decir que los rubíes sintéticos se vienen usando desde principios del siglo XX, pero aquí todavía se pueden encontrar rodamientos de zafiro natural. Cristales, pletinas, tornillos, esferas... Las tablas que se manejan son también de la época.
Un cuello de cisne en un mini-calibre...
Guardan incluso piezas de mercados específicos: esta corona se ponía en relojes para el mercado turco
Además del stock propio (que nunca se perdió porque no hubo mudanzas, ya que la empresa permanece sobre los cimientos de su sede original) en Longines rastrean literalmente el mundo para localizar viejos stocks de antiguos distribuidores, y muchos aquí ya sabrán que uno de ellos le fue comprado al ilustre forero @ELRELOJ , de Argentina. Me lo recordó Manuel, un español residente en Neuchatel que se ocupó de la negociación y que me dijo que estaban tras la pista de otro stock, también en Argentina.
Llegamos al final del trayecto, una jornada -porque, sí, fue todo en un día- agotadora a la par que fascinante. Y qué mejor final de fiesta que la visita al museo de la Casa. A pesar de su cuidado aspecto, se trata de un museo provisional dentro de las instalaciones de la fábrica, de manera que sólo puede visitarse durante el horario laboral. Está previsto que a medio plazo (se habla de 2028) pueda instalarse en una edificación muy cercana, de manera que pueda ser abierto durante los fines de semana y otros horarios más convenientes que los de una fábrica.
Lo que se ve al fondo es una vitrina con parte de los calibres que Longines ha desarrollado a lo largo de su historia...
... y lo que se ve por doquier es que en Longines no se tira nada: desde las primeras facturas (ver los años en los lomos) hasta el periódico que la propia Longines editaba para sus trabajadores.
En una sala aparte, como si se tratara de Hogwarts, se conserva el registro de todos los relojes producidos por Longines desde el número uno.
El reloj más antiguo localizado procedía de los Estados Unidos y ostentaba el número 183:
A collector finds the oldest Longines watch known to date, a historical discovery for the brand
Longines is particularly proud to have discovered, thanks to one of its faithful collectors, a real treasure of its past, the Longines 183 watch. This
watchilove.com
En esta misma sala seconservan algunos ejemplares de relojes anteriores a Longines o, mejor dicho, antes de que Longines fuera Longines: Agassiz, tío de Francillon.
Entrando ya en las salas con las vitrinas, uno no sabe dónde mirar primero: todo parece tan interesante que por un momento te desorientas. A pesar de eso, voy a aplicar el consejo de la Liebre de Marzo en Alicia: "empieza por el principio, ve siguiendo, y cuando llegues al final, te paras"...
Y empecé por un viejo conocido: el Big Eye, del que hice un vídeo review cuando salió al mercado:
Pues bien, este es el original-original, que le hizo ganar a Longines el premio Revival en la edición 2017 del GPHG (Gran Premio de Relojería de Ginebra). Ahí detrás, el galardón.
Calibres de competición en sus cajas de madera para ser presentados a los concursos de cronometría (las cajas servían para poder poner el calibre en las cinco posiciones establecidas).
No estoy muy seguro, pero por fecha este bien pudiera ser flyback... lo que sí es hermoso.
Electromecánicos, se acercaba el "peligro amarillo"...
... y el por ahora aparcado VHP que, si hacemos caso al CEO Breschan, podría volver en el medio plazo.
No sólo Movado hizo Ermetos. Estos son mecheros-encendedores.
Una ecuación del tiempo de tablero...
... que desde luego tenía su propio calibre. Fijaos que sólo hay un volante.
Hazañas de vuelo, desde la travesía del Atlántico (donde no hubo ningún Longines a bordo) hasta el vuelo sobre el Polo Sur, donde fueron de crucial importancia para la navegación los dobles cronómetros de Longines. Lindberg tuvo que despegar/aterrizar sacando literalmente la cabeza por la ventana (aunque el Spirit of St. Louis disponía de una especie de periscopio).
También hay -por supuesto- una extensa área dedicada al cronometraje de eventos deportivos, y su evolución en el tiempo...
... y sus conmemoraciones en relojes de pulsera
Pero no solamente. También podremos apreciar la evolución de las modas y los gustos...
... y la frenética carrera por tener el reloj más delgado:
Bonus track. Estos dos no pertenecen al museo Longines sino a mi propia colección: dos Longines/Rado de la época en que ambas marcas convivían bajo el paraguas de ASUAG, el conglomerado creado para evitar su desaparición durante los años 70/80 del siglo pasado y que un tal Nicolas Hayek acabó reconvirtiendo en el germen de lo que ahora es el Swatch Group. Pero esa es otra historia.
Fin.
Adiós Neuchatel. Habrá que volver a visitarte con más tranquilidad.
Gracias al equipo de Longines por la oportunidad.
Going back home
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jajajajaj
