Adjunto el acta provisional de la quedada del pasado sábado día 13. Como es costumbre en este tipo de documentos, si alguno de los asistentes observara cualquier inexactitud, o algo que falte, puede indicarlo para corregir el acta.
Reunidos en Madrid el día 13 de Mayo de 2010, los a continuación nombrados: Villade, Wall, Mustaki, Manolo74, Flamenky, Cocoliso22, Celvira y Anselmus, hemos decidido confesar los pecados cometidos durante el día de hoy.
Confesamos que nos reunimos a las 10.30 horas para planear el a salto al inocente establecimiento de la no menos inocente señora Dª Julia Gusano.
Confesamos que a las 11.00 horas, armados con efectivo y con nuestras tarjetas de crédito, a pesar de los sensatos consejos de los miembros de este foro, invadimos la casa de dicha dama.
Confesamos que como nuestro grupo era en cierto modo numeroso, y el establecimiento de espacio limitado, decidimos alternarnos en la degustación de las exquisiteces del citado establecimiento.
Confesamos que, dirigidos por el implacable Cocoliso 22, muy experimentado en estos menesteres, comenzamos a catar la especialidad de la casa: las llamadas Parker 51, que desfilaron por delante de nosotros en todas sus variedades, edades y colores, para que cada uno las viera en la forma y manera que más le gustara. Después de mirarlas, manosearlos y probrarlas, varios pecaron, por lo que pagaron el precio correspondiente.
Confesamos que hubo quien tuvo otros gustos, pues le apetecían las teutonas. No importó, también pecaron, y por lo tanto pagaron.
Y hubo otro individuo, Anselmus, visitante asiduo de la casa, al que le dió por otro tipo de
exquisiteces, plumines de Esterbrook, cometiendo un par de pecados veniales, pues no llegó a pecar del todo, pero lo hizo dos veces.
Confesamos que, en contra de nuestros propósitos, no se produjeron ni desórdenes ni algaradas en el local Dª. Julia.
Confesamos, que tentados por Celvira, con la vista pecamos contra sus relojes Bauhaus.
Confesamos que, a pesar de todo, hubo quién no pecó durante esta jornada, no se sabe si por
convencimiento o porque tanto había pecado que ya que no tenía ni fuerzas ni cartera para seguir pecando.
Confesamos que, una vez que todo el que había tenido necesidad de pecar, hubo pecado según sus fuerzas y posibilidades, nos retiramos a reflexionar sobre nuestras faltas en la "Iglesia" más cercana, en este caso un local llamado "Río Tormes", en la cual, después de acomodarnos debidamente, comenzamos a sacar a relucir nuestros pecados, que eran contra Pelikan, Nakaya, Parker, Cross, Sheaffer, Montblanc, Inoxcrom, Aurora y todas las que se nos habían puesto a tiro, dejando constancia de nuestras faltas en los papeles necesarios, exhibiendo como resultado de todas ellas el color y el ancho del trazo de nuestros pecados.
Y después de cada confesión siempre viene la penitencia, que en este caso fue el tener que separarnos, con todo nuestro dolor de contricción, pero haciendo el propósito de la enmienda de reunirnos lo más pronto posible, para comprobar si, al fin, nos podemos reistir a las tentaciones.
En Madrid a 16 de Marzo de 2.010