¿Nacionalismos? A mi me da igual a que región administrativa del mundo pertenezco en este momento o a cual pueda pertenecer en un futuro siempre que los encargados de administrarla lo hagan bien para mis intereses. En Barcelona, Madrid, Paris, Bangkok o New York.
Lo triste repecto a las lenguas es que los políticos saquen provecho de ellas malmetiendo hacia un lado u otro con el único interés que todos conocemos.
La lengua, todas las lenguas del mundo son probalemente el mayor bien cultural que existe. El mayor logro del ser humano que nos distingue del resto de animales (en otras cosas nos parecemos mucho).
El mundo y sus máximos organismos deberían velar porque ninguna lengua existente sufra el mínimo riesgo de desaparecer. Pero no lo hacen. Cada minoría lingüística es la única que se cuida de que siga existiendo.
En nuestra España de politicuchos interesados, quien debería ocuparse de cuidar el patrimonio cultural, de promoverlo y de hacer que la riqueza de lenguas sean un hecho distintivo del que enorgullecerse, es el gobierno central. Pero no lo hace.
En nuestra Catalunya de politicuchos interesados, quien debería ocuparse de otras cosas, se preocupa de que su lengua no vaya cada vez a menos y, claro, entre ellos están los máximos interesados en promover que eso sea así proclamando lo maltratada que está para sacar votos basados en el victimismo.
Esto últim hace que en otras comunidades o en el gobierno, haya otros cuantos politicuchos interesados, que proclaman el exagerado grado de defensión de esas lenguas que no sirven para nada.
Y así se retroalimentan nuestros politicuchos interesados riéndose de nuestras realidades cotidianas verdaderas, sacando votos de la confrontación entre españoles y llevándonos a la ruina desde hace muchas legislaturas de diferente ideología, sin pensar realmente en la gente de los nacionalismos que defienden sino en ellos mismos.
Referente a la educación. Todo funciona igual. Generalizando basándose en la ideología que ocupa la legislatura en cada momento. Sin un plan de ruta a largo plazo. Gastando dinero sin sentido de estado ni de comunidad ni de nada. Peor aún, gastando dinero sin pensar en lo mejor para los niños y no para los padres o los políticos.
Catalunya es muy grande. No tanto como China, pero mucho más que Liechtenstein. Y en Catalunya, siendo una pequeña parte de España, hay distintas realidades.
La realidad educativa mayoritaria, la que yo he vivido toda mi vida como alumno y como docente de primaria, es muy clara: el 99% de niños hablan durante todo el día castellano excepto en las clases que se imparten en catalán. E incluso en esas clases, se dirigen unos a otros en castellano. obviamente, lo hablan mejor que el catalán. Mucho mejor. Y es la realidad, con mucha diferencia, más común en la comunidad.
Pero como he dicho, hay otras realidades. Hay pueblos alejados de las capitales y sobre todo alejados de Barcelona, en los que hay niños que durante el día solo hablan catalán. Y no me cabe duda de que en esos, pueblos, hablan mejor el catalán que el castellano. Mucho mejor.
¿Y que hacemos? Pues generalizar la enseñanza sin mirar a la realidad de cada escuela. Provocar que unos puedan protestar por una cosa y los otros por otra. Provocar por interés que haya conflicto y que me reporte votos. Patético.
No me corresponde, que no soy tan inteligente como los políticos ni tengo su maravillosa formación, pero mirando por los niños y por el patrimonio lingüístico nacional yo lo tendría claro. Catalán y castellano a partes diferentes en cada zona escolar dependiendo de las necesidades sociales.
Y, si por mi fuera, una vez decidido el tanto por ciento se cogen el 30 o 40 por ciento de las clases y se apartan de esa decisión para impartirlas en inglés.
Pero claro, es que yo veo lo que hay, no lo que quiero ver, lo que me interesa o lo que me venden. Es que yo pienso en mis alumnos porque lo mío es una vocación. Y pienso en mi hijo y no en ostentar un cargo electo.
En fin, el lunes empieza un nuevo curso escolar y me toca olvidarme de los políticos y de sus reales decretos, para centrarme en los niños y niñas de mi clase. Me toca volver a intentar que conozcan perfectamente el castellano y el catalán, me toca descubrir qué se les da mejor para potenciarlo y me toca seguir colaborando con el especialista de lengua inglesa para, a veces obviando la normativa, incluir muchas cosas en inglés durante clases no estrictamente de lengua y para seguir hablando entre nosotros en el aula en inglés delante de ellos con la esperanza de que lo vean normal y acaben entendiendo algo.