Estimado Catilina, qué gusto da a quienes amamos esta lengua leer al que la lleva en volandas y entre algodones, rica y frondosa. Si alguien dijo que no podían hacer fonda la cifra y la letra en el mismo seso se equivocaba. La forma te atrapa como la hermosa mujer a la que miras embelesado sin dejar de sonreír mal que te esté sirviendo una tacita de cicuta. La palabra bien tratada es poderosa.
Del contenido te diré que los amores no se discuten así que te dejaré con los deleites que te produzcan los tuyos. Siempre es cierto que cuando la admiración rebasa la barrera del corazón la hipérbole hace nido y todo huele a flores, es rosa y un poco naif, pero se perdona.
Poco puedo aportar sobre Casio porque no conozco mucho (mi demérito y vergüenza), daré por buenas tus apreciaciones de mil amores.
De Rolex como marca no traeré nada nuevo que las filias y fobias varias no viertan ya profusamente por aquí, así que os alivio la lectura en ese punto. Sobre la novedad del Air King, tengo que reconocer que estéticamente me provocó una mueca refleja, no por los colores verde y amarillo, que me resultan tolerables, sino por la mezcla de esferas A y B, índices aplicados y pintados…Pero no dudo que se venderá, y muy bien. Porque el comprador que quiera un Rolex, de precio de acceso en un tamaño razonable lo tendrá que comprar sí o también, e incluso no descarto que a alguien le agrade a primera vista (difícil pero posible) porque además los Rolex nuevecitos de cerca deslumbran, sin duda.
Por otra parte por aquí últimamente hay tendencia hacia crítica descarnada al gigante Swatch. El mismo que, comandado por el patriota Hayek, arrostró en solitario el embate del perverso nipón a lomos de un reloj de plástico de colorines con una bandera suiza como emblema. Es algo paradógico que seamos los de la Yakuza (los “damnificados” de aquella gesta) los que le tengamos que echar un capote. No sé si su pecado actual es poner a Omega proa a Rolex en un viaje de final incierto o es otro el motivo. Lo cierto es que salvó la industria suiza, con muchas decisiones que son comprensibles económica y empresarialmente, pero poco románticas. De muchas marcas antiguas sólo queda el nombre estampado en esferas que podrían ser de cualquiera y calibres hechos en serie, sí. Ya me gustaría a mí que estas reediciones que tanto me agradan estéticamente de Longines revivieran además los calibres que las hicieron míticas, pero va a ser qué no, lastima. Pero hay que reconocerle que toda la industria helvética le debe mucho. No sólo desenterró cadáveres o hizo de Frankenstein con los viejos nombres, también alimentó a todos los demás de movimientos que llevarse a las tripas para que luego sacaran pecho como independientes, con una inversión en ingeniería tendente a cero.
El Swiss Made por otra parte va a quedar como los recuerdos típicos de cualquier pueblo pintoresco, vendidos como artesanía y sacados antes del chino. En fin. Pero no sólo el SG es quien lo prostituye, aunque a falta de transparencia todo son hipótesis. Creo que como guardianes de las esencias no sé si quedarán Heidi y el abuelito. Hasta el concepto manufactura se soba y retuerce. ¿Qué nos quieren decir algunos con grandes letras en sus webs como calibre manufactura? El otro día me quedé de piedra viendo en la página de una marca un movimiento manufactura (encarga el calibre a otro que no es ETA???, pide las piezas y lo monta???) que ocupaba toda la página, que viene siendo clavado al Soprod A10 y por ende al Seiko 4L75, y se quedan agustito.
Por otra parte los cortesanos a veces pensáis que los debates que os ocupan lo son también del resto de los mortales. A aquel paisanín que mira hacia un árbol tratando de discriminar la especie ornitológica que emite semejante sonido no se interesa de si el rey va engalanado o en taparrabos, ni quién tendrá arrestos de decirlo, si eso ya se enterará por las noticias. Como el labriego que cuida sus tomates. Todos ellos son más, probablemente muchos más, que los miembros de la corte preocupados por el valor como marca del reloj que compran. ¿Cuántos hay que simplemente buscan un reloj bonito, y que funcione bien por el presupuesto que quieren pagar? ¿A cuántos les atrae como complemento que combinar con gayumbos, corbata y que la minutera haga juego con el empaste? Y así tantas y tantas motivaciones, casi tantas como compradores, a la hora de adquirir un capricho, que no tienen ni remotamente nada que ver con el valor de marca….
Y cuando estaba tan feliz con la delectación de la lectura me encuentro con este párrafo:
“Tentación cero para mí y para muchos por las marcas pertenecientes a grupos (las independientes las salvo, cosas mías) y que suelen moverse entre los mil y tres mil pavos, que son, EMHO, las que más prostituyen y escurren hasta el agotamiento la teta del Swiss Made. Y encima con el mensaje de “si quieres todo lo bueno de suiza, sin pagar una marca de lujo: aquí estamos”. Pá los cuñaos listos de los que pagan de más por un Rolex. Pues a mí no me convencen y me siguen pareciendo la compra más negligente y rebañista de cuantas pueden hacerse en esto de los pelucos, que ya comí de niño bastantes huevas de lumpo llamándolas caviar (¿os acordáis?). Ains, qué poco listos me parecen casi siempre los que presumen listos.”
Es como ver a esa bellísima, escultural, sensual mujer abrir la boca para vomitar una expresión en registro choni-poligonero al tiempo que se rasca el culo y se come un moco. Aííínsss. Estás para merendarte en un revolcón, pero va a ser que no me vas a arrebatar las llaves de mi corazón, fermosa.
Qué manera tan prescindible de arruinar una argumentación de brillante esgrima dialéctica. ¿Es tan difícil, tan difícil, tan rematadamente difícil abandonar la trinchera y respetar las elecciones de cada cual? El maniqueísmo, los cuñaos listos, la gente que sabe comprar marcas, los amigos, los enemigos, los tontos. Deseo creer que la mala influencia del pequeño Jones (con tener uno “echao” a perder ya es una tragedia, que otra de las mentes preclaras del foro se nos esconda en las barricadas, una catástrofe) te ha impelido a entregarte a la habitual estrategia de identificar una agresión exterior (los cuñaos listos que critican al que se gasta su pasta en un Rolex) para poder contratacar en defensa propia. Si es que nos gusta más un bando que a un tonto una tiza. A mí el Mr. me enroló en la Yakuza, y desde entonces me entrego a mi labor con cristiana abnegación, pero siempre dándome igual lo bien o lo mal que compran los demás y sus motivos ( y no es que yo sea un ejemplo de nada). Cada día veo menos de esos listos por aquí que critican en que se juegan los cuartos los demás, en serio. Yo en concreto no me siento listo ni tonto, más bien abochornado ante el rubor que me produce dejar una parte de mis desmedradas haciendas, que tanto me cuestan ganar, en dar solaz a mis personales agrados con estos anacrónicos cachivaches, pero soy débil y el sonrojo merecido.
Así que esa parte me llena de tristeza y estupor.
Claro que hay público para las gamas medias, muchas gentes que compran relojes y no marcas, les suenan a suizas y pone Swiss Made,” será buena y la puedo pagar” y se van tan contentos, muchos de ellos soñando con un Rolex para cuando acaben la hipoteca, no olvidemos. De hecho buena parte de los detractores de LA MARCA, o más bien de sus fans, no son siempre “quieros y no puedos”, muchos alcanzaron hace ya su sueño pero se les rompió el encanto.
Pero el mensaje del comercial de las marcas blancas de los grupos relojeros es como el de Dacia, claro, “mira, el mismo motor que un Mercedes pero por 8000 euros”. Hay que hacer sentirse listo al comprador, hombre, es la primera regla. Pero no, debiera decir, “mira, te deberías comprar un buen tourbillon, algo de alta relojería, o en su defecto Rolex, pero como eres un mindundi que sólo vas a soltar de 1000 a 3000 tenemos para ti esto que es una mierda, de una marca que no significa ya nada, pero no te mereces otra cosa”.
En fin, Serafín. Sigo pensando que esta afición, como todas, sólo está ahí, inserta entre nuestras pulsiones para procurarnos gratificación a través del deseo satisfecho, ya sea comprando marcas con un valor especial, artefactos con cierto aroma a antiguo y duradero o simples objetos bonitos. ¿Qué más da?
Un afectuoso saludo