Siguiendo un poco el hilo sentimental creo que hay, hablando de relojes, dos tipos de personas, los que les gustan y los que los usan para saber la hora.
Muchos de nuestros padres o seres queridos eran de los segundos y creo que los que hacemos es interiorizar como nuestro un sentimiento que ellos no tenían. Como somos friki relojeros se supone que poner un reloj suyo nos hace más cercanos, pero, a lo mejor, mi padre lo que quería con locura era su chupa de cuero, o sus gafas de carey, o la mariconera que llevó toda la vida, o a su R12. Y todo eso ya está en la basura hace 33 años.
Así que yo nunca me he puesto o he llevado un reloj de mi padre, que los tengo, como si llevara un trocito suyo. Como no llevaría uno de sus calzoncillos. Me los pongo y ya está. Los relojes digo.
Repito, siempre teniendo en cuenta que mi padre pasaba de relojes, así que menos samba y más disfrutar.
A mi me encantan los relojes, y siempre he dicho, y les digo a mis hijos, que el día que yo la palme, por mi como si los venden y se los gastan en un fin de semana loco, en una canoa, o en masajes. Y no hace falta que me entierren con ninguno puesto.
Muerto el burro, la cebada al rabo