Buenas tardes, días.
Ayer, para rematar la faena, el señor comandante de Vueling nos dio un paseo (esas fueron sus palabras) por "París, bajamos hacia los Pirineos, pasamos por Pamplona, luego Zaragoza y a Barcelona..." tema de colapso de tráfico en Marsella (dónde si no, corsarios). El resultado es que me acostaba casi a las tres de la madrugada, porque por si faltaba algo me encontré cortado el camino de vuelta a casa desde el aeropuerto.
Pero ya está. Estoy preparando un pequeño reportaje que colgaré entre hoy y mañana en el portal, y mientras tanto os dejo algunas fotos que tomé en mis escasas tres horas en Nomos Glashütte:
Llegando.
No soy muy amigo de las selfies, pero supongo que forma parte del espectáculo... Detrás, una de las otras ocho manufacturas que hay en el pueblo.
Los vecinos de enfrente. Seguro que a algunos les traerá recuerdos...
El museo de la Relojería Alemana. Hace años que tengo pendiente un artículo sobre él
Una vista sobre el pueblo. Parecería que los paisajistas de maquetas de trenes se hayan inspirado en Glashütte
Tiene que nevar fuerte, aquí...
Mi cara al ver por primera vez la esfera...
Y no era para menos:
Y hablando de menos, ya falta menos...
La verdad es que va a ser un placer añadido tener un reloj producido por alguien que ha ganado tantos premios...
Lennart Kluge, responsable de montaje, ya es uno de los nuestros...
Las cinco, la hora de Cenicienta. Volvemos para Berlín
Pero antes pasamos por Dresde. Esta vez por el otro lado del río...
...para probar una especialidad local: el Currywurst, bratwurst con curry. Había prisa.
Regado con cerveza-cerveza:
Por cierto, lo que tenía que contaros (y que en realidad va para los inscritos): a la vista de la combinación, decidí cambiar la correa de piel vuelta (gris, oscuro pero gris) y la de textil (azul, oscuro pero azul) por una de Horween Shell Cordovan negra-negra que le va a dar mucho más empaque. Antes de final de mes en sus muñecas