TomVerhoeven
Novat@
Sin verificar
Buenos días,
Quisiera exponer en el foro mi mala experiencia esta mañana en la tienda Enseñat Heritage de Barcelona.
Me he personado esta mañana para que me valorasen un par de piezas pequeñas que encontré por casa, en aras de ver si eran de oro y, de paso, preguntar por Rolex Vintage ya que llevo un tiempo buscando por la red y este foro y quería aprovechar la oportunidad.
Después de hacer la valoración de las piezas pequeñas, amablemente le he pedido al encargado si disponía de algún modelo de Rolex de tamaño superior a 34mm y me ha traído un Date de 1982. Hasta ese momento, todo ha sido correcto.
Sin embargo, al empezar a preguntar a la persona en cuestión, respondía a mis preguntas haciendo gala de un más que evidente desinterés e incluso asombro.
Desconozco el procedimiento que los clientes de este establecimiento llevan a cabo a la hora de valorar una pieza como un Rolex, piezas que no olvidemos, son las más falsificadas del planeta. Mis preguntas, considero que entraban en toda lógica:
Si el reloj había sido pulido a lo que he tenido por repuesta un "hombre pues claro", si el armis tenía algún tipo de holgura o desperfecto "lo que ves es lo que hay".
Acto seguido he pasado unos cinco minutos inspeccionando la pieza. Inspeccionar bien el armis, el grado de desgaste del mismo, el grado de pulido del bisel, la corona, la esfera... hasta que la persona que estaba conmigo, la cual tiene total desconocimiento por el mundo de la relojería me ha preguntado que porqué estaba tardando tanto (a posteriori le he explicado la necesidad de inspeccionar una pieza antigua antes de tomar ninguna decisión). De nuevo, la respuesta por parte del encargado no ha sido especialmente elegante "ya lo ves... mirando el reloj".
Ante la retahíla de despropósitos, subjetivos a mi propia persona, he decidido dejar la pieza, dar las gracias amablemente al caballero e irme. No me considero un cliente complicado ni especialmente exigente pero el caballero ha conseguido que me sintiera francamente fuera de lugar.
No sé qué experiencias tienen ustedes con esta tienda o sus homólogos en la ciudad de Barcelona y del resto del estado pero considero que un vendedor (querría recalcar que yo trabajo de cara al público ofreciendo servicios y productos de gama alta) debe ofrecer un trato mucho más cordial y facilitar al potencial comprador los datos que necesite y, en definitiva, mostrar un a actitud ostensiblemente más afable.
La compra de un Rolex vintage, cuyo precio se eleva a varios miles de euros, considero que es un proceso que debe llevarse a cabo con paciencia, sin prisas e inspeccionando todos los elementos necesarios. Quería preguntar acerca de la garantía, si la pieza disponía de certificados de revisión y precisión pero, a juzgar por el modus operandi de la persona, no considero que hubiese sido buena idea.
Agradecería que algún usuario diese su opinión al respecto, pues ahora mismo me siento bastante mal. Iba con ilusión por encontrar una pieza que pudiera acabar en mi muñeca y al final he salido por la puerta con tristeza y sin ganas de volver al establecimiento.
Quisiera exponer en el foro mi mala experiencia esta mañana en la tienda Enseñat Heritage de Barcelona.
Me he personado esta mañana para que me valorasen un par de piezas pequeñas que encontré por casa, en aras de ver si eran de oro y, de paso, preguntar por Rolex Vintage ya que llevo un tiempo buscando por la red y este foro y quería aprovechar la oportunidad.
Después de hacer la valoración de las piezas pequeñas, amablemente le he pedido al encargado si disponía de algún modelo de Rolex de tamaño superior a 34mm y me ha traído un Date de 1982. Hasta ese momento, todo ha sido correcto.
Sin embargo, al empezar a preguntar a la persona en cuestión, respondía a mis preguntas haciendo gala de un más que evidente desinterés e incluso asombro.
Desconozco el procedimiento que los clientes de este establecimiento llevan a cabo a la hora de valorar una pieza como un Rolex, piezas que no olvidemos, son las más falsificadas del planeta. Mis preguntas, considero que entraban en toda lógica:
Si el reloj había sido pulido a lo que he tenido por repuesta un "hombre pues claro", si el armis tenía algún tipo de holgura o desperfecto "lo que ves es lo que hay".
Acto seguido he pasado unos cinco minutos inspeccionando la pieza. Inspeccionar bien el armis, el grado de desgaste del mismo, el grado de pulido del bisel, la corona, la esfera... hasta que la persona que estaba conmigo, la cual tiene total desconocimiento por el mundo de la relojería me ha preguntado que porqué estaba tardando tanto (a posteriori le he explicado la necesidad de inspeccionar una pieza antigua antes de tomar ninguna decisión). De nuevo, la respuesta por parte del encargado no ha sido especialmente elegante "ya lo ves... mirando el reloj".
Ante la retahíla de despropósitos, subjetivos a mi propia persona, he decidido dejar la pieza, dar las gracias amablemente al caballero e irme. No me considero un cliente complicado ni especialmente exigente pero el caballero ha conseguido que me sintiera francamente fuera de lugar.
No sé qué experiencias tienen ustedes con esta tienda o sus homólogos en la ciudad de Barcelona y del resto del estado pero considero que un vendedor (querría recalcar que yo trabajo de cara al público ofreciendo servicios y productos de gama alta) debe ofrecer un trato mucho más cordial y facilitar al potencial comprador los datos que necesite y, en definitiva, mostrar un a actitud ostensiblemente más afable.
La compra de un Rolex vintage, cuyo precio se eleva a varios miles de euros, considero que es un proceso que debe llevarse a cabo con paciencia, sin prisas e inspeccionando todos los elementos necesarios. Quería preguntar acerca de la garantía, si la pieza disponía de certificados de revisión y precisión pero, a juzgar por el modus operandi de la persona, no considero que hubiese sido buena idea.
Agradecería que algún usuario diese su opinión al respecto, pues ahora mismo me siento bastante mal. Iba con ilusión por encontrar una pieza que pudiera acabar en mi muñeca y al final he salido por la puerta con tristeza y sin ganas de volver al establecimiento.