AbderramanII
Reina Mora
Sin verificar
¡Buen día compañeros! Para BSO del hilo he escogido un grupo que me encanta; eso sí, no es vintage. Son unos finlandeses que reinterpretan al cello diferentes clásicos de rock y heavy metal. El primer disco suyo que tuve reinterpretaban a Metallica. Os dejo con el Nothing Else Matter de Metallica según Apocalyptica, mucho más dulce que el original, pero igualmente potente en mi opinión. Si os apetece, como dice el compi swiss, dadle al play
No tenía pensado daros la brasa con ningún concierto más pero es que ayer me llevé una gratísima sorpresa y no puedo reprimir las ganas de compartirlo.
Había iniciado el día con mi Cauny Cadet animada por mi paisano tempus y demás amigos en el hilo diario, pero no me gusta llevarme a mis abuelitos de concierto, por si me emociono demasiado aplaudiendo. Procuro ir con setentosos o con piezas que me den la impresión de ser menos delicadas y aguantar mejor las sacudidas. El caso es que como soy un poco culo veo culo quiero, vi a Cantabruca con el Astrographic y ese fue el que escogí para la velada.
El concierto comenzó con un estreno, una pieza de un compositor nacido en 1980. Es posible que se deba a mis limitaciones, pero no fue para mí; digamos que no lo entendí y corramos un tupido velo. Luego llegó Haydn y la orquesta sonó muy bien; Londres es una sinfonía muy hermosa que me gusta mucho. Lo disfruté y llegué satisfecha al descanso.
Para la segunda parte había un solista invitado, un cellista: Johannes Moser. Tengo especial predilección por los instrumentos de cuerda. Siempre he dicho que me chiflaría tocar la guitarra en una banda de rock, el violín en un grupo de folk, el contrabajo en una formación de jazz y en una orquesta sinfónica me encantaría tocar el violoncello. El cello es un instrumento que me entusiasma, de lo más versátil. Además, el programa de la segunda parte del concierto era de un compositor que me encanta, Dvorak, y la cosa pintaba muy bien.
Ayer estaba al frente de la orquesta el director residente, que ha empezado a trabajar con ella este año y ya os dije que me parecía prometedor. Estaba en lo cierto: cuando él la dirige, la orquesta suena estupendamente y creo que con el tiempo la combinación no hará sino mejorar. La verdad es que la BOS estuvo a la altura y acompañó fabulosamente al solista. Él, Moser, fue simplemente fantástico, con buena técnica y un derroche de pasión en la interpretación que en algunos momentos nos hacía temer por la integridad física del concertino que estaba junto a él; a punto estuvo un par de veces de sacarle un ojo con el arco… Sin embargo, toda esa pasión no emborronó su buen gusto a la hora de interpretar. Por cierto, el concertino también estuvo sobresaliente y sus réplicas al solista ayer fueron sensacionales.
Terminó la obra con una tanda de aplausos nada habitual; menos mal que dejé el Cauny en casa... No es que seamos un público frío, pero tampoco se puede decir que regalemos las ovaciones, y ayer nos dejamos todos las manos aplaudiendo. El caso es que después de varias salidas y reentradas para saludar del solista y el director llegó la mayor de las sorpresas: el personal acercó el arpa a la parte frontal del escenario, y director y solista se marcaron un dúo de arpa y cello memorable, de los que emocionan hasta la lágrima. Dulce, pero sin ñoñería, y tremendamente intenso; impresionante en el sentido literal del término. ¿Igual estaba yo ayer “blandita”? Pues igual, pero el caso es que emocionó muchísimo, y a mi alrededor oí comentarios en el mismo sentido.
Al salir resulta que había montada una pequeña mesa con algunos CD de este intérprete y no pude evitar comprar un disco, fundamentalmente para agradecerle el maravilloso momento que nos acababa de proporcionar. Mientras lo pagaba, llegó él con una sonrisa inmensa y cálida, dispuesto a firmar los discos, y aunque no soy nada mitómana le entregué el mío para que lo firmara y así tener ocasión de felicitarle y darle las gracias por la interpretación. Ya sé que es lo de menos en estos casos, pero es que además de excelente intérprete era guapísimo, mucho más que en las fotos, y encantadoramente cercano y amable; hasta me hizo un dibujito en el disco entre bromas y sonrisas. Daban ganas de llevárselo a casa de lo majo que era.
Vamos, que salí del Palacio Euskalduna feliz como perdiz y quería contároslo. Sé que aquí hay varios aficionados a la música y no quería dejar de deciros que si en algún momento tenéis ocasión, no dejéis de disfrutar de este fantástico intérprete: Johannes Moser.
Y para guinda, cuando regreso me encuentro con otra inesperada y grata sorpresa de la que ya os hablaré en otro momento
Bueno, muchas gracias por la paciencia si habéis llegado hasta aquí. Supongo que a la mayoría no os habrá aportado gran cosa, pero me apetecía compartirlo.
Os dejo un video de Moser interpretando a Dvorak
No tenía pensado daros la brasa con ningún concierto más pero es que ayer me llevé una gratísima sorpresa y no puedo reprimir las ganas de compartirlo.
Había iniciado el día con mi Cauny Cadet animada por mi paisano tempus y demás amigos en el hilo diario, pero no me gusta llevarme a mis abuelitos de concierto, por si me emociono demasiado aplaudiendo. Procuro ir con setentosos o con piezas que me den la impresión de ser menos delicadas y aguantar mejor las sacudidas. El caso es que como soy un poco culo veo culo quiero, vi a Cantabruca con el Astrographic y ese fue el que escogí para la velada.
El concierto comenzó con un estreno, una pieza de un compositor nacido en 1980. Es posible que se deba a mis limitaciones, pero no fue para mí; digamos que no lo entendí y corramos un tupido velo. Luego llegó Haydn y la orquesta sonó muy bien; Londres es una sinfonía muy hermosa que me gusta mucho. Lo disfruté y llegué satisfecha al descanso.
Para la segunda parte había un solista invitado, un cellista: Johannes Moser. Tengo especial predilección por los instrumentos de cuerda. Siempre he dicho que me chiflaría tocar la guitarra en una banda de rock, el violín en un grupo de folk, el contrabajo en una formación de jazz y en una orquesta sinfónica me encantaría tocar el violoncello. El cello es un instrumento que me entusiasma, de lo más versátil. Además, el programa de la segunda parte del concierto era de un compositor que me encanta, Dvorak, y la cosa pintaba muy bien.
Ayer estaba al frente de la orquesta el director residente, que ha empezado a trabajar con ella este año y ya os dije que me parecía prometedor. Estaba en lo cierto: cuando él la dirige, la orquesta suena estupendamente y creo que con el tiempo la combinación no hará sino mejorar. La verdad es que la BOS estuvo a la altura y acompañó fabulosamente al solista. Él, Moser, fue simplemente fantástico, con buena técnica y un derroche de pasión en la interpretación que en algunos momentos nos hacía temer por la integridad física del concertino que estaba junto a él; a punto estuvo un par de veces de sacarle un ojo con el arco… Sin embargo, toda esa pasión no emborronó su buen gusto a la hora de interpretar. Por cierto, el concertino también estuvo sobresaliente y sus réplicas al solista ayer fueron sensacionales.
Terminó la obra con una tanda de aplausos nada habitual; menos mal que dejé el Cauny en casa... No es que seamos un público frío, pero tampoco se puede decir que regalemos las ovaciones, y ayer nos dejamos todos las manos aplaudiendo. El caso es que después de varias salidas y reentradas para saludar del solista y el director llegó la mayor de las sorpresas: el personal acercó el arpa a la parte frontal del escenario, y director y solista se marcaron un dúo de arpa y cello memorable, de los que emocionan hasta la lágrima. Dulce, pero sin ñoñería, y tremendamente intenso; impresionante en el sentido literal del término. ¿Igual estaba yo ayer “blandita”? Pues igual, pero el caso es que emocionó muchísimo, y a mi alrededor oí comentarios en el mismo sentido.
Al salir resulta que había montada una pequeña mesa con algunos CD de este intérprete y no pude evitar comprar un disco, fundamentalmente para agradecerle el maravilloso momento que nos acababa de proporcionar. Mientras lo pagaba, llegó él con una sonrisa inmensa y cálida, dispuesto a firmar los discos, y aunque no soy nada mitómana le entregué el mío para que lo firmara y así tener ocasión de felicitarle y darle las gracias por la interpretación. Ya sé que es lo de menos en estos casos, pero es que además de excelente intérprete era guapísimo, mucho más que en las fotos, y encantadoramente cercano y amable; hasta me hizo un dibujito en el disco entre bromas y sonrisas. Daban ganas de llevárselo a casa de lo majo que era.
Vamos, que salí del Palacio Euskalduna feliz como perdiz y quería contároslo. Sé que aquí hay varios aficionados a la música y no quería dejar de deciros que si en algún momento tenéis ocasión, no dejéis de disfrutar de este fantástico intérprete: Johannes Moser.
Y para guinda, cuando regreso me encuentro con otra inesperada y grata sorpresa de la que ya os hablaré en otro momento
Bueno, muchas gracias por la paciencia si habéis llegado hasta aquí. Supongo que a la mayoría no os habrá aportado gran cosa, pero me apetecía compartirlo.
Os dejo un video de Moser interpretando a Dvorak