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El techo de cristal, el limite de todo coleccionista

  • Iniciador del hilo Boctok
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Hilo cerrado
  • #27
No si ya lo sé, los numeros de serie tendrían que ser de un 9 millones bajo y tendría que ser de 1940, pero Omega dice que ha utilizado esa caja con 30T1 en el año 1943 y de hecho tambien hay algún 30T1 con la 2099 y certificado oficial de Omega pero esta si es de 1940. No sé si Omega actuaba como otras marcas en las que te puedes encontrar un calibre de 1940 en una caja de 1943 :hmm:pero en su base de datos es lo que vienen a decir o quizás sea un error...pero si lo es, es de Omega :D
La ref 2099 no viene marcada en la tapa. Es un registro interno de la casa.
Cuando aparece la ref de 4 cifras en las cajas de omega es a partir del 43.

En el caso que muestras es un error de los archivos de Omega.
Repito: 30T1 del 43, niet!
Los T1 son del 40 y 41.
 
  • #28
Bueno ,españa siempre fue un mercado barato para los extranjeros, de hecho las ultimas piezas raras que he vendido han salido fuers que es donde esta la manteca ,un saludo
 
  • #29
Los mercados cambian y si uno quiere estar dentro del mercado ha de cambier con él. Si no, quedas fuera de juego. Ahora para poder seguir en el mercado la tendencia no es la cantidad sino la calidad. Un 30T"2 hace unos años no valía nada porque había muchos y nadie los quería, y ahora hay pocos y todo el mundo quiere tener uno. Ha disminuido la oferta y aumentado, al estar de moda los clásicos, la demanda. Sube el precio y se cierra el círculo.

Hay un truco: No ir a la moda para no ser víctima de ella. Y eso, supongo puedes hacerlo ya que confiesas tener una buena colección. Reciclarse... no hay otra.
 
  • #30
En el caso que muestras es un error de los archivos de Omega.
Repito: 30T1 del 43, niet!
Los T1 son del 40 y 41.

Si ya no me puedo fiar ni de mi base de datos de cabecera ya no sé donde voy a ir a parar 8o, por haber trabajado con alguno ya sabía que los suizos, aunque ellos creer lo contrario, a veces se equivocan, pero Omega ::blush::
 
  • #31
Ruedadepilares.... tú eres el experto, y respeto mucho tu opinión. Pero no la comparto completamente.

Me dejo los ojos casi todos los días un par de horas o trescientas en internet. Y encuentro el mercado español bastante trillado y hasta un poco caro (si dejamos aparte los clásicos "modestos": Cauny, Dogma, Flica, Exactus, Certina, Festina, Edox, etc. etc. etc.). Lo bueno escasea y está caro.

Y eso que tengo dos "proveedores" directos que son reputados Ebayer, que me avisan cuando les entra algo interesante antes de anunciarlo en su página.

En cambio, en el mercado italiano encontré en los últimos meses un Tissot,
un Zenith y un Longines a un precio y en un estado sorprendente (rara vez me meto en un vintage que no sea al menos de 38 mm.).

También me llegó de Italia un crono, de cuyo nombre no quiero acordarme, que fue directamente a la basura. Menos mal que "solo" me costó 50 pavos.
En fin...en todas partes cuecen habas. Un saludo.
 
  • #32
Si ya no me puedo fiar ni de mi base de datos de cabecera ya no sé donde voy a ir a parar 8o, por haber trabajado con alguno ya sabía que los suizos, aunque ellos creer lo contrario, a veces se equivocan, pero Omega ::blush::
Te puedes fiar. Pero te fias de todo?
O mejor aún. Te fías de mi?[emoji41] [emoji41]
 
  • #33
Te puedes fiar. Pero te fias de todo?
O mejor aún. Te fías de mi?[emoji41] [emoji41]

Aunque todos somos humanos y por lo tanto nos podemos equivocar, me fio de ti sí tuviera que entrar en quirofano y en Omegas de 30 mm aunque me quedo con las ganas de poder preguntarles a los de Omega ya que cosas más raras se han visto :D
 
  • #34
Jajaja así es!!!
Ya te llegará por ese precio tenlo por seguro.

Como dijo Fernando Fernán Gómez y a partir de ahora Germanio:
"Váyase Ud. a la MIERDA!!!!"

Saludos.
 
  • #35
No tiene desperdicio... Sacado de este link

https://alex-psicoclinica.blogspot.com/2016/06/perfil-del-coleccionista.html

Cito:

La pasión de coleccionar es tan vieja como el hombre. Todos tenemos, como uno de nuestros rasgos fundamentales, una inclinación a coleccionar.



El psicoanálisis nos ha explicado el origen de la tendencia a coleccionar. Un juego entre la analidad, oralidad y el falo, y el fantasma de la castración. Según su análisis, el coleccionismo actúa de manera invariable en sentido opuesto a la actividad sexual genital, aunque no debiera ser considerado como un puro y simple sustituto de esa actividad sino como una actividad regresiva (anal) con fuertes rasgos narcisistas y fetichistas, que se manifiesta en patrones de conducta tales como acumulación, ordenamiento, retención agresiva, y así sucesivamente. La actividad de coleccionar posee un carácter fálico.


El coleccionismo también es un fenómeno antropológico, sociobiológico y como dije psicodinámico que ocurre más frecuentemente en hombres que en mujeres. No se puede hablar de un patrón estricto pero sí de una característica muy propia de los auténticos coleccionistas: Son ordenados y cuidadosos y se da también cierta posición obsesiva, que puede ser exacerbada sin caer en la patología y que está directamente relacionada con lo que se colecciona. Existe, además, una vinculación psicológica con el objeto coleccionado.


Perfil común: es extremadamente ordenado, le motiva la búsqueda, escoge a partir de criterios personales y además, le gusta mostrar lo que tiene. La búsqueda de una afición, distracción o un hobby, que acaba en una decisión de dedicarse al coleccionismo está sin duda muy ligada a aspectos de personalidad.


Sabemos que la psicopatología moderna considera abiertamente el coleccionismo como una conducta ligada a naturalezas maníacas y megalómanas, estrechamente relacionada con comportamientos premórbidos. El coleccionismo puede ser una práctica seguida por una gama muy diversa de tipos de personalidad y psicodinámicas, puede haber colecciones esquizoides, maniacos, obsesivos, narcisistas y pueden coexistir aspectos comunes entre ellos y diferir en grado o en toxicidad.


Pero el coleccionismo como una “patología sana”, resulta beneficiosa en muchos sentidos: Porque produce relajación y la satisfacción anímica de conseguir cosas, además de la contemplación de algo que para el coleccionista resulta bello o precioso. También facilita el orden, el deseo de cuidar los objetos y de valorarlos. Además de desarrollar la capacidad intelectual, el lenguaje y la sociabilidad, la tendencia por el orden y el ahorro y un reposo físico y psíquico-, otras investigaciones han corroborado que el coleccionismo ayuda a superar el aislamiento social, además de servir como un remedio contra las vicisitudes y las prisas de la vida moderna, al ser ante todo una magnífica fórmula para llenar los ratos libres y educar a uno mismo y a los que le rodean en el gusto por lo bello, por la búsqueda y por la curiosidad. Asimismo, se deben difundir y analizar con mayor rigor sus virtudes terapéuticas.


“En el deseo de coleccionar objetos aflora la resistencia al tiempo, el deseo de retener el pasado y mantener la memoria, es una manera de poner orden en el caos mediante la clasificación. Cada uno tiene su propio motivo”.


Coleccionar es también un modo de aprender a gestionar la frustración (no se puede lograr todo ya, hay que tener paciencia) y de aumentar la autoestima (en el momento de mostrarla a otras personas). Es modo de expresar inequívocamente el control sobre un aspecto de nuestra realidad privada, un modo de autoafirmación. Al coleccionista le mueve principalmente el deseo de posesión, la necesidad de una actividad libre, el propósito de autosuperación y la urgencia de clasificarse a sí mismo. Así, muchos médicos recomiendan a personas mayores el coleccionismo, principalmente a pacientes que se recuperan de problemas de estrés o cardiacos. Y es que el coleccionismo debe vivirse como una afición flexible, que puede y debe convivir perfectamente con otras aficiones o actividades, pero que conlleva hábitos de conducta “sanos” que se mantienen durante toda la vida, como el carácter voluntarioso, constante, metódico y apasionado por la ocupación del tiempo libre, y que encierra la satisfacción personal por la posesión de algo único e irrepetible, todo esto por un coleccionismo ejercido con control.


Cuando se elige qué se va a coleccionar: La naturaleza del objeto elegido nos habla sin duda de la persona que hay tras ella, rasgos de su personalidad, de sus fantasías y temores más inconscientes, así como también de su posición socioeconómica, etc. La motivación pasa por una necesidad más personal, psicológica, de demostrarse que día a día trabaja por su idea, de que aumenta su autoestima al mismo tiempo que su colección. Esta reafirmación siempre es correspondida por su entorno, ya que el coleccionista es alguien casi siempre bien considerado, que sigue una pasión, que ha demostrado con su perseverancia que es digno de admiración.


El problema de ser coleccionista es que puede provocar que las personas con tendencia a sufrir un trastorno obsesivo compulsivo desarrollen antes esta patología o en una adicción a las compras. Aquí el coleccionismo llega a convertirse en una obsesión y por lo tanto en un problema en aquellos sujetos que presentan una vulnerabilidad personal, que tienen falta de autoestima, escasas habilidades sociales y trastornos a la hora de enfrentarse a los contratiempos. Cuando aparece este sentimiento de ineficacia personal, el coleccionismo compulsivo les ayuda a sentirse mejor.


Acumular no es exactamente coleccionar. Mientras que el coleccionista es ordenado y cuidadoso y suele socializar su colección mostrándola orgulloso, la acumulación segmentada y desordenada, sin sentido de la calidad de lo que se colecciona, forma parte de una especie de psicopatología, como el síndrome de Diógenes.


El coleccionismo como gratificación. Encuentra placer en la mera posesión tocándolo, exhibiéndolo, oliendolo o haciéndolo parte de él. Piensa que un objeto usado de esta manera le permite al coleccionista aliviar ansiedad y proveer gratificación como un fetiche o una derivación del fetichismo. Se considera que los objetos transicionales permiten reducir angustia de separación y acceso a nuevas conductas. Los objetos inanimados permiten la diferenciación entre el yo y lo no yo y a la vez termina siendo placentero. Posiblemente hablamos del coleccionismo como un fetiche, una transferencia y depósito libidinal.


Así, podemos concluir que el coleccionismo como actividad cotidiana, además de ser beneficiosa para la salud, siempre y cuando se lleve a cabo con mesura y control, muy probablemente esté impregnada en nuestro DNA. Es una combinación muy curiosa de instintos. Un coleccionista es un ser vivo y apasionado, ordenado y cuidadoso, con un punto de obsesión, constante en el tiempo y a quien le gusta compartir y disfrutar.


Desde este ángulo más íntimo, a través de las complejas motivaciones psíquicas que lo rigen, el coleccionista propone un relato, resuelve un rompecabezas, cuenta una historia olvidada, y sus propuestas, a veces, modifican la historia.


Personalmente me gusta coleccionar autos a escalas....
 
  • #36
Ya sabía yo que mi hipersexualidad estaba justificada. Se lo diré a mi mujer, a ver si cuela.

No tiene desperdicio... Sacado de este link

https://alex-psicoclinica.blogspot.com/2016/06/perfil-del-coleccionista.html

Cito:

La pasión de coleccionar es tan vieja como el hombre. Todos tenemos, como uno de nuestros rasgos fundamentales, una inclinación a coleccionar.



El psicoanálisis nos ha explicado el origen de la tendencia a coleccionar. Un juego entre la analidad, oralidad y el falo, y el fantasma de la castración. Según su análisis, el coleccionismo actúa de manera invariable en sentido opuesto a la actividad sexual genital, aunque no debiera ser considerado como un puro y simple sustituto de esa actividad sino como una actividad regresiva (anal) con fuertes rasgos narcisistas y fetichistas, que se manifiesta en patrones de conducta tales como acumulación, ordenamiento, retención agresiva, y así sucesivamente. La actividad de coleccionar posee un carácter fálico.


El coleccionismo también es un fenómeno antropológico, sociobiológico y como dije psicodinámico que ocurre más frecuentemente en hombres que en mujeres. No se puede hablar de un patrón estricto pero sí de una característica muy propia de los auténticos coleccionistas: Son ordenados y cuidadosos y se da también cierta posición obsesiva, que puede ser exacerbada sin caer en la patología y que está directamente relacionada con lo que se colecciona. Existe, además, una vinculación psicológica con el objeto coleccionado.


Perfil común: es extremadamente ordenado, le motiva la búsqueda, escoge a partir de criterios personales y además, le gusta mostrar lo que tiene. La búsqueda de una afición, distracción o un hobby, que acaba en una decisión de dedicarse al coleccionismo está sin duda muy ligada a aspectos de personalidad.


Sabemos que la psicopatología moderna considera abiertamente el coleccionismo como una conducta ligada a naturalezas maníacas y megalómanas, estrechamente relacionada con comportamientos premórbidos. El coleccionismo puede ser una práctica seguida por una gama muy diversa de tipos de personalidad y psicodinámicas, puede haber colecciones esquizoides, maniacos, obsesivos, narcisistas y pueden coexistir aspectos comunes entre ellos y diferir en grado o en toxicidad.


Pero el coleccionismo como una “patología sana”, resulta beneficiosa en muchos sentidos: Porque produce relajación y la satisfacción anímica de conseguir cosas, además de la contemplación de algo que para el coleccionista resulta bello o precioso. También facilita el orden, el deseo de cuidar los objetos y de valorarlos. Además de desarrollar la capacidad intelectual, el lenguaje y la sociabilidad, la tendencia por el orden y el ahorro y un reposo físico y psíquico-, otras investigaciones han corroborado que el coleccionismo ayuda a superar el aislamiento social, además de servir como un remedio contra las vicisitudes y las prisas de la vida moderna, al ser ante todo una magnífica fórmula para llenar los ratos libres y educar a uno mismo y a los que le rodean en el gusto por lo bello, por la búsqueda y por la curiosidad. Asimismo, se deben difundir y analizar con mayor rigor sus virtudes terapéuticas.


“En el deseo de coleccionar objetos aflora la resistencia al tiempo, el deseo de retener el pasado y mantener la memoria, es una manera de poner orden en el caos mediante la clasificación. Cada uno tiene su propio motivo”.


Coleccionar es también un modo de aprender a gestionar la frustración (no se puede lograr todo ya, hay que tener paciencia) y de aumentar la autoestima (en el momento de mostrarla a otras personas). Es modo de expresar inequívocamente el control sobre un aspecto de nuestra realidad privada, un modo de autoafirmación. Al coleccionista le mueve principalmente el deseo de posesión, la necesidad de una actividad libre, el propósito de autosuperación y la urgencia de clasificarse a sí mismo. Así, muchos médicos recomiendan a personas mayores el coleccionismo, principalmente a pacientes que se recuperan de problemas de estrés o cardiacos. Y es que el coleccionismo debe vivirse como una afición flexible, que puede y debe convivir perfectamente con otras aficiones o actividades, pero que conlleva hábitos de conducta “sanos” que se mantienen durante toda la vida, como el carácter voluntarioso, constante, metódico y apasionado por la ocupación del tiempo libre, y que encierra la satisfacción personal por la posesión de algo único e irrepetible, todo esto por un coleccionismo ejercido con control.


Cuando se elige qué se va a coleccionar: La naturaleza del objeto elegido nos habla sin duda de la persona que hay tras ella, rasgos de su personalidad, de sus fantasías y temores más inconscientes, así como también de su posición socioeconómica, etc. La motivación pasa por una necesidad más personal, psicológica, de demostrarse que día a día trabaja por su idea, de que aumenta su autoestima al mismo tiempo que su colección. Esta reafirmación siempre es correspondida por su entorno, ya que el coleccionista es alguien casi siempre bien considerado, que sigue una pasión, que ha demostrado con su perseverancia que es digno de admiración.


El problema de ser coleccionista es que puede provocar que las personas con tendencia a sufrir un trastorno obsesivo compulsivo desarrollen antes esta patología o en una adicción a las compras. Aquí el coleccionismo llega a convertirse en una obsesión y por lo tanto en un problema en aquellos sujetos que presentan una vulnerabilidad personal, que tienen falta de autoestima, escasas habilidades sociales y trastornos a la hora de enfrentarse a los contratiempos. Cuando aparece este sentimiento de ineficacia personal, el coleccionismo compulsivo les ayuda a sentirse mejor.


Acumular no es exactamente coleccionar. Mientras que el coleccionista es ordenado y cuidadoso y suele socializar su colección mostrándola orgulloso, la acumulación segmentada y desordenada, sin sentido de la calidad de lo que se colecciona, forma parte de una especie de psicopatología, como el síndrome de Diógenes.


El coleccionismo como gratificación. Encuentra placer en la mera posesión tocándolo, exhibiéndolo, oliendolo o haciéndolo parte de él. Piensa que un objeto usado de esta manera le permite al coleccionista aliviar ansiedad y proveer gratificación como un fetiche o una derivación del fetichismo. Se considera que los objetos transicionales permiten reducir angustia de separación y acceso a nuevas conductas. Los objetos inanimados permiten la diferenciación entre el yo y lo no yo y a la vez termina siendo placentero. Posiblemente hablamos del coleccionismo como un fetiche, una transferencia y depósito libidinal.


Así, podemos concluir que el coleccionismo como actividad cotidiana, además de ser beneficiosa para la salud, siempre y cuando se lleve a cabo con mesura y control, muy probablemente esté impregnada en nuestro DNA. Es una combinación muy curiosa de instintos. Un coleccionista es un ser vivo y apasionado, ordenado y cuidadoso, con un punto de obsesión, constante en el tiempo y a quien le gusta compartir y disfrutar.


Desde este ángulo más íntimo, a través de las complejas motivaciones psíquicas que lo rigen, el coleccionista propone un relato, resuelve un rompecabezas, cuenta una historia olvidada, y sus propuestas, a veces, modifican la historia.


Personalmente me gusta coleccionar autos a escalas....
 
  • #37
Según su análisis, el coleccionismo actúa de manera invariable en sentido opuesto a la actividad sexual genital, aunque no debiera ser considerado como un puro y simple sustituto de esa actividad sino como una actividad regresiva (anal) con fuertes rasgos narcisistas y fetichistas, que se manifiesta en patrones de conducta tales como acumulación, ordenamiento, retención agresiva, y así sucesivamente. La actividad de coleccionar posee un carácter fálico.

Algo de razón debe de tener este hombre porque siempre digo que los coleccionistas de relojes somos personas eminentemente fieles, sólo superadas por los de sellos y los de sobres de azúcar. Quien se entretiene con estas cosas, no puede tener maldad y por eso nuestras parejas deben saber que los relojes son sus amigos.

Y digo que algo porque eso que dice de anal no me ha gustado un pelo.
 
  • #38
Yo solo puedo decir lo que dice esta canción:
"me estoy quitando me estoy quitando. Solo me pongo de vez en cuando.....":whist::


Yo creo sencillamente que cada vez hay más información y sobre todo más afición (por suerte para nosotros) y esa información la manejan igualmente los vendedores y los compradores por lo que las piezas importantes cada vez son más difíciles de encontrar a precios contenidos.
En cuanto al aumento de la afición por los relojes vintage es algo que está modificando drásticamente la ley de oferta y demanda para alegria de los vendedores.
A los compradores (como yo) nos toca ajo y agua.
Por esa razón "me estoy quitando" de comprar (que no de disfrutar).

Un saludo




Saludos.
 
  • #39
Después de la broma y de la invasión que he hecho del hilo de Dani, voy a contar una anécdota sobre el mundillo vintage y su especulación.

El otro dia -la semana pasada- me decidí a poner en circulación un Omega raro que tengo, no por su calibre sino por su caja. Es mixto, bañado oro y acero.

Tras patear varios comercios que se dedican al tema de antigüedades y para que veáis el percal, nadie tenía ni idea de que reloj tenía en las manos y, evidentemente sus precios de compra eran para ciscarse. Unos ponían la excusa de que era mixto, otros que esos relojes ya no se llevaban, otros que el mercado estaba agotado, etc, etc.

Cada uno decía la suya pero yo tenía un plan: utilice como segundo por si interesaba al comprador un zenith 135 que tengo, es decir, primero les mostraba el que yo quería vender -que rian que rian- y luego les decía: quizás éste zentih les puede interesar. De los tres establecimientos que pateé y tras ningunear el reloj que yo quería vender analizaron el zenith, yo les pedí precio y el primero me contestó que por el zenith estaba dispuesto a pagar 150 euros -dije que no-, al ver que me iba dijo: si quieres me quedo los dos por 500 -dije no... Bueno si quieres me quedo los dos por 1000 euros. Ante mi cara de sorpresa le dije que si no me quería comprar el primero por qué estaba subiendo el precio al mostrar el segundo y contestó que bueno... ese zenith me gusta, total me largué.

El segundo me daba, haciéndome un favor, 1200 euros por los dos. Le contesté que 1200 por el primero y que si quería el zenith tenía que subir más... Se lo pensó y me dijo: mira, me pillas en buen momento porque acaba de hacer varias ventas y tengo cash, te ofrezco 1500 por los dos. Me levanté y le dije que Adiós y con Dios. En la puerta me dijo: vale 2000. Ni me giré.

El tercero-a fue más gracioso. Me atendió una nena que estaba muy buena -permitaseme, pero és que lo estaba-. Al mostrar el primero y ver que era mixto me dijo que ellos solo trabajaban con relojes de oro. Saqué entonces el 135 y le dije "seguramente éste zenith 135 en acero tampoco te interese".
El propietario, parapetado detrás de una escribanía en la parte posterior de la tienda oyó el comentario y salió como por arte de birlibirloque de detrás y se identificó. Total, el hombre muy amable me dijo que solo trabajaban en oro pero tras examinar los relojes estaba dispuesto a hacer una excepción... Dame precio -le espeté- hombre, por los dos 1000. Dije que no pero el 135 lo dejó tumbado. Total, abandoné la tienda por un precio de compra por los dos de 2500 euros. Le dije que me resultaba muy extraño que mi primer reloj no tuviese precio y luego y tras mostrar el 135 hubiese ofrecido hasta 2500.
Me despedí diciendo que iba a buscar en internet el precio del zenith y me constestó que llegaba a 2800. Me largué y le dejé con dos palmos de narices.

Seguramente todavía debe estar dándose cabezazos contra la taza del water.

A lo que iba, el mundo vintage está siendo inflado pero os aseguro que hay piezas que todo el mundo es sabedor de su valor.
Vigilad, tiburones come huevos, haberlos hailos, pero hay relojes muy escasos y el mundo vintage está en auge.

Edito por errores ortográficos.
 
Última edición:
  • #40
Muy interesante tema. Pero la jefa cuando saca tarjeta roja, uuufffff...::cry::. Es la mejor medicina.
 
  • #41
Interesantes relatos los que contáis compañeros.

Mi ámbito académico en la investigación comercial, y creo que hay una relación en los últimos tiempos de dos variables. Una sería la decadencia de la venta de relojes "swiss made" nuevos, debido a la proliferación de la tecnología como el Applewatch, unido inevitableme a los altos precios que tienen algunas marcas suizas respecto a las japonesas, estas últimas también sufren a los nuevos avances tecnológicos.

La otra variables sería el aumento de la moda "Vintage", es decir, motos estilo retro, coches estilo retro, complementos de vestir de caballeros al estilo años 50,60... etc.
Y la guinda del pastel es la accesibilidad al mercado, la persona que le encante los relojes nuevos, pero que por ejemplo no se puede permitir un Omega de Ville nuevo valorado en 8500 euros, y observa un Omega de estilo parecido automático con calibre manufacturado de los 60 por 500 euros... no se lo piensa y lo pilla.

Resumiendo, como consecuencia de este inflación del mercado destaco, como característica principal el cambio de demandantes del mercado "nuevo", al Vintage, superando la Demanda cada vez más a la Oferta, consecuencia de esto es la subida de precios. Todo ello provocado por las observaciones anteriormente dichas.
 
  • #42
Creo que tenemos otra variable y es la de la especulación;

Cuando compramos un reloj nuevo, (de fabricación actual), da poco margen para especular en un corto plazo, (el valor lo dicta el mercado actual y el precio es conocido por cualquiera), pero no es así con una pieza vintage, la compras hoy y mañana la puedes vender por el doble, no existe un registro de precios actuales, si que se puede tasar de forma profesional, pero será a criterio del propio tasador y entran muchos factores en el precio final, (Su estado, que las piezas sean todas originales, sin restauración o con ella, etc…), inclusive su propia historia, (el reloj perteneció a fulano o mengano), y que además es una pieza única.
Y como en todo, hay diferentes ligas en todos los mercados, cada uno se mueve en la que puede.

Y como veo poca foto en el hilo, no se apuren, ya las pongo yo…

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Si alguien está interesado en los precios…?:whist:::whist::
 
  • #43
Los dos primeros tienen la esfera retocada, repintada, restaurada.
De los otros no me pronuncio
 
  • #44
Y un carajo!!!

Resulta que si soy persona hiperactiva, o con capacidades suficientes, con buen gusto, sensible, y encuentro en la relojería una afición bastante razonable, reside el problemaen en el falo (Creo que he leido en el ¿o el ano?), o en desquilibrios metales en los que un mea pilasme me quiera meter. Vamos que he de ir a siquiatra porque tengo un grave problema mental.

Freud paso a la historía hace tiempo.
 
Última edición:
  • #45
Yo no me considero coleccionista. Tengo varias aficiones y simplemente creo que es debido a que mi cabeza bulle constantemente. Necesito tenenerla ocupada permanentemente, si no es en una cosa en otra. Más me considero cazador que coleccionista. El cazador disfruta en el lanze: Busqueda, localización y cobro de la pieza. Una vez cobrada la pieza se acaba la emoción y para mantenerla es necesario ir a buscar otra pieza. Ver la pieza abatida es hasta trsite para el cazador. ¡Ya se acabó!Tengo relojes mágníficos que para conseguirlos tuve que hacer esfuerzos considerables. relojes sque quizá dejarán satismecho a más de uno, sin ganas de buscar más A los quince días de tenerlos los guarde en un cajón. Y si veo una simple AS1130, o una ETA 2824 o lo que sea que despiete mi interás otra vez mde pongo en marcha. Busquen en esto una explicación psicológica, o una patología mental y seguro la encontrarán. Pero si esa energía se administra equilibradamente no es más que fuente de vida. Lo contario, el no ser capaz de admistarla, si es ya un problema. Por eseo yo nunca compré un Rolex.
 
Última edición:
  • #46
El hecho de la moda vintage es cierto que nos perjudica a corto plazo. Estamos en la paradoja de que hay mas oferta que nunca pero a precios disparatados. Sin embargo soy optimista y creo que eso significa que cuando se pase la moda o se sature el mercado a medio plazo habrá piezas interesantes a mejores precios.
 
  • #47
Qué razón tienes, vecino; las cosas se han disparado hasta unos niveles que hacen muy complicado seguir disfrutando con alegría de capturas un poco especiales :( Cierto también que al progresar en nuestra afición tal vez nos volvemos algo más snobs, pero también es verdad que de alguna manera tenemos que seleccionar para no terminar con diógenes relojero ¿no? :innocent:

Sobre todo los que comenzamos no hace aún demasiado en esta locura, hemos visto que la progresión natural de nuestras aspiraciones coleccionistas es aritmética mientras que la de los precios de esas piezas es geométrica y cada vez cuesta muchísimo más acceder al siguiente nivel.

Lo que más me fastidia es que cuando comencé tenía el listón de aspiraciones y precios bastante bajo, y no estaba por la labor de pagar precios que hoy en día pagaría gustosísima. Para más inri, esas piezas que antes me parecían caras, ahora son, además de muchisííííísimo más caras, muchísimo más más difíciles de encontrar ::bash::

Como bien dices, el mar de los vintages está cada vez más esquilmado y más especulado. Y lo peor es que la especulación que inicialmente afectaba solo a unas poquitas cosas se va filtrando e impregnando cada vez más marcas y modelos :yuck::

Por fortuna, disfruto muchísimo con todos los viejitos, y no necesariamente más con los más costosos. Lo malo es que los costes de mantenimiento para quienes no somos capaces de mimarlos con nuestras propias manos son difícilmente justificables en piezas cuyo coste está muchas veces cerca o incluso por debajo de lo que nos cobra el relojero cada vez que se los llevamos.

En fin, ya he reflexionado un poco también yo :D



no puedo estar más de acuerdo.
 
  • #48
Estimados Señores/as:

No me imaginaba que este post, generaria tantas y tan buenas reflexiones como las que he visto.

Salvo lo que a descubierto por Vicente, que según ese articulo yo que colecciono militaría y ......otras cosas. Bueno, bueno.

Respecto a la importancia y el valor de las piezas. El valor de las piezas para mi es el esfuerzo de conseguirlas, de construirlas, el caso de los Speaker Martin. De los que he restaurados, de los que me han regalado, un amigo fallecido me regalo un bolsillo Cortebert 618 , los heredados, eso es el valor de las piezas.

Otra cosa es el precio y eso es lo que tengo que pagar y eso es lo malo de no tener mucho presupuesto.


Pero al mal tiempo, buena cara y si no me lo puedo comprar.

Me lo hago en casa con materiales reciclados y puedo garantizar que me dan muchas satisfacciones, por que son un reto.

Es una digi - evolucion del coleccionismo , la creación y restauración y esa evolucion es casi tan natural que te lleva como una marea.

Bueno lo dejo que estoy divagando

Un saludo

F.Boctok
 
  • #49
Pues yo que no colecciono me dedique a comprar relojes a precios baratos, algunos de los cuales descansan en el baul de los recuerdos. La idea era restaurarlos poco a poco aunque al final intentas comprar cosas de calidad por lo que los primeros se quedan muertos de risa. Aun así tengo gran cantidad de art deco que por los que he pagado precios irrisorios y que se venderian bien.

Lamentar solo un par de cosas, el no haber descubierto los compro oro en el momento adecuado y el haber dejado pasar hace un par de años muchos art deco bulova, elgin, waltham, illinois, etc por su diminuto tamaño. Ahora estan a precios impagables.

Por lo demás coindido con mucho de lo que se ha dicho aqui, ahora menos compras y más calidad.

Saludos.
 
  • #50
Creo que tenemos otra variable y es la de la especulación;

Cuando compramos un reloj nuevo, (de fabricación actual), da poco margen para especular en un corto plazo, (el valor lo dicta el mercado actual y el precio es conocido por cualquiera), pero no es así con una pieza vintage, la compras hoy y mañana la puedes vender por el doble, no existe un registro de precios actuales, si que se puede tasar de forma profesional, pero será a criterio del propio tasador y entran muchos factores en el precio final, (Su estado, que las piezas sean todas originales, sin restauración o con ella, etc…), inclusive su propia historia, (el reloj perteneció a fulano o mengano), y que además es una pieza única.
Y como en todo, hay diferentes ligas en todos los mercados, cada uno se mueve en la que puede.

Y como veo poca foto en el hilo, no se apuren, ya las pongo yo…



zBHXpkv.jpg



Si alguien está interesado en los precios…?:whist:::whist::

Estimate in excess of $1,000,000
SOLD FOR $17,752,500 especulandooooooooooooooooooo
 
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