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Efectivamente, algunos no venden, pescan. Pescan incautos. Te vendo el Roskopf que le regaló G F Roskopf al Presidente de la República Francesa por 3000€. Va un pardillo, se lo cree y le ofrece 2000€ ¡Bingo! 2000 pa la saca.Oniotan, esa práctica ya la realiza un vendedor en todocolección, vende unas historias preciosas y caras acompañadas de un reloj y de vez en cuando se las compran.
Tengo un reloj de la 1ª Guerra Mundial y estoy tentado de venderlo como el reloj que llevaba el general Douglas en la batalla del Somme. Creo que 4000€ sería una cantidad mínima adecuada para compensar el sufrimiento que me causa desprenderme de una reliquia familiar. ( A los del foro os puedo hacer un pequeño descuento.)
Hay una manera de protegerse de las engañifas existentes, pero requiere de una ardua labor que (al considerar esta afición como muy cara) pongo en práctica desde mis inicios en este mundillo:
Adquirir conocimientos, investigar todo lo posible la pieza (no sólo limitándose al idioma español) y ante la más mínima duda tener la sangre fría de dejarla pasar. Aún así no es garantía de éxito completo pero con el tiempo y la experiencia adquirida evitaremos muy mucho el errar.
José Miguel Echeverría en su libro Coleccionismo de relojes de bolsillo:
El reconocimiento de las piezas falsas o dudosas es fruto de los conocimientos unidos a la experiencia.
Antes de invertir una peseta en la adquisición de un reloj, habremos de formar (y estudiar) nuestra biblioteca especializada, del mismo modo que será preciso pasar por las aulas antes de ejercer una profesión.
Ya en posesión de la teoría, las prácticas serán indispensables.
Se hace camino al andar y el más didáctico de los aprendizajes es el que se obtiene a través de los errores. Sin embargo, consideramos la sangría monedero-pedagógica un método excesivamente drástico.
Las clásicas condiciones requeridas para llegar a ser un coleccionista de primera fila son las siguientes: gusto y conocimientos, sazonados con una buena dosis de suerte. Cierto bienestar económico es conveniente.
Durante nuestros viajes y visitas a colecciones más o menos importantes nos sentiremos atraídos, por poca sensibilidad que poseamos, hacia aquellas formadas por estudiosos, y éstos no suelen ser excesivamente adinerados en términos generales.
Yo me refería al posible caso de que uno no sepa demasiado.Discrepo en parte, Rafael, para mí lo ideal es cuando el vendedor carece de todo conocimiento de la pieza.
Por cierto; ahora que lo veo:
Quiero dedicar especialmente y con mucho cariño este mi mensaje número 3000 a todos mis buenos -y ya viejos amigos- que tanto, tanto, me han enseñado en este subsótano que se sumerge en la noche de los tiempos y en las profundidades del bolsillo.
Gracias, mis buenos compañeros.
Ver el archivos adjunto 321229
... Y no me hagáis mucho caso.