txarlines
Habitual
Sin verificar
Hola a todos.
Tenía pensado colocar el hilo en el subforo de gastronomía (al cual irá dentro de unos días), pero después de lo a gusto que he estado y del trato recibido en la Quedada Asturiana, me decido a colocarlo en el General como homenaje a unos foreros de una tierra que, siempre que uno tiene el placer de visitar, por unos motivos u otros, me ha tratado de maravilla y nunca me ha dejado indiferente.
El pasado otoño tuve la gran suerte (y digo esto porque cada vez tenemos menos ratos para disfrutar sin los “abejarucos”) de escaparme con mi esposa y unos amigos hasta Arenas de Cabrales, pueblo situado en la provincia de Asturias y uno de mis mejores recuerdos de mi juventud, puesto que hace más de 30 años estuve allí con mi amigo del reportaje y otro más y lo pasamos realmente bien haciendo treeking por esa zona (Diosssss…qué tiempossss).
Realicé las típicas fotos que se hacen en estos casos y alguna más con el reloj que llevaba en ese momento, con la intención de colgar un hilo en el foro pero, por desgracia, extravié la tarjeta de memoria de la cámara. Peeeeerooo ordenando cosas y haciendo limpieza, hete aquí que…voilà, apareció.
Así que, una vez recuperadas las fotos y filtradas, os presento dos lugares de esa zona que creo son muy interesantes de visitar (sobre todo por sus paisajes) gastronómicamente hablando.
Uno de ellos por su historia en ese pueblo y el otro por ser una novedad en la cultura gastronómica y el buen tratar a los productos ecológicos. Los “Guillermina”.
Nos alojamos en la parte alta del pueblo de Arenas de Cabrales, en un alojamiento rural con varias casas de diferentes tamaños llamada “El Ardinal”…
cuyas vistas al amanecer son espectaculares.
... ...
Lástima del frío mañanero asturiano porque, aún siendo del norte y con ese sol engañoso, no había quien aguantase desayunando en la terraza.
Lo que se ve debajo es el pueblo de Arenas de Cabrales.
El desayuno…como todo en Asturias. A tope para un día movido.
Posteriormente nos decidimos a subir hasta el pueblo de Bulnes. Cuando éramos jóvenes nos quedamos con las ganas, por prudencia,ya que solo se podía subir andando y desconocíamos si nos daría tiempo a bajar o temíamos que un cambio repentino del tiempo nos obligase a permanecer aislados.
Pero ahora ya, con la experiencia de los años y veteranía, no lo dudamos y…”parriba”.
Ah, pero qué esperábais, qué lo hubiésemos hecho andandooo?... ¡por favorrrr!.
Y en dos minutos en la puerta y preparados para el disfrute.
Una vueltecita por el pueblo…
Éstas son las auténticas reinas de este terreno.
Una vez dado el paseo me dirijo por un camino de cabras (muy típico de la zona) al mirador del Naranjo de Bulnes.
Desde la subida podemos observar los dos barrios. El de abajo que es el más turístico y concurrido por ser el más cercano a la llegada del teleférico y estar en la ruta hacia el mirador, y el de arriba, el cual se encuentra algo más aislado del turismo (se puede ver a lo lejos en el alto).
Y ya en el mirador unas preciosas vistas del Picu Urriellu en un magnífico día.
Ya de regreso vamos perfilando la recuperación…
…y, de paso, me hago una idea de como me quedaría el Hulk.
Decidimos quedarnos a reponer fuerzas después de la dura ascensión desde Arenas y es de visita obligada la casa de toda una institución en Bulnes…
Esta señora creo recordar que tiene cerca de 90 años y ahí sigue, al pie del cañón.
Así que nos adentramos en su local y comimos lo que ha hecho famosa a esa casa…
Terriblemente bueno todo. Las fabes con un poder calórico, a la vez que calorífico, brutal.
Y, cómo no, amablemente nos permitió fotografiarnos con ella. Todo un placer.
Posteriormente regresamos al hotel a descansar de “la paliza” que nos dimos en la ascensión a Bulnes y, por la noche, nos diirigimos a cenar a un “chigre” que, según tengo entendido, es una tipica taberna asturiana.
A la que vamos nos la han recomendado por ser la ganadora de ese tipo de locales de Asturias. Comida ecológica y rutas por una vaquería para ver como se realizan ciertas tareas ganaderas de la zona. Ideal para ir en familia con niños pequeños.
Se encuentra muy cerca de Arenas de Cabrales, pero para llegar de noche la carretera no es apta para cobardes. Da miedo.
El pueblo tiene un mirador fantástico de los Picos de Europa del que, lamentablemente, no pudimos disfrutar.
El nombre del local no augura nada bueno…
…pero la sorpresa que nos llevamos fue increíble. Todo, absolutamente todo lo que comimos estuvo delicioso. Y nada caro.
Boronu. Como una morcilla de maiz.
Tortos con picadillo prácticamente desgrasado (los tortos son como unas patatas infladas).
La sidra, ecológica y deliciosa, continuamente tirada por uno de los propietarios.
Cordero a la sidra. Tiernísimo.
Siento no haber podido fotografiar las albóndigas caseras. No me dió tiempo a coger la cámara. Si lo hago no las pruebo.
Queso de cabrales de untar con membrillo y miel. Exquisito. Tardaré en probar algo similar.
No recuerdo su nombre. Era una especie de madalena tiernísima bañada en chocolate caliente.
Y, cómo no, orujo de sidra con el café. Ya veis la hora en el reloj. Prisa ninguna.
Los platos los realizan con productos de temporada. Si no tienen o se les agotan hacen otros igual de naturales. De ahí que usen una pizarra. En aquel momento lo que había era esto…
Y aquí tenemos a la otra Guillermina con una manera completamente diferente en la forma de cocinar.
Nada más señores. Espero que les haya gustado y, si tienen oportunidad, no dejen de visitar dos lugares tan diferentes de la gastronomía asturiana situados en una zona de ensueño.
Asturianosss...va por vosotrosss...
Un placer y…hasta la próxima.
Tenía pensado colocar el hilo en el subforo de gastronomía (al cual irá dentro de unos días), pero después de lo a gusto que he estado y del trato recibido en la Quedada Asturiana, me decido a colocarlo en el General como homenaje a unos foreros de una tierra que, siempre que uno tiene el placer de visitar, por unos motivos u otros, me ha tratado de maravilla y nunca me ha dejado indiferente.
El pasado otoño tuve la gran suerte (y digo esto porque cada vez tenemos menos ratos para disfrutar sin los “abejarucos”) de escaparme con mi esposa y unos amigos hasta Arenas de Cabrales, pueblo situado en la provincia de Asturias y uno de mis mejores recuerdos de mi juventud, puesto que hace más de 30 años estuve allí con mi amigo del reportaje y otro más y lo pasamos realmente bien haciendo treeking por esa zona (Diosssss…qué tiempossss).
Realicé las típicas fotos que se hacen en estos casos y alguna más con el reloj que llevaba en ese momento, con la intención de colgar un hilo en el foro pero, por desgracia, extravié la tarjeta de memoria de la cámara. Peeeeerooo ordenando cosas y haciendo limpieza, hete aquí que…voilà, apareció.
Así que, una vez recuperadas las fotos y filtradas, os presento dos lugares de esa zona que creo son muy interesantes de visitar (sobre todo por sus paisajes) gastronómicamente hablando.
Uno de ellos por su historia en ese pueblo y el otro por ser una novedad en la cultura gastronómica y el buen tratar a los productos ecológicos. Los “Guillermina”.
Nos alojamos en la parte alta del pueblo de Arenas de Cabrales, en un alojamiento rural con varias casas de diferentes tamaños llamada “El Ardinal”…
cuyas vistas al amanecer son espectaculares.
... ...
Lástima del frío mañanero asturiano porque, aún siendo del norte y con ese sol engañoso, no había quien aguantase desayunando en la terraza.
Lo que se ve debajo es el pueblo de Arenas de Cabrales.
El desayuno…como todo en Asturias. A tope para un día movido.
Posteriormente nos decidimos a subir hasta el pueblo de Bulnes. Cuando éramos jóvenes nos quedamos con las ganas, por prudencia,ya que solo se podía subir andando y desconocíamos si nos daría tiempo a bajar o temíamos que un cambio repentino del tiempo nos obligase a permanecer aislados.
Pero ahora ya, con la experiencia de los años y veteranía, no lo dudamos y…”parriba”.
Ah, pero qué esperábais, qué lo hubiésemos hecho andandooo?... ¡por favorrrr!.
Y en dos minutos en la puerta y preparados para el disfrute.
Una vueltecita por el pueblo…
Éstas son las auténticas reinas de este terreno.
Una vez dado el paseo me dirijo por un camino de cabras (muy típico de la zona) al mirador del Naranjo de Bulnes.
Desde la subida podemos observar los dos barrios. El de abajo que es el más turístico y concurrido por ser el más cercano a la llegada del teleférico y estar en la ruta hacia el mirador, y el de arriba, el cual se encuentra algo más aislado del turismo (se puede ver a lo lejos en el alto).
Y ya en el mirador unas preciosas vistas del Picu Urriellu en un magnífico día.
Ya de regreso vamos perfilando la recuperación…
…y, de paso, me hago una idea de como me quedaría el Hulk.
Decidimos quedarnos a reponer fuerzas después de la dura ascensión desde Arenas y es de visita obligada la casa de toda una institución en Bulnes…
Esta señora creo recordar que tiene cerca de 90 años y ahí sigue, al pie del cañón.
Así que nos adentramos en su local y comimos lo que ha hecho famosa a esa casa…
Terriblemente bueno todo. Las fabes con un poder calórico, a la vez que calorífico, brutal.
Y, cómo no, amablemente nos permitió fotografiarnos con ella. Todo un placer.
Posteriormente regresamos al hotel a descansar de “la paliza” que nos dimos en la ascensión a Bulnes y, por la noche, nos diirigimos a cenar a un “chigre” que, según tengo entendido, es una tipica taberna asturiana.
A la que vamos nos la han recomendado por ser la ganadora de ese tipo de locales de Asturias. Comida ecológica y rutas por una vaquería para ver como se realizan ciertas tareas ganaderas de la zona. Ideal para ir en familia con niños pequeños.
Se encuentra muy cerca de Arenas de Cabrales, pero para llegar de noche la carretera no es apta para cobardes. Da miedo.
El pueblo tiene un mirador fantástico de los Picos de Europa del que, lamentablemente, no pudimos disfrutar.
El nombre del local no augura nada bueno…
…pero la sorpresa que nos llevamos fue increíble. Todo, absolutamente todo lo que comimos estuvo delicioso. Y nada caro.
Boronu. Como una morcilla de maiz.
Tortos con picadillo prácticamente desgrasado (los tortos son como unas patatas infladas).
La sidra, ecológica y deliciosa, continuamente tirada por uno de los propietarios.
Cordero a la sidra. Tiernísimo.
Siento no haber podido fotografiar las albóndigas caseras. No me dió tiempo a coger la cámara. Si lo hago no las pruebo.
Queso de cabrales de untar con membrillo y miel. Exquisito. Tardaré en probar algo similar.
No recuerdo su nombre. Era una especie de madalena tiernísima bañada en chocolate caliente.
Y, cómo no, orujo de sidra con el café. Ya veis la hora en el reloj. Prisa ninguna.
Los platos los realizan con productos de temporada. Si no tienen o se les agotan hacen otros igual de naturales. De ahí que usen una pizarra. En aquel momento lo que había era esto…
Y aquí tenemos a la otra Guillermina con una manera completamente diferente en la forma de cocinar.
Nada más señores. Espero que les haya gustado y, si tienen oportunidad, no dejen de visitar dos lugares tan diferentes de la gastronomía asturiana situados en una zona de ensueño.
Asturianosss...va por vosotrosss...
Un placer y…hasta la próxima.