Jose Perez
De la casa
Sin verificar
El hecho es que, se queden obsoletos o no, hay muchísima gente dispuesta a gastarse quinientos euros en un reloj inteligente. La mayoría de esas personas nunca se gastarían quinientos euros en un reloj clásico.
Sólo ese hecho debería hacer reflexionar a la industria relojera tradicional antes de que vuelva a recibir un golpe como el de la crisis del cuarzo que terminó cuando la mayoría de empresas de relojería aceptaron que habían perdido la batalla y que debían unirse al enemigo al que no podían vencer. Hasta el punto de que nueve de cada diez relojes de los que se venden en la actualidad son electrónicos.
Y el que piense que la salvación de la industria relojera con el volumen que la conocemos pasa por la venta minoritaria de relojes de varios miles de euros, EMO, tiene una visión muy limitada de la realidad.
Sólo ese hecho debería hacer reflexionar a la industria relojera tradicional antes de que vuelva a recibir un golpe como el de la crisis del cuarzo que terminó cuando la mayoría de empresas de relojería aceptaron que habían perdido la batalla y que debían unirse al enemigo al que no podían vencer. Hasta el punto de que nueve de cada diez relojes de los que se venden en la actualidad son electrónicos.
Y el que piense que la salvación de la industria relojera con el volumen que la conocemos pasa por la venta minoritaria de relojes de varios miles de euros, EMO, tiene una visión muy limitada de la realidad.