tocino
Baneado
Sin verificar
He de decir que su único significado es SALERO (recipiente) y que pensaba que esta acepción era más conocida que la más conocida [sic]. Así lo trae el diccionario de doña María Moliner, eso sí: con letra pequeña y añadiendo que es término alavés. Lo mismo dice la última edición del DRAE, que no quita ni pone, ni limpia ni fija... Don Julio Casares, en el Ideológico, no trae nada: era precavido; sin duda temía que lo tacharan de grosero. La Larús repite a doña María. Don Manuel Seco, en el suyo de dudas, ni lo asoma; lo mismo que el panhispánico, que acepta auténticas memeces que de aquí a poco serán palabras muertas y se niega a acoger a la que nos ocupa (y preocupa, las cosas como son). Don Ramón Menéndez Pidal, ni en su Gramática Histórica, ni en Orígenes..., ni en su Crestomatía se ocupa del potorro. Tampoco don Vicente García de Diego. De los clásicos, se me ocurre que pudiera usarlo Samaniego en el Jardín de Venus, no lo sé porque no lo tengo a mano, pero cosas por el estilo no faltan . Si el amable forero lee las poesías goliardescas medievales, se encontrará, no con potorros, sino con cosas más gruesas. Y en los cancioneros del XV verá y leerá lo que no imaginaba ver ni leer. La Carajicomedia lo hará enrojecer. Y el Cancionero de burlas provocantes a risa, ni te digo.
Don Camilo ya es otra cantar, menos pacato y más leído que mi detractor, atraído sin duda por la explosión gozosa de las oclusivas, el regodeo de la rr vibrante, y las tres oes (esto es más cosa de Froid) que piden guerra, le dedica al palabro un erudito y bien trabado artículo en su Diccionario Secreto, modelo de buen hacer filológico y fuente de contento para el lector.
Que el forero en cuestión no encuentra la gracia en mis posts (o como se escriba) no debe sorprenderlo: nadie la encuentra, ni yo pretendo ponerle sal a lo que escribo (para lo que necesitaría - ¡vaya por Dios! -un potorro). Sí es cierto que soy grosero y maleducado, aunque no por haber sido mal educado, sino por las malas compañías de las que me rodeé a partir de los tres años. Y si me conociera a fondo, vería que soy mucho peor de lo que aparento.
Detrás de Tocino solo se esconde Tocino, aprendiz de todo y maestro de nada, que ni patrocina, ni manda, ni, corta, ni trincha, ni ganas que tiene.
En cuanto a mi más que merecido baneo, el primero en comprenderlo y sentirlo sería yo; que haga el jefe lo que considere oportuno, pero dos velas negras le han de caer...Y de propina, decir que su sinónimo (el de potorro) chocho (no en la acepción potorresca de salero, claro) quiere decir altramuz, y con ese sentido lo emplea Góngora en una letrilla que bien conocerá el quídam en cuestión, persona sutil y cultivada cual azanoria de la huerta. Y todo esto por un salero. ¡Señor, Señor!
Por cierto, he de decir que ni conozco a Tocino ni ganas que tengo, me da que tiene que ser un cerdo.
Don Camilo ya es otra cantar, menos pacato y más leído que mi detractor, atraído sin duda por la explosión gozosa de las oclusivas, el regodeo de la rr vibrante, y las tres oes (esto es más cosa de Froid) que piden guerra, le dedica al palabro un erudito y bien trabado artículo en su Diccionario Secreto, modelo de buen hacer filológico y fuente de contento para el lector.
Que el forero en cuestión no encuentra la gracia en mis posts (o como se escriba) no debe sorprenderlo: nadie la encuentra, ni yo pretendo ponerle sal a lo que escribo (para lo que necesitaría - ¡vaya por Dios! -un potorro). Sí es cierto que soy grosero y maleducado, aunque no por haber sido mal educado, sino por las malas compañías de las que me rodeé a partir de los tres años. Y si me conociera a fondo, vería que soy mucho peor de lo que aparento.
Detrás de Tocino solo se esconde Tocino, aprendiz de todo y maestro de nada, que ni patrocina, ni manda, ni, corta, ni trincha, ni ganas que tiene.
En cuanto a mi más que merecido baneo, el primero en comprenderlo y sentirlo sería yo; que haga el jefe lo que considere oportuno, pero dos velas negras le han de caer...Y de propina, decir que su sinónimo (el de potorro) chocho (no en la acepción potorresca de salero, claro) quiere decir altramuz, y con ese sentido lo emplea Góngora en una letrilla que bien conocerá el quídam en cuestión, persona sutil y cultivada cual azanoria de la huerta. Y todo esto por un salero. ¡Señor, Señor!
Por cierto, he de decir que ni conozco a Tocino ni ganas que tengo, me da que tiene que ser un cerdo.