Perdóname Padre porque he pecado. He pecado al haber perdido la fe tras el quinto del sábado. Durante horas llegué a pensar que todo lo que había visto hasta ese momento era ilusión, destellos de un gran piloto en cuesta abajo, incapaz de volver a ganar el mundial. Gracias Padre porque en tu infinita misericordia pusiste ante mis ojos la curva 3 de Montmeló. Imploro el perdón de mis pecados apelando a la magnanimidad del Padre. Amen.
Coñas aparte, menudo carrerón, de Alonso y especialmente de Ferrari. Alonso fue un martillo pilón, con un conducción perfecta sin el más mínimo error, pero Ferrari pilló a todos con el paso cambiado al diseñar una carrera a cuatro paradas. En planteamiento fue: En lugar de cuidar los neumáticos, vamos a reventarlos. Las cuatro paradas permitieron que Alonso fuera cerca del 100% en casi todo momento y eso quedó reflejado en las diferencias con el resto. Las cuatro paradas no las esperaba nadie en condiciones normales. Buena prueba de ello fue la carita de Kimi, poco contento con las tres paradas y la precoz llamada a boxes de Webber diciendole que iban a hacer algo distinto (lo que indica que Vettel iba a tres paradas). Red Bull no supo lo que pasaba hasta bien entrada la carrera, que ya es raro porque suelen leer estas cosas al vuelo, llamaron tarde a Vettel y perdió la posición con Massa.
Inmediatamente después, como bien apunta el Sr Wallabee, Red Bull se convirtió en un coro de plañideras con Pirelli como origen de sus males. Horner dijo que tanta parada confundía al espectador que no podía seguir bien la carrera, Vettel que no rodaban al límite del coche sino al límite de los neumáticos y un supuesto tweet de Marko decía que más que una carrera de coches aquello era un recorrido en autobús por la cantidad de paradas que hacían. El único problema de tanta queja es que Pirelli parece acusar recibo del mensaje. Paul Hembery dijo que cuatro paradas en Montmeló era muchas, que dos o tres era preferible. Mal huele la cosa, especialmente después de ver la enésima desintegración de un neumático en carrera, el agujero en la banda de rodadura de Checo Pérez,
y el "pinchazo lento" (grieta en la banda de rodadura según otros) de un neumático trasero de Alonso que le obligó a adelantar la cuarta parada. A pesar de todo Eric Boullier, director deportivo de Lotus, trató de cerrar bocas al declarar: "El problema no son los neumáticos. Si nuestro coche puede hacerlo
[cuidarlos y acabar segundos con tres paradas] es porque hicimos algo en el coche para que fuera capaz de hacerlo".
Ahora bien, después de tanta euforia y de mi vuelta a la verdadera fe, tenemos por delante un prueba difícil: Mónaco. Montecarlo es un circuito de tracción, sin curvas rápidas ni grandes frenadas exigentes para el neumático, salvo quizás la chicane a la salida del túnel. Un circuito sin muchos desgaste en el que es imposible adelantar por mucho DRS que pongan, es un circuito 100% Red Bull. Ferrari tendrá que ponerse las pilas y cambiar el setup del coche a uno más orientado a la calificación, pensando que en Mónaco el sábado es determinante para el domingo.
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