Desde muchacho (a los 15, cuando me regalaron mi primer reloj, un Roamer de remonte manual) detesté las correas de piel por el riesgo que suponían para el reloj al quitarlo o devolverlo a la muñeca, cosa que había que hacer con mucha frecuencia en esos años, cuando los relojes resistentes al agua no eran frecuentes y hasta el simple lavarse las manos era problemático.
Aún recuerdo la molestia que me provocaba ponerme el reloj en la muñeca y apretar la correa contra el pecho para que el reloj no se cayera (si estaba de pie) o apoyar el reloj en la pierna (si estaba sentado) para hacer la maniobra... un verdadero engorro.
Y, por supuesto... ni hablar de quitarse el reloj caminando porque eso era un "relojicidio".
Y también recuerdo la sensación de libertad que sentí cuando mi madre me regaló un brazalete Fixoflex (extensible por medio de innumerables resortes diminutos) y me olvidé de las malditas correas de cuero que había usado hasta ese momento.
Ese brazalete era como éste metálico que se ve en la foto (¿pedida prestada?.. ¿robada? al foro HR)
Esos brazaletes tenían el inconveniente de ser una perfecta depiladora de muñecas...
Pero ante la falta de mallas con cierre genéricas (como hoy hay en abundancia) la seguridad para el reloj que aportaban esos armis Fixoflex los hacían imbatibles.
No soy amigo de los relojes de pulsera de vestir...
Y si alguna vez se da la hipotética circunstancia de verme forzado a usar un reloj de vestir, me decidiré por llevar el Ulysse Nardin de bolsillo que heredé de mi padre con su correspondiente leontina (que también conservo) pero no me veo jamás a futuro usando un reloj con correa de cuero o nato o cosa similar que requiera hebilla y clavillo.
En mi opinión el armis, brazalete, malla (o como se lo quiera llamar) debe ser metálico.
Un saludo
Jorge Aldao