Catilina
Milpostista
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Para tomar vacaciones a mi mujer le encanta viajar a lugares nuevos, mientras que a mí me gusta ir donde conozco bien a la gente y los sitios, donde sé que estaré a gusto y podré descansar y relajarme.
Hace años tomamos la decisión de aprovechar los viajes de trabajo, que por desgracia tengo que hacer con frecuencia, para quedarnos unos días después y visitar los lugares interesantes de la zona, así hemos conocido sitios maravillosos como las Galápagos, Iguazú, Machu Picchu...
Pero a cambio un par de veces al año nos iríamos a un hotel en Almería, en Las Negras, que visito desde hace muchos años, donde me relajo y donde me concentro para las cosas importantes: en el hotel Calagrande terminé mi último libro, planificamos y estructuramos el inicio de actividades de nuestra empresa en Hispanoamérica y así hasta mil. La gente, los restaurantes, todo me resulta amigable, conocido y me ayuda a centrar la cabeza, algo que no me resulta fácil, pues como muchos pequeños empresarios los mil frentes nos llevan a una permanente multitarea que lo impide.
El domingo llegué de trabajar en Euskadi y ayer salimos para Las Negras, llegamos al Calagrande, desde donde os escribo, para la cena, casi cerrando. Y mientras cenábamos en la mesa de al lado había otros dos comensales que me sonaba haber visto antes por aquí, por lo que supuse que eran clientes habituales como yo.
El caso es que miré la muñeca de uno de ellos (qué os voy a contar, el agotamiento no desconecta el radar relojil) y vi un Speedy, buen gusto sin duda, pero además llevaba una correa que le quedaba muy bien, me pareció un Hirsch Liberty, que yo puse al Seiko Flightmaster automático hace un tiempo, pero que no me terminaba de convencer, sin embargo al Speedy le quedaba fantásticamente.
¿Era cosa del reloj o quizá era otra correa de más empaque?
Tal vez el agotamiento me había gastado el tacto y/o la verguenza, pero cuando se levantaban para irse me acerqué a preguntárselo: Sí, era una Hirsch, después de saciada la curiosidad llegó la vergüenza, "discúlpame, es que soy muy friki de los relojes", el acompañante de mi interlocutor "pues como él", yo "¿No serás forero de RE?", "Sí, Jero", "¡Ondia! Yo soy Catilina."
Y mira tú por dónde, he conocido en persona a un compañero de por aquí, que además resulta que uno de los responsables de este lugar maravilloso en el que tan bien me siento y que tantas cosas me ha ayudado a llevar a cabo. Mola, mola mil ::
Gracias Jero porque además de Relojes Especiales se necesitan Sitios Especiales y por aguantar educadamente la impertinencia de abordarte tras la cena. Ahora venir a Almería será un doble placer.
Y para que esto tenga un poco de chicha relojeril dejo una foto de los relojes que nos acompañan a mi mujer y a mí en esta escapada almeriense, foto desde la habitación con día lluvioso, pero no malo, porque cualquier día que uno pueda ver estando en un Spa en su terraza es uno de los buenos
Hace años tomamos la decisión de aprovechar los viajes de trabajo, que por desgracia tengo que hacer con frecuencia, para quedarnos unos días después y visitar los lugares interesantes de la zona, así hemos conocido sitios maravillosos como las Galápagos, Iguazú, Machu Picchu...
Pero a cambio un par de veces al año nos iríamos a un hotel en Almería, en Las Negras, que visito desde hace muchos años, donde me relajo y donde me concentro para las cosas importantes: en el hotel Calagrande terminé mi último libro, planificamos y estructuramos el inicio de actividades de nuestra empresa en Hispanoamérica y así hasta mil. La gente, los restaurantes, todo me resulta amigable, conocido y me ayuda a centrar la cabeza, algo que no me resulta fácil, pues como muchos pequeños empresarios los mil frentes nos llevan a una permanente multitarea que lo impide.
El domingo llegué de trabajar en Euskadi y ayer salimos para Las Negras, llegamos al Calagrande, desde donde os escribo, para la cena, casi cerrando. Y mientras cenábamos en la mesa de al lado había otros dos comensales que me sonaba haber visto antes por aquí, por lo que supuse que eran clientes habituales como yo.
El caso es que miré la muñeca de uno de ellos (qué os voy a contar, el agotamiento no desconecta el radar relojil) y vi un Speedy, buen gusto sin duda, pero además llevaba una correa que le quedaba muy bien, me pareció un Hirsch Liberty, que yo puse al Seiko Flightmaster automático hace un tiempo, pero que no me terminaba de convencer, sin embargo al Speedy le quedaba fantásticamente.
¿Era cosa del reloj o quizá era otra correa de más empaque?
Tal vez el agotamiento me había gastado el tacto y/o la verguenza, pero cuando se levantaban para irse me acerqué a preguntárselo: Sí, era una Hirsch, después de saciada la curiosidad llegó la vergüenza, "discúlpame, es que soy muy friki de los relojes", el acompañante de mi interlocutor "pues como él", yo "¿No serás forero de RE?", "Sí, Jero", "¡Ondia! Yo soy Catilina."
Y mira tú por dónde, he conocido en persona a un compañero de por aquí, que además resulta que uno de los responsables de este lugar maravilloso en el que tan bien me siento y que tantas cosas me ha ayudado a llevar a cabo. Mola, mola mil ::
Gracias Jero porque además de Relojes Especiales se necesitan Sitios Especiales y por aguantar educadamente la impertinencia de abordarte tras la cena. Ahora venir a Almería será un doble placer.
Y para que esto tenga un poco de chicha relojeril dejo una foto de los relojes que nos acompañan a mi mujer y a mí en esta escapada almeriense, foto desde la habitación con día lluvioso, pero no malo, porque cualquier día que uno pueda ver estando en un Spa en su terraza es uno de los buenos